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Casado se estrella con la patronal catalana: «Los indultos, ni inaceptables ni vergonzosos»

El PP está enfrascado en una ofensiva contra los próximos indultos a líderes independentistas catalanes pero se ha topado este jueves con los empresarios cuyo apoyo buscaba. El Cercle d’Economia, antes de darle la palabra, le ha dicho que son aceptables y que hay que impulsar el diálogo.

Casado, en el cónclave del Cercle. (David Zorrakino | Europa Press)

El vicepresidente del Cercle d'Economia, Jordi Gual, ha defendido este jueves ante el líder del PP, Pablo Casado, que los inminentes indultos a los dirigentes independentistas condenados por el «procés» no deben ser vistos como «concesiones inaceptables ni vergonzosas», sino como el inicio del diálogo.

El expresidente de Caixabank se ha expresado en estos términos en el arranque de la segunda jornada de la XXXVI Reunión del Cercle d'Economia, foro empresarial que se celebra esta semana en Barcelona.

Antes de dar la palabra a Casado, protagonista de la primera conferencia del día, Gual ha sostenido que los eventuales indultos a los encausados por el referéndum ilegal del 1-O «es probable que no resuelvan el problema» de las relaciones entre Catalunya y el Estado, pero «son un inicio del diálogo».

«Son parte de los gestos recíprocos que mencionaba ayer el presidente Faus (en alusión al presidente del Cercle, Javier Faus), que disminuyen el clima de confrontación, que moderan la tensión y acercan, ni que sea mínimamente, unas posiciones que hasta ahora han estado muy, muy alejadas», ha expuesto.

La alternativa, ha advertido, es la «cronificación del conflicto», que es «muy negativa para Cataluña y para España».

«No es una alternativa aceptable -ha continuado Gual ante Casado-, a pesar de que pueda ser electoralmente rentable a corto plazo para algunos partidos políticos con posiciones más intransigentes».

Por todos estos motivos, Gual ha reivindicado que los indultos no deben verse «como concesiones vergonzosas o inadmisibles ante una contraparte que es insaciable y que nunca quedará satisfecha».

Más allá de esta cuestión, el vicepresidente del Cercle d'Economia también ha aprovechado la presencia de Casado para reclamar a las fuerzas políticas que trabajen para alcanzar grandes pactos que permitan transformar la economía y las instituciones españolas para avanzar en la convergencia europea.

Caixabank no es precisamente sospechosa de proximidad al independentismo. Fue una de las entidades que anunció su cambio de sede (a Valencia) en el marco del «procés» y con intención de debilitar la apuesta por la República catalana.

CEOE, por la «normalización»

En una línea similar, el presidente de la patronal española (Confederación Española de Organizaciones Empresariales, CEOE), Antonio Garamendi, ha afirmado que los indultos serían bienvenidos si llevan a «que las cosas se normalicen».

Así lo ha sostenido en una entrevista a La2 y Radio 4, en la que ha pedido «tranquilidad, confianza y estabilidad» para que la economía funcione y ha opinado que el «diálogo» es «bueno».

«Si esto (la concesión de los indultos) acaba en que las cosas se normalicen, bienvenido sea», ha señalado Garamendi.

El presidente de la CEOE ha recordado de esta forma que, pese a las «muchas opiniones» a favor y en contra, los indultos son «una facultad del Gobierno» amparada por el «Estado de Derecho» el cual, ha recalcado, «funciona» correctamente en el Estado español.

Por eso, ha continuado, aunque «en el mundo de la empresa catalana lo ven desde un punto de vista y en otros puntos de España se ve desde otros», ha abogado por «mantener un equilibrio» y que el Ejecutivo de Pedro Sánchez conceda esta medida a los dirigentes catalanes si ello contribuye a recuperar la normalidad política.

«Más frustración» 

Por su parte, Casado ha insistido en su rechazo tajante a los indultos de los líderes independentistas porque no cree que esa sea la «vía para la concordia» y ha advertido de que esa decisión traerá en el futuro «más frustración».

Ha remarcado que Catalunya «no tiene un problema de democracia», sino que existe un problema de cumplimiento de la ley, y hay que cumplir tanto con la Constitución española como con el Estatut.

«No podemos aceptar que se hable de la justicia como revancha, de la Constitución como venganza o de una sentencia de un tribunal democrático como castigo, ni que se hable de dar un golpe a la legalidad como magnanimidad o de decir que la ruptura de la igualdad entre españoles puede ser convivencia o que la ruptura de la unidad nacional puede ser concordia», ha recalcado.

Tras hacer hincapié en que «la sublimación de la concordia fue la Constitución y la del diálogo es la ley», ha recordado que se está hablando de indultos sin arrepentimiento, amenazando con la reincidencia y con informes de los tribunales en contra.

Casado se ha preguntado si eso no provocará «más frustración» en el futuro y si, citando a José Ortega y Gasset, esos «esfuerzos inútiles acaban produciendo melancolía».

El presidente del PP se ha mostrado en contra de quienes defienden que los catalanes puedan decidir sobre el resto de la configuración del Estado español y se ha preguntado qué es lo que se quiere decidir y para qué.

Tras afirmar que en Catalunya no existe un problema de falta de votaciones, ha asegurado que nadie está en contra de este territorio, «ni siquiera -ha precisado- los partidos que legítima y pacíficamente no estamos de acuerdo».

Casado ha recordado experiencias como las de Quebec y Escocia, y en esta última cree que se demostró que «el nacionalismo siempre es insaciable porque si no, deja de ser nacionalismo, y el día en el que no reivindica más, se convierte en un partido de derechas o de izquierdas».

«Jamás haré nada en contra de Cataluña porque quiero a Cataluña, y por eso quiero que recupere la prosperidad, vuelvan las empresas y no haya más confrontación en la calle, pero no haciendo cesiones que sólo van a traer frustración en el futuro», ha añadido.

Cualquier camino, ha reiterado, ha de pasar por la ley porque «es la que ampara dentro de una democracia», y la convivencia, ha considerado, ha de llegar del «diálogo entre todos».