Catalunya sale hoy de la parálisis con la investidura de Pere Aragonés
El candidato de ERC será elegido hoy nuevo president de la Generalitat. En la sesión de ayer, Aragonés esbozó su compromiso para avanzar en la transformación social y el proceso de ruptura con el Estado español.
Se suele decir que, a la tercera, va la vencida. Y así ha ocurrido para que Catalunya emprenda mañana su XIII legislatura en esta etapa política iniciada tras la muerte de Franco. Tras cuatro meses de tensas negociaciones entre Esquerra Republicana y Junts per Catalunya y cuando todo parecía que los desencuentros llevarían a una nueva convocatoria electoral, las dos fuerzas independentistas cerraron un acuerdo in extremis que, con la mediación de la CUP de por medio, permitirá a Pere Aragonés ser elegido hoy el 132 presidente de la Generalitat.
Con esta sensación de alivio empezó ayer la investidura del candidato republicano, en una sesión que culminará hoy con la votación de su candidatura.
Independencia, amnistía...
Pero el debate de ayer ya puso en relieve el escenario de dificultades que se dibuja para los próximos cuatro años, tanto para que Catalunya encauce las urgencias sociales y económicas derivadas de la actual crisis sanitaria como para que avance en la resolución del conflicto político que mantiene con el Estado español.
Tras ser anunciado desde la mesa, Aragonés accedió al atril del Parlament para proclamar su compromiso de liderar un gobierno que «culmine el proceso de la independencia de Catalunya y haga inevitable la amnistía y la autodeterminación».
Una serie de objetivos que, según hizo hincapié, ha de lograrse mediante el impulso de políticas destinadas a salir de la crisis y un nuevo sistema económico, «cuya transformación tiene que generar bienestar y prosperidad para todas y todos».
En la perspectiva de lograr una «Catalunya atractiva y feliz donde todo el mundo pueda desarrollar su proyecto de vida», el candidato de ERC desgranó su propuesta-marco, que sintetizó en «cuatro ejes o grandes banderas»: una Catalunya social que asegure vivienda, trabajo, salud y educación para toda la ciudadanía; una Catalunya feminista que rompa los techos de cristal, erradique las formas de machismo y en la cual nadie sea discriminado por su origen y orientación sexual; una Catalunya verde que permita revertir el cambio climático y, mediante la promoción de la economía verde, promueva una reconversión del modelo de consumo; y una Catalunya radicalmente democrática, comprometida con la participación, la transparencia y la rendición de cuentas.
«Cuatro paredes maestras»
Para Aragonés, estas cuatro premisas son «las paredes maestras» que tienen que sostener y guiar el nuevo ejecutivo de coalición que, estos días, ha empezado a perfilarse. Un equipo sobre el que manifestó, después de los recelos acumulados estos últimos años, «tiene que actuar desde la empatía, la complicidad y la convicción de representar la mayoría social» que, en las elecciones del 14 de febrero, «optó por dar un giro social al proyecto independentista».
El candidato a president cerró su intervención con una invitación al consenso y un recuerdo para los presos y los exiliados políticos.
Así dio paso a Salvador Illa, jefe de filas del PSC que, como era previsto, se postuló como el representante de una «oposición responsable» que pretende poner en marcha mañana mismo en el Hemiciclo, sin esperar los cien días de cortesía.
Reproches de Illa
Pese a su defensa del diálogo y el guiño a llegar a acuerdos puntuales, Illa reprochó a Aragonés que se empecine en mantener «el embate democrático con el Estado» en lugar de escuchar a la ciudadanía, sobre la cual aseguró que «hoy solo piensa en vencer al virus y aprovechar los fondos europeos que han de reactivar la economía catalana». También recriminó al candidato republicano que, en las 64 páginas del acuerdo entre ERC y JxCat, no aparezca en ningún momento la palabra “España”, cuando, en su opinión, «solo implicándonos en la construcción y la gobernabilidad de este proyecto común podremos acceder a Europa y lograr nuestra prosperidad social».
Illa confrontó «independencia» a «reencuentro» y, aludiendo al expresidente Josep Tarradellas, enfatizó que «tenemos que abandonar las visiones estrechas y aunar fuerzas entre todas las opciones catalanistas».
En su réplica, Pere Aragonés instó al dirigente socialista a establecer un diálogo honesto y, en una velada referencia a la mesa de negociación con el Ejecutivo español, a respetar la decisión que adopte la ciudadanía respecto a su futuro político. El candidato a presidir la Generalitat le recordó que un 80% de la sociedad catalana ha manifestado el deseo de ejercer el derecho a decidir, una demanda que, según afirmó, «el PSC ha menospreciado con el veto a criticar la monarquía, a debatir la Ley de Amnistía o apoyando el artículo 155 y otras medidas represivas».
Unidad de emergencia
El final de la sesión plenaria permitió comprobar la voluntad cruzada entre el futuro president y Albert Batet, portavoz de JxCat, para que el acuerdo de gobierno entre republicanos y el espacio posconvergente se desarrolle sin asperezas y con sinceridad. Si bien Batet y Aragonés admitieron que hay diferencias respecto al ámbito económico, el modelo educativo o las políticas en materia de infraestructuras, uno y otro valoraron que la emergencia sanitaria y el mandato popular exigen completar un ejecutivo ambicioso para retomar el camino hacia la independencia.
Aunque el pleno evidenció la concordia entre ambos espacios políticos, también flotó en el ambiente que la desconfianza tardará meses en disiparse del todo. Así se interpelaron ambos dirigentes, en una invitación a superar recelos y no repetir escenas del pasado.
Hoy viernes, el Parlament asistirá a la segunda y definitiva sesión de la investidura, en la cual se espera conocer la posición de la CUP sobre la nueva etapa de gobernabilidad, la posible incomodidad de los Comunes por haber rechazado la oferta de Aragonés de entrar en el gobierno o la actitud de Vox, cuya presencia en el Hemiciclo ha sacudido la política catalana.
Más allá de las invectivas que puedan tener en el punto de mira a Pere Aragonés, todo está firmado para que ERC tenga, después de dos intentos fallidos, un nuevo president de la Generalitat, su primero tras el inicio de la denominada «etapa democrática» y el 132 de la historia.