INFO

El mar separa Londres y Bruselas

Ursula von der Leyen ha destacado avances en algunos de los aspectos de la negociación sobre el Brexit. Sin embargo, la pesca se mantiene como «el punto más difícil» y es que Boris Johnson se aferra a uno de sus últimos cartuchos: un rico caladero que Bruselas necesita.

Puerto de Bridlington, en el noreste de Inglaterra. (Oli SCARFF / AFP)

La presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen, ha señalado este miércoles que los equipos negociadores europeo y británico han logrado hacer progresos en una de las cuestiones clave aún pendientes para lograr un acuerdo, la de las garantías para una competencia justa para las empresas de ambas partes.

La presidenta alemana también ha señalado que se ha acordado un mecanismo de no regresión para garantizar que ninguna de las partes retrocede respecto a las normas que están fijadas en la actualidad. Pese a estos progresos, Von der Leyen ha reconocido que continúa pendiente la cuestión de cómo garantizar la libre competencia a futuro.

En este sentido, Von der Leyen ha subrayado que los asuntos relacionados con la gobernanza del futuro acuerdo y el mecanismo para la resolución de disputas, que en su momento fueron de los más espinosos, «ya están prácticamente resueltos», pero ha admitido que la discusión en pesca «es todavía muy difícil»

La pesca no alcanza el 0,1% del PIB del Reino Unido y, sin embargo, se ha convertido en uno de los grandes puntos de discordia en las negociaciones entre Londres y Bruselas para definir la era postBrexit. Entonces, ¿por qué lo que parece un dato poco relevante se pude convertir en la clave para hundir las negociaciones?

Y es que la pesca es uno de los pocos salvavidas que le quedan a Boris Johnson, ya que la Unión Europea quiere algo que, por ahora, pertenece al mandatario británico.

Lo que está en juego es cerca del 15% del total de la pesca europea, según un estudio encargado por la Eurocámara en 2019, precisamente a raíz del Brexit. Durante el año pasado, la UE de los 27 se llevó un 57% del producto pescado, frente al 43% de los pescadores británicos. Y el 1 de enero, día 0 del Brexit, si no hay acuerdo, los barcos europeos no podrán acceder a la Zona Económica Exclusiva británica, la cual se extiende 200 millas náuticas (unos 370 kilómetros) desde la costa británica. Por cierto, el premier británico ya ha anunciado que los buques de la Marina británica «protegeran las fronteras» tanto en el Mar de Irlanda como en el Canal de la Mancha si no hay acuerdo.

La UE apuesta por sostener un acuerdo similar al sistema de cuotas que rige a día de hoy. Londres, al contrario, busca recuperar el control e implantar un régimen parecido al noruego, que negocia de año en año las capturas de las flotas de la UE en sus aguas. El pastel a repartir, en total, suponen unos 650 millones de euros. Lo dicho, un clavo ardiendo al que se agarra Johnson.

Pero el mar también separa Edimburgo y Londres

Sin embargo, la cara B de las negociaciones afecta a la relación entre los gobiernos de Edimburgo y Londres, con un segundo referéndum sobre la independencia rondando toda discusión y la opción independentista en máximos históricos tras 16 encuestas consecutivas que le otorgan mayoría.

Una investigación reciente de la Royal Society of Edinburgh encontró que la pesca tiene una importancia social, económica y cultural mucho mayor para Escocia que en relación con el resto del Reino Unido. Escocia tiene solo el 8,4% de la población del Reino Unido, pero desembarca en sus puertos más del 60% de la captura total en las islas, y el mercado de la UE es esencial para sus barcos, mientras que los barcos ingleses representan el 28%.

Las aguas que rodean Escocia son algunas de las más ricas de Europa. Y Bruselas lo sabe. La pesca es un pilar económico en partes del noreste de Escocia y a lo largo de la espectacular costa oeste, con importantes mercados de pescado en lugares como Aberdeen y Mallaig. Pescados y mariscos como arenque, cangrejo, langosta, eglefino y bacalao se desembarcan en puertos como Peterhead, el mayor puerto de pescado blanco de Europa, Fraserburgh, el mayor puerto de mariscos de Europa, Stornoway, Lerwick y la turísitca Oban.

Es cierto que ha habido una disminución a gran escala en el empleo en la industria pesquera dentro de Escocia, debido inicialmente a la adhesión del Reino Unido al Mercado Común en la década de 1970 y como consecuencia de la sobreexplotación durante décadas en el Mar del Norte y partes del Atlántico Norte. Para reconstruir las poblaciones, la Política Pesquera Común de la UE impone restricciones sobre el tonelaje total de captura que se puede desembarcar, los días en el mar permitidos y las artes de pesca que se pueden desplegar.

Junto con el declive de la pesca en el mar, las piscifactorías comerciales, especialmente de salmón, han aumentado en importancia en los ríos y los más de 700 lochs (lagos) del norte y oeste de Escocia. Las aguas continentales son ricas en peces de agua dulce como el salmón y la trucha, aunque también aquí se ha producido una disminución de la abundancia durante las últimas décadas.

Von der Leyen, ante este panorama, ha insistido en que Bruselas «no cuestiona la soberanía británica sobre sus propias aguas», pero pide «predictibilidad y estabilidad» para los pescadores comunitarios. La disputa entre Edimburgo y Londres vendrá después.