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Varios ministros allanan el camino a Macron cara a relanzar la reforma de pensiones

Emmanuel Macron reunirá a su mayoría parlamentaria el 12 de julio en un acto destinado a marcar las líneas maestras de su política de aquí a las elecciones presidenciales de 2022. Varios ministros adelantan medidas destinadas a hacer frente a la «deuda covid», evocando la reforma de las pensiones.

Movilización contra la reforma de las pensiones celebrada en febrero de 2020 en Baiona. (Guillaume FAUVEAU)

Emmanuel Macron ha dado cita a los representantes de su mayoría parlamentaria el próximo 12 de julio en una reunión destinada a insuflar moral a las tropas tras el varapalo sufrido por los candidatos de La Republique en Marche (LRM) en las recientes elecciones regionales.

Ese encuentro debe servir además para que el presidente francés aporte algo más de luz sobre ese anuncio que hiciera de forma un tanto inesperada entre las dos vueltas electorales, cuando habló de la necesidad de «adoptar decisiones difíciles después del verano».

Las declaraciones se completaban con el compromiso de dar un empujón a reformas pendientes, algunas postergadas por la pandemia, y otras metidas en el cajón bajo la presión de las movilizaciones sociales.

Nadie olvida el otoño caliente al que se enfrentó Macron el mismo año de su llegada al Elíseo, a cargo del movimiento de los ‘chalecos amarillos’, ni la evolución de las demandas concretas que inspiraron a esa revuelta hacia una protesta más global en favor de la protección social.

Aplazada la reforma de prestación de desempleo

No ha sido el único revés contra sus planes reformistas que ha sufrido Macron, ya que el Consejo de Estado echó recientemente atrás parte de la reforma sobre el desempleo, lanzada en 2019, y que dificulta el acceso a la prestación.

A diferencia de Hego Euskal Herria, hasta ahora una persona a la búsqueda de empleo en Ipar Euskal Herria cobraba el mismo montante de percepción durante todo el periodo en que está cubierta por la prestación de desempleo.

La reforma, que incorpora un cálculo decreciente, debía entrar en vigor este 1 de julio, pero ha quedado en suspenso por la decisión del alto tribunal.

Los sindicatos, que impugnaron la reforma, saludan la decisión, mientras que la ministra de Trabajo, Elisabeth Borne, prefiere pensar que solo se trata de una medida temporal, ligada a la situacion especial derivada de la pandemia.

La jubilación, de los 62 a los 64 años

Sin embargo, después de que se adoptaran las primeras decisiones para eliminar las decenas de regímenes diferentes de pensiones que convivían en el Estado francés, la gran reforma que espera en el cajón, la que afecta a la edad de la jubilación, es la que centra toda la atención.

Este sábado, a través de las columnas de ‘Le Parisien’, el ministro de Economía, Bruno Le Maire, ha preparado el terreno al presidente francés, aunque sin aclarar si ese capítulo de la reforma de las pensiones se abordará antes o después de las elecciones presidenciales de la primavera de 2022.

La línea dominante es retrasar, en un primer tiempo, la jubilación de los 62 a los 64 años. Hay que saber, en todo caso, que solo pueden aspirar a cobrar el cien por cien de la pensión las personas que han cotizado 169 trimestres. Sin haber completado los 42 años de cotización hay que esperar, en los casos más extremos, hasta cumplir los 67.

Bruno Le Maire justifica la medida de retrasar progresivamente la edad de jubilación con la tesis de que «si queremos que nuestros hijos vivan tan bien como nosotros, con un sistema de pensiones por reparto y un nivel de vida al alza, colectivamente tenemos que trabajar más tiempo».

Interrogado sobre el riesgo de que esa reforma provoque el bloqueo del Estado por las protestas en contra, teniendo en cuenta la oposición de los sindicatos, el ministro replica: «Cuando el país va mal, se nos dice que no es el momento de reformar. Cuando va bien, tampoco es el buen momento. En resumen, nunca es buen momento».

A finales de junio se filtró –se presume que de forma interesada– en el periódico económico ‘Les Echos’  la idea que barajan varios de los más directos consejeros de Macron de retrasar progresivamente la edad de jubilación de los 62 a los 64 años.

Si se cumple lo publicado en ese medio, se trataría de adoptar muy rápidamente esa medida, que afectaría a las generaciones nacidas a partir de 1961, antes de las elecciones presidenciales, con vistas a incluirla desde octubre en los presupuestos para 2022.

Con ese dispositivo, los nacidos en 1961 tendrían que jubilarse con 62 años y medio. Y a partir de la generación de 1964 a los 64 años.

Compensar las ayudas dadas durante la pandemia

Pese a las encuestas que muestran un rechazo a que la reforma se lleve a cabo antes de las presidenciales, el titular de Economía considera que «los franceses son muy lúcidos y saben que los paquetes masivos de fondos públicos para mantener a flote empresas y trabajadores que se han ofrecido durante la crisis sanitaria han hecho que la deuda se dispare a cerca del 118% del producto interior bruto (PIB)».

Si bien admite que pretender sanear las cuentas públicas rápidamente, como se hizo tras la crisis financiera de 2008, añade que «sería un error que detendría el crecimiento no tener una estrategia clara sobre ese tema sería un error». Le Maire recuerda, además, que su Gobierno se ha comprometido a no aumentar los impuestos.

En una línea similar, el ministro de Interior, Gérald Darmanin, reitera el mismo mensaje en otra entrevista, esta vez en ‘Le Figaro’, al aseverar que «hay que decir la verdad a la gente sobre las pensiones».

«Tenemos un déficit muy importante, una deuda colosal a causa de la covid. Ahora los tipos de interés son muy bajos, pero el día que aumenten estaremos obligados a tomar medidas que afectarán a la gente», apunta Darmanin, que estima que «es preferible un discurso de responsabilidad a verse forzado por la coyuntura».

Al mismo tiempo, reclama gestos de «responsabilidad» a la patronal, que a su juicio puede «repartir mejor los frutos de la riqueza» con el llamado «mecanismo de participación», que consiste en dar a los empleados una parte de los beneficios de las empresas, al margen del salario.