INFO

«Khorsid»


El cine iraní es uno de los que mejor refleja la problemática del menor, y entre sus máximos especialistas se encuentra el maestro Majid Majidi, cuya última realización ‘Khorsid’ (2020), que se estrenará en mayo con el título de ‘Los hijos del sol’ por la distribuidora Caramel Films, ganó en el festival de Fajr los premios de Mejor Película, Mejor Guion y Mejor Dirección Artística, consiguiendo en la Mostra de Venecia el premio Marcello Mastroianni para el actor infantil Rouhollah Zamani, que interpreta al niño Ali de doce años.

A Majidi, que debutó con ‘Baduk’ (1992), el reconocimiento internacional le llegó pronto, y fue descubierto en Donostia con su segundo largometraje ‘El padre’ (1996), recordado porque se hizo con el Premio del Jurado. Con sus siguientes películas participó y triunfó en el festival de Montreal, y así obtuvieron el premio de Mejor Película de forma consecutiva ‘Niños del paraíso’ (1997), ‘El color del paraíso’ (1999) y ‘Lluvia’ (2001). Después incursionó en el documental social con ‘Barefoot to Herat’ (2003), además de participar en el trabajo colectivo sobre la alfombra persa ‘Persian Carpet’ (2007). Tras volver a la ficción con ‘Las cenizas de la luz’ (2005), fue en la Berlinale donde resultó premiada ‘El canto de los gorriones’ (2008), a la que siguió un largo paréntesis dedicado a la preparación de su obra más ambiciosa, la biografía del profeta Mahoma, bajo el título de ‘Muhammad’ (2015). A continuación viajó a la India, en un retiro del que surgió ‘Beyond the Clouds’ (2017), que le sirvió para conocer más de cerca a la infancia desprotegida a la cual se le niegan sus derechos más elementales, y como fuente de inspiración para su largometraje de vuelta a Irán ‘Khorsid’ (2020).

Majidi combina el drama de denuncia sobre temas tan graves como la explotación laboral infantil con el estilo neorrealista marca de la casa que, sin apartarse de la realidad más directa, introduce un tono melodramático que ayuda al espectador a identificarse con los personajes, a través de sus penas y de sus alegrías. Pero el director iraní observa la infancia desde una visión adulta, sin caer en sensiblerías, potenciando otros valores más constructivos como la solidaridad. Junto a esos menores que vagan por las calles de Teherán sin futuro está un profesorado que carece de medios, y que poco puede hacer más allá de la ayuda personal en casos concretos.

El título de ‘Los hijos del sol’, o niños del sol, viene de una institución llamada Escuela del Sol, un centro caritativo que recoge a niños sin hogar. La mayoría han perdido a sus padres, y si no han muerto cumplen condena en la cárcel o son víctimas de las drogas. El protagónico Ali (Rouhollah Zamani) tiene a su madre encerrada en un psiquiátrico, mientras que el padre de su amigo Mamad (Seyed Mohammad Mehdi Mousani Fard) es drogadicto. Su otro mejor amigo es Reza (Mani Ghafouri), que sueña con ser futbolista, y también está Abolfazl (Abolfazl Shirzad), cuya familia sufre todo tipo de discriminación por ser inmigrantes afganos, también su hermana Zahra (Shamila Shirzad), por la que Ali a sus 12 años se siente inocentemente atraído.

La pandilla de Ali sobrevive en los barrios pobres de Teherán como mano de obra barata en un taller mecánico y, para poder ayudar a sus familias, cometen pequeños robos y otros delitos. Un mafioso local pilla al protagonista robando, por lo que le chantajea para que le haga un peligroso encargo consistente en excavar bajo tierra para llegar hasta un tesoro enterrado bajo el cementerio.

Para cumplir con su plan, Ali y sus amigos han de ingresar en la Escuela del Sol, ya que se encuentra situada cerca de su objetivo, y desde el sótano tendrán que ir cavando, mientras viven los problemas diarios junto al resto de internos, la mayoría conflictivos. Y tal como indicaba más arriba, por lo menos tienen al profesor que se preocupa por ellos, consciente del incierto porvenir que les aguarda en su país, sin salidas profesionales.