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Deseos de Dusko Ivanovic para 2021: «Hemos demostrado nuestro deseo de ganar la Euroliga»

Poco dado a los grandes titulares, el técnico ha completado un año en el que se ha erigido en más un héroe romántico que en entrenador, y empujado por su ideal de ganar el siguiente partido a cualquier precio, nadie aspira ya a nada menos que al pleno de ganar ACB, Copa y Euroliga.

Dusko Ivanovic en estado puro, en el partido del pasado martes ante Valencia Basket. (Raúl BOGAJO / FOKU)

¿Dónde está el Dusko Ivanovic adusto de sus primeros tiempos? Ahí sigue, que nadie se lleve a engaño. En los partidos perdidos como ante Maccabi o Zalgiris, el de Bijelo Polje ha hecho gala de sus respuestas cortantes y monosilábicas, sin gastar más saliva que la estrictamente necesaria. Pero por otro lado, este Dusko Ivanovic es otro. Igual de serio, trabajador y exigente, pero que ha añadido a su repertorio una serie de frases dignas de elogio, estudio o estupor, y en el que sus ambiciones ya no se ocultan al trasluz del siguiente partido. Después de ganar por 71-70 a Valencia Basket, remontando una desventaja de hasta 17 puntos, el preparador montenegrino soltó su particular deseo para 2021: «Demostramos nuestro deseo de ganar la Euroliga».

Pocas semanas antes hablaba del deseo del equipo de «ganar las dos competiciones», sin desvelar si era la Liga ACB, la Euroliga o la Copa la que pudiera quedar fuera de la ecuación. O simplemente, que en aquel momento a Dusko se le olvidó la tercera pata de la mesa, y que de haberse acordado, también hubiera ambicionado la tercera.

¿Qué menos se puede esperar de un Ivanovic que retomó la preparación para la «burbuja» de Valencia diciendo que «si no creemos en nuestra posibilidad de ganar la Liga ACB, no vamos a perder el tiempo? «No merece la pena ni que nos preparemos. Nuestro objetivo es prepararnos para ganar la Liga ACB en Valencia», añadía el técnico gasteiztarra, sorprendiendo a propios y extraños, pero lo que es más increíble, cumpliendo con sus objetivos de cabo a rabo, ya que Saski Baskonia se alzaba con el título liguero con aquella canasta ganadora de Vildoza a pase de Polonara, después de levantar dos «match balls» en toda regla ante Unicaja –al que ganó en la prórroga y de puro milagro, ya que los andaluces dispusieron de varios tiros libres para finiquitar el partido– y Valencia Basket –quien tuvo el triple ganador en manos de Jordan Loyd, una de las actuales estrellas de la Euroliga en el Estrella Roja de Belgrado–.

La refundación del carácter

En la campaña 2013/14, un año después de haber destituido a Dusko Ivanovic en los «idus de noviembre», Lamar Odom llegaba a un Saski Baskonia a la deriva, dirigido por un Sergio Scariolo descolocado, incapaz de sacar el máximo de sus capacidades, por limitadas que estas fueran. Josean Kerejeta habló de aquel fichaje como «el primer paso hacia una refundación del club». Quién sabe qué nivel de refundación vivió el club gasteiztarra con la fugaz llegada de Odom, lo cierto es que su rendimiento en la cancha, por toda la voluntad que le echara, fue muy escaso, y unos problemas de espalda, y otros más que llegaron, terminaron con aquel conato de «refundación» por la puerta falsa.

Pasaron años de penuria, hasta que en la campaña 2015/16 y con Velimir Perasovic al frente, con un equipo con Davis Bertans, Mike James y Darius Adams, y la incorporación estelar de Ioannis Bourousis, volvió a una Final Four de la Euroliga. El problema fue que aquella alegría duró demasiado poco. Sito Alonso, y con él, Shane Larkin, Beaubois, Voigtmann y Andrea Bargnani, no terminó de cuajar, y tuvo que ser Pedro Martínez, luego de la fracasada intentona de Pablo Prigioni al frente de la nave baskonista, quien devolviera al Baskonia a una final de la Liga ACB, la primera desde la campaña 2009/2010, aunque el Real Madrid de Luca Doncic y el MVP Rudy Fernández impidiera levantar título alguno aquella campaña 2017/18.

Descabalgado Martínez por Perasovic en la temporada 2018/19, el propio técnico de Split volvía a salir por la puerta falsa en el curso pasado, terminando 2019 con la Tercera Venida de Dusko Ivanovic, cuya errática trayectoria lejos de Gasteiz no le reportó éxitos en forma de títulos, y parecía su estrella extinta, más allá de las chanzas sobre su coleta y demás.

Pero hete acá que, después de caer de paliza ante el Alba Berlín y en Zaragoza, en el que el montenegrino se vio sorprendido por la falta de carácter de sus jugadores, se presentó Dusko Ivanovic con una clara misión. «Estoy muy contento de volver a mi casa, me hacía mucha ilusión y estoy con ganas de trabajar para cambiar esta situación».

Pero su llegada guardaba el primer fogonazo del Ivanovic más poético: «La nostalgia y la esperanza son dos crueles asesinos. Quiero vivir este momento con alegría y entusiasmo y luchar con estos jugadores para hacerlo bien».

Y también el más profético: «Los desafíos siempre me han gustado y espero poder sacar el carácter Baskonia a estos jugadores. Caer es fácil, subir cuesta pero subiremos».

Hoy empieza todo

Y ahí está ahora el cuadro baskonista: con una Liga ACB más en su palmarés, clasificado para la Copa y casi seguro como cabeza de serie, y aunque todavía no está dentro del Top 8 de la Euroliga, sabe cuál es el camino para lograr no solo colarse entre los ocho primeros, sino optar a la llevarse el cetro europeo de Colonia.

«Podíamos haber perdido, pero hemos jugado como teníamos que jugar en la segunda mitad. si alguien no cree en lo que estamos haciendo, será difícil que pueda jugar en mi equipo, pero defendiendo como lo hemos hecho en los dos últimos cuartos, demostramos que podemos ganar la Euroliga».

Fue una pena no haber vivido esa remontada con público en las gradas, porque el ambiente hubiera resultado infernal. Por eso, ahora que las cartas de Ivanovic están, más que nunca, boca arriba, queda que se cumpla su último deseo. «Deseo que nuestra gente pueda ver a estos chicos porque están dando el 100%. Todo esto va a pasar, tendremos que vivir con ello un tiempo más, pero seguro que pasará».