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La lucha de una presa política filipina por despedirse de su bebé fallecido

Un tribunal filipino ha concedido finalmente permiso a la joven prisionera política Reina Mae Nasino para despedirse de su bebé fallecido, tras una lucha jurídica, en prisión y en la calle.

Movilización por la joven madre prisionera. (KAPATID)

La filipina Reina Mae Nasino, presa política de 23 años, ha obtenido un permiso para acudir al funeral de su bebé de 3 meses, que falleció de neumonía el pasado 9 de octubre, después de meses de lucha en los tribunales para estar cerca de su hija, nacida en julio muy débil de salud.

El Tribunal de Primera Instancia Regional de Manila ha concedido una licencia de 3 días a la activista para que pueda asistir al velatorio y entierro de su bebé, River, entre el 14 y el 16 de octubre, el permiso a un preso político más largo concedido hasta la fecha, según la Unión Nacional de Abogados del Pueblo (NUPL, en inglés).

«Si se permiten esas licencias a grandes nombres de la política, se debería conceder lo mismo a una madre en duelo cuyo único deseo poder ver a su bebé fallecida», señaló hoy en un comunicado Fides Lim, portavoz de Kapatid, organización de familiares de presos políticos.

Sin embargo, Nasino no obtuvo permiso para salir antes de la prisión para visitar a su hija cuando ésta había sido ingresada en el hospital por complicaciones provocadas por una neumonía.

Nasino pasó casi todo su embarazo en la cárcel de Manila y solo pudo salir para dar a luz el 1 de julio en el Hospital Fabella, cuando River nació con solo 2,4 kilogramos de peso, y pudo ocuparse del bebé en una celda especial hasta el 13 de agosto, después de que un tribunal decidiera que la prisión no disponía de medios suficientes para el cuidado de River.

Los jueces denegaron todos los recursos presentados tanto para que Reina y River pudieran estar juntas en prisión, como para conceder una libertad bajo fianza a la madre.

Nasino fue detenida en noviembre de 2019 junto con otros 60 activistas de izquierda, acusada de posesión ilegal de armas y explosivos, aunque la defensa alega que los artefactos fueron colocados por la policía en el momento del arresto y que los cargos contra ella son «fabricados».

Más de 600 presos políticos

La activista está presa a la espera de juicio, como la mayoría de los más de 600 presos políticos que hay en las cárceles filipinas, a pesar de los esfuerzos de Kapatid y de otras organizaciones por pedir su liberación durante la pandemia por razones humanitarias, peticiones que de momento no han sido atendidas.

Del total de presos políticos, 100 son mujeres, 47 son de edad avanzada y 63 están enfermos.

«Los tribunales le fallaron varias veces: cuando no desestimaron el caso fabricado y sin fundamento presentado en su contra, cuando no buscaron la intervención de la Corte Suprema para la liberación de los presos con mayor riesgo de contagio de covid-19, cuando le permitieron quedarse con su hija para que pudiera cuidar de ella», indicó Lim.

El caso de Nasino ha abierto un debate interno dentro del Supremo acerca del papel que el alto tribunal debe jugar a la hora de proteger los derechos de los presos y los casos en los que se pueden aplicar libertades condicionales por razones humanitarias.

Las prisiones de Filipinas son las más congestionadas del mundo, exceden en un 500 % su capacidad, y en ellas los reclusos viven hacinados en celdas sin apenas ventilación, por lo que son un peligroso foco de contagios de covid-19.