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Un pequeño gran país que late fútbol

La final de Copa que el sábado disputarán Athletic y Real Sociedad en Sevilla supone un hito social que evidencia la buena salud de la que goza el fútbol vasco en general. Una cita que llega, además, el mismo curso en el que tanto Deportivo Alavés como Osasuna celebran sus respectivos centenarios.

Oyarzabal y Balenciaga en un derbi de la temporada pasada. (Jon URBE / FOKU)

Para los dos contendientes de La Cartuja lejos quedan los gloriosos años ochenta en los que ambos consiguieron sumar dos Ligas, una Copa y otra Supercopa. Otro fútbol mediante en el que tanto Athletic como Real consiguieron ofrecer alegrías a una sociedad que necesitaba encontrar referentes positivos en un contexto social y políticamente oscuro. 

Los leones tardaron casi un cuarto de siglo en regresar a una final. Sin embargo, su saldo en los últimos doce años es netamente positivo: nueve finales –contando las de abril-, dos Supercopas y siete clasificaciones europeas. La Real, por su parte, desde su retorno a Primera en 2010, ha conseguido cuatro clasificaciones europeas y el pase a la final del sábado. 

Actualmente, con cinco equipos en Primera resulta algo absolutamente sobresaliente, pese a que coyunturalmente dos de ellos estén padeciendo estrecheces clasificatorias. Una cifra que revela el buen trabajo realizado tanto en el verde como el césped, ya que hablamos de una circunstancia que apenas se ha repetido en cinco ocasiones durante los más de noventa que lleva jugándose la Liga. Y es que, más allá de las temporadas 2016-2017, 2019-2020 y la actual 2020-2021, cabe remontarse a las campañas 1930-1931 y 1931-1932 para encontrarse con otras cinco escuadras vascas en la máxima categoría: Athletic, Real Sociedad –Donostia en la segunda temporada, una vez implantada la Segunda República española-, Arenas de Getxo, Real Unión y Deportivo Alavés.

Si hablamos de finales, cabe remontarse al 15 de mayo de 1927 para encontrar una cita protagonizada por dos conjuntos vascos. En aquella ocasión Real Unión y Arenas de Getxo midieron sus fuerzas en el estadio Torrero de Zaragoza con triunfo para el conjunto de Bidasoaldea merced al tanto anotado por Etxebeste. Anteriormente, el equipo irundarra también sumó otra Copa ante el Athletic en 1913 y los leones batieron al Vasconia Sporting Club en 1911. 

La presencia de futbolistas vascos al más alto nivel ha sido una constante histórica. Ejemplo de ello es que en la temporada 1972-1973, la última antes de la implantación definitiva de los futbolistas foráneos,  con apenas dos equipos vascos en la élite, había un total de 92 jugadores nacidos en Euskal Herria. Más adelante, en la campaña 1985-1986, justo antes de la abolición del derecho de retención, ya con tres conjuntos en Primera, el montante de jugadores vascos ascendía hasta los 98 jugadores. Diez años después, en el último curso antes de la aplicación de la Ley Bosman, con únicamente la Real y el Athletic en Primera, el número de futbolistas naturales del país era de 85. 

La campaña 2005-2006, en cambio, pese a contar con cuatro escuadras al más alto nivel, la cifra de jugadores descendió hasta los 71, mientras que en el curso 2016-2017 –de nuevo con cinco equipos tras 85 años- saltaron al verde 65 deportistas vascos. La presente campaña, en cambio, el número ha subido hasta los 74. 

Durante años, en el fútbol inglés, se decía que los entrenadores del campeonato eran mayoritariamente escoceses y votantes del partido laborista. En la Liga, visto el desarrollo de las últimas décadas, se podría decir que son vascos y euskaldunes. Claro ejemplo de ello es la presencia de Imanol Alguacil, Jagoba Arrasate, José Luis Mendilibar, Julen Lopetegi, Unai Emery y Javi Gracia en los banquillos de Real, Osasuna, Eibar, Sevilla, Villarreal y Valencia respectivamente. Sin olvidar que Gaizka Garitano comenzó la temporada como preparador del Athletic y que fue el máximo responsable técnico de los leones cuando consiguieron su pase a la final que se disputará el sábado. En lo que a Segunda respecta, actualmente, encontramos a Asier Garitano (Leganés), Andoni Iraola (Rayo Vallecano), Jon Pérez “Bolo” (Ponferradina) y Kuko Ziganda (Oviedo). Todos, curiosamente, con pasado rojiblanco. 

Pero hay más nombres propios, como el de un Ernesto Valverde que espera un proyecto que le seduzca mientras disfruta de las fotos y de la bicicleta en la medida que lo permite la pandemia. 

La diáspora técnica vasca es amplísima y diversa. Prueba de ello es ver a Didier Deschamps al mando de les bleus, vigentes campeones del mundo, o al gasteiztarra Koldo Álvarez de Eulate al frente de la modesta selección andorrana. Una realidad que se extiende por los cinco continentes como lo demuestran Natxo González en el Bolívar boliviano, la experiencia japonesa de Miguel Ángel Lotina, que Eñaut Zubikarai sea el preparador de porteros del Auckland City neozelandés, la aventura de Pako Ayestaran dirigiendo al Tondela luso o la presencia del navarro Adolfo Baines como asistente en el Paradou argelino. Todo, en el marco de una lista amplísima. 

Y es que los técnicos vascos son una cotizada fuente de conocimiento como lo demuestran el labortano Pello Sarratia como responsable de la metodología del Nacional de Montevideo o el peso de Edorta Murua e Iñaki González en la prestigiosa Aspire Academy de Catar.

Tres cuartos de lo mismo se puede decir de los futbolistas, repartidos por la Bundesliga o la Premier League pero también por los campeonatos de Australia, Bahréin, Chipre, Croacia, Finlandia, Grecia, Islandia, Lituania, India, México, Polonia, Portugal o Rumanía, entre otros. 

En definitiva, la radiografía de un pequeño país capaz de vibrar con numerosos deportes, especialmente la pelota, el remo o el ciclismo, pero que sobre todo ama el fútbol.