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La UE insta a Londres a seguir negociando pese a discrepancias «demasiado grandes»

Los líderes de Gobierno y Estado de la Unión Europea han instado a Gran Bretaña a seguir negociando en las próximas semanas los términos de la futura relación a pesar de constatar que aún les separa una distancia «demasiado grande» en las cuestiones clave. A la vez, aconsejan ir preparando un posible fracaso de la negociación. Londres se ha mostrado decepcionado.

Sala de la cumbre de jefes de Gobierno y Estado de la UE. (Yves HERMAN/AFP)

La distancia que separa a la Unión Europea del Gobierno británico sobre los tres asuntos claves para la futura relación tras el Brexit –las garantías para asegurar una competencia justa entre las empresas comunitarias y británicas, la gobernanza del futuro acuerdo y la pesca– sigue siendo demasiado grande para un acuerdo, según han constatado los Veintisiete en la primera jornada de la cumbre en Bruselas.

Aun así, han emplazado a Londres para que siga negociando en las próximas semanas.

El negociador europeo, Michel Barnier ha insistido en la importancia de contar con garantías para asegurar la competencia justa. A Bruselas le preocupa que Gran Bretaña modifique sus estándares sociales, medioambientales o sobre ayudas de Estado y que, de ese modo, las empresas británicas tengan ventajas de las que no pueden disfrutar las firmas asentadas en los Veintisiete.

Sobre la pesca, Londres pretende restringir el acceso de los pescadores europeos a sus aguas y Bruselas mantenerlo como en la actualidad.

El negociador de la UE ha afirmado que se puede hacer «un esfuerzo razonable» para lograr un acuerdo pesquero pero ha añadido que debe pasar «por un acceso a las aguas recíproco y estable»

Este tema, en el que algunos socios comunitarios podrían ceder, es en cambio vital para otros con mayor actividad pesquera en aguas británicas.

A pesar de constatar las grandes discrepancias, los líderes europeos han tratado presionar a Londres para continuar las conversaciones la próxima semana en la capital británica, y lograr un acuerdo aunque «no a cualquier precio».

«Lo que he propuesto al equipo británico es negociar intensivamente en el poco tiempo que nos queda para lograr, en torno a finales del mes de octubre, el acuerdo que deseamos, no a cualquier precio, pero el acuerdo que deseamos y que los dirigentes europeos desean».

Prepararse para el «no acuerdo»

Pero a la vez, han pedido a los Estados miembros, instituciones europeas y otros actores que se preparen también para el escenario de un fracaso y una salida definitiva sin acuerdo el 31 de diciembre, cuando expire el periodo de transición.

De hecho, el Gobierno británico ha respondido que está «decepcionado». Su negociador, David Frost, se ha mostrado «sorprendido porque la UE no se comprometa a trabajar de manera más intensiva».

Antes de la cumbre, la canciller alemana, Angela Merkel, reiteró que el acuerdo tiene que ser justo para ambas partes y no debe alcanzarse «a cualquier precio».

El presidente francés, Emmanuel Macron, anticipó incluso un fracaso en las negociaciones y aseguró que «si no se encuentran buenos términos al final de la discusión, estamos preparados para un no acuerdo para la relación futura». Macron subrayó que los pescadores «no serán los sacrificados de este Brexit».

Por su parte, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, ha insistido en que Gran Bretaña debe aplicar por completo el acuerdo de salida de la UE sin renegociar las cláusulas «y punto final», en alusión a la ley diseñada por Londres para eludir el cumplimiento de parte del pacto en la frontera norirlandesa.

Johnson había fijado el 15 de octubre como fecha límite para que los británicos llegaran a un acuerdo.
Las dos partes se acusan mutuamente de dejar que corra el tiempo con el riesgo de un «no acuerdo» potencialmente devastador para sus economías, ya debilitadas por la pandemia.

El acuerdo debe cerrarse mucho antes de fin de año, en las próximas semanas, para que entre noviembre y diciembre se lleve a cabo la ratificación parlamentaria del convenio en Gran Bretaña y la Unión Europea, de forma que el pacto pueda entrar en vigor el 1 de enero, cuando habrá concluido la transición del Brexit.

Retraso en los objetivos para reducir gases de efecto invernadero

Por otro lado, los jefes de Estado y de Gobierno han aparcado hasta diciembre el debate sobre si el bloque debe elevar la meta de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero para 2030 desde el 40% fijado en la actualidad hasta el 55% que propone la Comisión Europea, con respecto a los niveles de 1990. El Parlamento Europeo llega a plantear un 60%.