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La pugna por la presidencia de EEUU se traslada al Pentágono

Con el Departamento de Justicia federal echando humo después de que Trump ordenara a los fiscales investigar las supuestas irregularidades electorales, la batalla se traslada al Pentágono. La Casa Blanca ha aupado a sus más incondicionales al Departamento de Defensa tras el malestar por la destitución de su titular, Mark Sper. Mientras, Biden avanza que podría revertir el repliegue de soldados estadounidenses de Alemania.

El destituido jefe del Pentágono, Mark Esper.(Olivier DOULIERY/AFP)

El presidente saliente de EEUU ha colocado en el Pentágono a tres de sus incondicionales, desmembrando así la cúpula civil del Departamento de Defensa después de la destitución de su titular, Mark Esper.

Las tres nuevas designaciones aprovechan la «renuncia» de tres altos cargos, concretamente del subsecretario en funciones de Defensa para Política, James Anderson; del subsecretario de Defensa para Inteligencia y Seguridad, el vicealmirante retirado Joseph Kernan; y de la jefa de Gabinete de la Secretaría de Defensa, Jen Stewart.

La Casa Blanca ha asegurado que Anderson, Kernan y Stewart presentaron sus cartas de renuncia, aunque la del segundo, matiza, era algo «planeado desde hace meses».

Sin embargo, varios medios insisten en que Anderson, quien trabajó para la Administración de George W. Bush (2001-2009), ha sido despedido tras una relación «tumultuosa» con la Casa Blanca. Según ‘Foreign Policy’ , el ya exsecretario de Defensa para Política había rechazado varios nombramientos por parte de Trump.

En su carta de dimisión, Anderson lanza un dardo a Trump y a su campaña de deslegitimación de las elecciones y a sus correspondientes purgas en los distintos departamentos de su Administración. «Ahora, como siempre, nuestro éxito a largo plazo depende de la adhesión a la Constitución de EEUU, que todos los funcionarios públicos juran defender», se despide.

Un islamófobo conspiranoico

Su sustituto será el general de brigada retirado Anthony Tata. Asiduo comentarista político para la cadena de televisión Fox News, en verano tuvo que renunciar a ocupar cargos en la cúspide del Pentágono después de que salieran a la luz una serie de mensajes islamófobos en sus redes sociales.

Adepto a las teorías conspirativas, Tata calificó el islam de «religión violenta y opresiva», y acusó al expresidente Barack Obama de ser un «líder terrorista», y un «candidato de Manchuria», en referencia a la novela de Richard Condon de 1959, que cuenta la historia de un veterano de la guerra de Corea que está a punto de convertirse en presidente de EEUU, siendo además un espía de la URSS.

El vicealmirante retirado de la Marina Joseph Kernan será reemplazado por el subsecretario interino de Defensa para operaciones especiales y conflictos de baja intensidad, Ezra Cohen-Watnick; mientras que Stewart será sustituida por Kash Patel, quien formaba parte Consejo de Seguridad Nacional. Por su parte, el ya exjefe del Pentágono Esper ha sido sustituido por el director del Centro Nacional de Antiterrorismo, Chris Miller.

El Partido Demócrata ha calificado el despido de Esper de «imprudente» e «infantil», y lo enmarca en la determinación de Trump de llenar de incondicionales las instituciones estadounidenses con el fin de impulsar su campaña de recursos e impugnaciones de los resultados electorales.

Biden da sus primeros pasos

En este contexto, la incipiente Administración en torno al presidente electo, Joe Biden, ha avanzado que podría revertir, siquiera parcialmente, la retirada de 12.000 soldados estadounidenses de Alemania.

La que fuera número tres del Pentágono y favorita para dirigir el Departamento de Defensa durante el nuevo mandato demócrata, Michèle Flournoy, lo predijo en agosto al señalar que «si hay una nueva Administración la prioridad será reexaminar la posición militar de EEUU en el mundo».

Flournoy, a la que la derrota de Hillary Clinton en 2016 impidió convertirse en la primera mujer en dirigir al mayor Ejército del mundo, insistió en que el repliegue «no tiene ningún sentido y va en contra de los intereses estratégicos de EEUU y de nuestras relaciones con la OTAN».

Precisamente el anuncio en julio de esa retirada, que no compartía el destituido jefe del Pentágono, marcó el inicio de las discrepancias entre Trump y Esper.

Otra consejera del líder demócrata, Kathleen Hicks, criticó a su vez duramente el plan de repliegue porque «beneficia a nuestros enemigos y va a afectar a la seguridad nacional».

Investigadora del Center for Strategic and International Studies (CSIS), Hicks fue encargada el martes para liderar el equipo demócrata que coordinará el proceso de transición en el Departamento de Defensa.