Zuazo pierde una magnífica oportunidad para sumar en el feudo del Atlético Guardés (25-23)

La falta de acierto ofensivo ha imposibilitado que Zubileta Evolution Zuazo sacase algo positivo de su desplazamiento al pabellón A Sangriña, en un partido en el que el cuadro vizcaino ha estado metido hasta los últimos cinco minutos.

Zuazo se vuelve con una derrota de A Guarda, pero las de Joseba Rodríguez "Haito", de haber estado un poco más acertadas en ataque, podían haberse traído un resultado positivo de la cancha gallega.

Lo cierto es que las vascas han fallado en los momentos claves del choque, cuando han tenido numerosas opciones para igualar la contienda, especialmente con varias jugadas consecutivas en ataque para equilibrar el marcador, lo que hubiera desatado los nervios en las anfitrionas.

Pasado el minuto 43 y hasta casi el 52, el equipo de Barakaldo ha dispuesto de varios balones para encarar el tramo final con opciones de llevarse los puntos. Sin embargo, como durante casi todo el envite, han adolecido de eficacia ofensiva y lo han pagado a la postre.

Superada esa fase de desacierto mutuo, Atlético Guardés no ha errado en los minutos finales. A falta de cuatro para la conclusión se ha marchado de tres dianas (24-21) y a las visitantes solo les ha quedado la opción de maquillar el resultado final (25-23).

Una auténtica pena, porque las pupilas de Rodríguez han dado la cara en todo momento, manteniéndole el pulso a las terceras clasificadas también durante un primer tiempo muy equilibrado, en el que la igualdad y las alternancias en el luminoso han sido la tónica predominante.

De hecho, Zuazo se ha puesto por delante en varias ocasiones (0-2, 2-3, 5-6 y 8-9), permitiendo únicamente que las locales se marchasen con dos tantos de diferencia y protagonizando un arreón final de ese primer periodo para firmar las tablas al descanso (12-12).

El cuadro vizcaino, que no ha acusado ni la inactividad ni la rémora física consecuencia de los pasados casos de coronavirus entre su plantilla, ha finalizado el choque con una sensación amarga de haber podido conseguir una victoria que hubiera reforzado mucho su moral, pero que se ha quedado en un mero intento.