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Las petromonarquías del Golfo cierran filas para defender a Arabia Saudí y a Bin Salman

Las petromonarquías del golfo Pérsico han cerrado filas para defender a Arabia Saudí, y sobre todo a su dirigente de facto, Mohamed Bin Salman, de las acusaciones sobre la muerte del periodista Jamal Khashoggi publicadas en un informe de Inteligencia de EEUU.

El príncipe heredero saudí, Mohamed Bin Salman. (Fayez NURELDINE/AFP)

Los países del golfo Pérsico han cerrado filas en torno a Arabia Saudí, condenando cualquier «interferencia» en la soberanía del reino, tras la publicación del informe de Estados Unidos que apunta a que el príncipe heredero saudí Mohamed bin Salman  (MBS) ordenó matar al periodista Jamal Khashoggi en 2018.

Los países del Golfo Pérsico, así como el Parlamento de la Liga Árabe, no se hicieron esperar para mostrar su apoyo a su vecino y aliado, Arabia Saudí, que ayer tachó de «falsas» e «inaceptables» las acusaciones que figuran en el informe publicado por los servicios de Inteligencia del Gobierno de Estados Unidos, a pesar de que en las sanciones que ha aprobado Washington ha tenido mucho cuidado de excluir a Bin Salman.

Kuwait, Bahrein, Yemen y Emiratos Árabes Unidos han difundido comunicados a través de sus ministerios de Exteriores en los que condenan y rechazan «cualquier intento de explotar esta cuestión», en referencia a loa muerte de Khashoggi, o de «interferir en los asuntos internos del reino».

El «liderazgo» de Bin Salman

+Los bahreiníes han ido más allá y han subrayado «la importancia del liderazgo» de Mohamed bin Salman, hombre fuerte y gobernante de facto de Arabia Saudí, a quien califican de «digno de confianza».

«El informe no es más que una opinión sin evidencia concluyente», ha indicado Nayef Falah al Hajraf, el secretario general del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), el organismo regional que agrupa a las seis principales potencias de la región.

Asimismo, ha expreado su apoyo «a todos los pasos que el reino de Arabia Saudí tome para preservar sus derechos, impulsar sus logros y respaldar su papel moderado».

La Oficina de la Directora de Inteligencia Nacional de EEUU publicó el viernes un documento en el que dice que el príncipe heredero saudí Mohamed Bin Salman «aprobó la operación en Estambul, Turquía, para capturar o matar al periodista saudí Jamal Khashoggi».

El informe agrega que esta evaluación se basa en el control por parte de Bin Salman del proceso en la toma de decisiones en el reino, así como en la implicación directa de asesores y miembros de la seguridad del príncipe heredero en la ejecución, y en su apoyo al uso de medidas violentas para acallar a disidentes en el extranjero.

«Desde 2017, el príncipe heredero ha tenido un control absoluto de las organizaciones de Seguridad y de Inteligencia del reino, lo que hace altamente improbable que funcionarios saudíes llevaran a cabo una operación de esta naturaleza sin la autorización del príncipe», subraya el texto.

Salvar a Bin Salman para cuidar la relación estratégica

+Tras la publicación del documento, Washington anunció sanciones y restricciones de visado a 76 saudíes que «se cree que han estado implicados en amenazas a disidentes en el extranjero», algunos de ellos involucrados en la muerte de Khashoggi, aunque el príncipe heredero no figura entre los sancionados.

También la prensa saudí y cuentas afines en redes sociales se han apresurado a defender al príncipe, incluso viralizando la etiqueta “Todos somos Mohamed bin Salman”.

Hasta el momento, Bin Salman no se ha posicionado públicamente sobre el informe, mientras ONG, activistas y amigos del periodista se han mostrado decepcionados con las acciones de la Administración Biden, puesto que excluyen al  príncipe de las sanciones y defienden que este factor podría consolidarlo en el trono.

Esta situación supone un cambio en relaciones entre Estados Unidos y Arabia Saudí, su principal aliado en el golfo Pérsico, puesto que además la Administración Biden segura que está revisando las relaciones con el reino «en su totalidad» y, en especial, la venta de armamento.

Pero Biden quiere a la vez preservar una valiosa asociación, a la vez que mantiene y comparte con Arabia Saudí la estrategia de presión sobre Teherán.

Biden también debe tratar con Ryad en temas delicados de energía o la guerra de Yemen, por lo que salvando a Mohammed ben Salman de las sanciones, preserva el margen de maniobra necesario para tratar con el estado saudí, sabiendo que MBS podría seguir gobernando Arabia Saudí durante mucho tiempo.

Khashoggi, rresidente en EEUU y colaborador del diario “The Washington Post”, era un crítico de la familia real saudí.

El 2 de octubre de 2018 entró en el consulado saudí en Estambul, del que nunca salió. Un grupo de personas lo mató y después mutiló su cuerpo, que nunca ha sido recuperado.

Bajo presión internacional, en Arabia Saudí, ocho individuos fueron condenados por la muerte de Khashoggi y cinco de ellos fueron sentenciados a la pena capital, pero luego se les conmutó por la de 20 años de cárcel tras obtener el perdón oficial de la familia del periodista.