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Mendia no es una torturadora e Iriarte no es de ETA

Parece mentira que haya que decirlo, pero todos sabemos que Idoia Mendia no es una torturadora ni Maddalen Iriarte es de ETA. Las palabras de Mendia sobre la tortura y el fallo del TEDH y de Iriarte sobre la justicia o injusticia de la violencia de ETA han generado una polémica con aroma del pasado.

Maddalen Iriarte (EH Bildu) e Idoia Mendia (PSE).

Empecé a escribir este artículo el sábado, pero desistí. Cuando el enjambre está zumbando, no se puede decir nada. Una vez relajado el enfrentamiento, aunque solo sea por cansancio, creo que haríamos mal en renunciar a intentar sacar algunas conclusiones constructivas.

Creo que ambas declaraciones se sacaron de contexto, en algún caso rozando la manipulación y con una falta de deontología alarmante. Se utilizaron para reforzar posturas polarizadas por intereses ajenos a la deliberación política y a la convivencia. Esta polémica responde a otros intereses, a agendas que buscaban tapar sus miserias y a sus miserables.

En contra de la opinión general, creo que en sus declaraciones, en las verdaderas, existe una base realista sobre la que construir una convivencia sana. No creo que sea viable ni positivo convertir el debate político vasco en un parque temático con apariencia budista pero de naturaleza cínica.

Para evitar debates estériles, me gustaría recuperar las declaraciones de ambas políticas.

EiTB.eus recogía así las palabras de Idoia Mendia: «Preguntada por la condena contra España por parte de Estrasburgo por no investigar suficientemente una denuncia de torturas en 2011, con el actual ministro Marlaska como juez instructor, Mendia ha negado que el Estado tenga una asignatura pendiente con el reconocimiento de la tortura: ‘no, en absoluto. Hay muchos más estados con muchas más condenas por parte de Estrasburgo. España está por debajo de la media. Hay que asumir todas las sentencias. El PSOE asume todas, cuando decretó la Ley de Partidos mientras otros despotricaban pero también cuando ratificó [parece un error; debería ser ‘rectificó’] la Doctrina Parot’. Dice Mendia que ‘no se nos puede dar media lección’ porque ‘yo tengo en mi haber hacer el primer decreto de reconocimiento de víctimas que incluye la tortura’. Grande-Marlaska y los tribunales ‘no son perfectos, reconocen y asumen las sentencias de Estrasburgo’, ha dicho Mendia. ‘Lo importante es que estos casos no se vuelvan a dar’, ha sentenciado Idoia Mendia».

Aquí se puede consultar el audio completo: https://www.eitb.eus/es/radio/radio-euskadi/programas/boulevard/detalle/7785542/idoia-mendia-presupuestos-vascos-salen-mayor-apoyo-ultimos-diez-anos/

En el caso de Iriarte, el extracto de la entrevista del que se sacó el titular que decía «El daño causado por ETA está reconocido; que fuese o no injusto depende de cada relato» era este:

«Pregunta de David Guadilla [en adelante P.] – Pero los acercamientos son constantes, el PSN apoyó el jueves una propuesta para el traslado de los internos navarros a la cárcel de Pamplona... ¿No facilitaría todo que desde el otro lado, los presos de ETA y la propia Bildu mostrasen un rechazo explícito a sus acciones?

Respuesta de Maddalen Iriarte [en adelante R.] – Yo creo que los presos han reconocido el daño causado y se han comprometido de forma absoluta con la no repetición de lo ocurrido. El compromiso de los presos con la pacificación y con la convivencia en Euskadi es muy grande.

P.– ¿Bildu ha hecho ya todo su recorrido ético?

R. – Absolutamente.

P. – ¿Reconocerá Bildu y la izquierda abertzale el daño injusto causado por ETA?

R. – El daño causado por ETA está reconocido.

P. – ¿Y su carácter injusto?

R. – Los términos justo o injusto... Aquí cada uno tendrá su relato que hacer. Si le digo que las declaraciones de Mendia sobre que el Estado español está sobre la media de torturas... ¿Eso era justo o injusto? No me importa. Pero ella implícitamente acepta que la tortura fue sistemática y que ha mirado a otro lado.

P. – ¿Decir, como ha hecho Arnaldo Otegi en una carta enviada a los presos, que Bildu ‘necesita la fuerza y la experiencia de las celdas’ es oportuno?

R. – Bueno, una gran parte de los presos se manifestaron a favor de Bildu y son un activo para la convivencia en este país. Pero puedo entender que haya gente a la que le pueda parecer mejor y a otros peor».

Es cierto que ambas intentan en sus respuestas fundamentar sus posturas históricas, o las de sus bases sociales y sus estructuras, con sus equilibrios, pero ninguna de las dos se quiere quedar ahí

Yo también entiendo que las declaraciones de Mendia sulfuren a los y las torturadas, a sus familiares, a quienes creen que la impunidad en este terreno altera la opción de un debate mínimamente honesto. Esa fue mi primera reacción. Son más de 5.000 torturados acreditados y la sentencia habla  del ministro actual, no de un tiempo remoto. De igual modo, comprendo que la respuesta de Iriarte soliviante a las víctimas de la violencia de ETA, porque la idea de que existan grados de injusticia y diferentes lecturas éticas y políticas sobre lo que hizo ETA, aunque esto sea evidente, interpela a su dolor y reaviva su sensación de desamparo e injusticia.

En el caso de Mendia, renuncia explícitamente a que haya verdad y justicia en torno a la tortura. A día de hoy, a los representantes institucionales del Estado español no se les puede preguntar si su actuación fue justa o injusta, pues siguen negando los hechos. No han reconocido el daño causado y mucho menos han asumido su responsabilidad política. Un acto mil veces más significativo que pedir perdón y solo superable por el compromiso de la no repetición.

Iriarte, tal y como señalaba hace poco Miguel Castells en una entrevista, no puede decir más verdad que la legalmente establecida. Para colmo, es una verdad que sería dolorosa para las víctimas, porque es un hecho cierto que miles de personas apoyaron durante décadas a ETA y justificaron esos atentados. Algunos de ellos, por cierto, intentan borrar ese rastro convertidos en vanguardia de la condena, como se ha visto en redes sociales.

Además, aunque duela, todo el mundo entiende que la muerte es absoluta y los derechos humanos también aspiran a serlo, pero que hasta la ley recoge que la justicia y la injusticia no son absolutas, sino graduales. Eso no evita que hasta en un contexto bélico existan unos códigos éticos, códigos que aquí se han saltado todas las partes. Quién, cuándo y cómo está a debate; qué es más grave también, y ahí estoy de acuerdo con Iriarte.

En todo caso, es cierto que ambas representantes políticas intentan en sus respuestas fundamentar sus posturas históricas, o las de sus bases sociales y sus estructuras, con sus equilibrios, pero ninguna de las dos se quiere quedar ahí. Quieren mirar al futuro, quieren avanzar hacia otra convivencia. Representan a dos sectores que han sido enemigos, hasta el punto de torturarse y matarse mutuamente, pero que han logrado dar pasos hacia un escenario en el que no sean enemigos sino adversarios.

Esto depende de que la nueva fase política se construya bajo el principio rector de «todos los derechos para todas las personas». Queda mucho para eso. Pero creo que Idoia Mendia y Maddalen Iriarte tienen cosas importantes que aportar a ese camino. Entre otras cosas, porque representan a los sectores que más han sufrido en la anterior fase, pero también son los que más han deseado un futuro distinto y mejor. Ni Mendia es Ramón Jáuregui ni Iriarte es Jon Idigoras. Para bien y para mal, seguro, pero intentemos entre todos y todas que sea para bien, ¿no?

Un último apunte: en el caso de Iriarte, la polémica ha derivado en un linchamiento en redes sociales. Algo que quienes pusieron a la parlamentaria en el disparadero no habían contemplado, pero que afecta también a la convivencia que se dice defender. Hay que tener más cuidado con estas campañas.