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Interview
Miquel Ramos
coordinador del libro ‘De los neocón a los neonazis: la derecha radical en el Estado español’

«La extrema derecha ha sabido recoger lo que los medios se han encargado de sembrar»

Ramos es el coordinador del libro ‘De los neocón a los neonazis: la derecha radical en el Estado español’. Alerta sobre cómo «think-tanks» están ayudando a normalizar el discurso neofascista, el rol de las redes sociales y la complicidad de la derecha española.

Miquel Ramos, en una entrevista en TVE. (TVE)

«Hace más de 20 años que estudio el tema», señala Miquel Ramos, nacido en la ciudad de València y periodista especializado en extrema derecha. Confiesa que, como en muchos otros casos, su interés por indagar en profundidad en las expresiones y laberintos del neofascismo español vino por sufrirlo en carne propia, por la muerte de amigos y el ataque sistemático de bandas neonazis durante su juventud.

Hoy viaja por todo el Estado presentando el libro del que es coordinador, ‘‘De los neocón a los neonazis: la derecha radical en el Estado español’’, editado por la alemana Fundación Rosa Luxemburg y en el cual contribuyen varios periodistas y académicos especializados en el tema.

En entrevista con GARA, rescata el ejemplo del cordón sanitario de la derecha de Alemania y lamenta el papel del PP y Ciudadanos, que «desde el minuto uno» fueron permisivos con Vox. Alerta sobre el nacionalismo excluyente que promueven los movimientos sociales reaccionarios en la competición de recursos y señala que el partido de Abascal aún está «buscando» su perfil, entre lo moralmente reaccionario al estilo del caso polaco o húngaro y el neoliberalismo que defiende a las élites en lo económico.

El libro es una especie de cartografía de la ultraderecha española. ¿Qué hay más allá de Vox actualmente?

Bueno, la ultraderecha en España existió siempre desde la muerte de Franco. Vox aparece en 2013 y antes de Vox existían numerosos partidos que dicen cosas muy similares a las que dice Vox hoy en día; contrarios al feminismo, contra la inmigración, contrarios a la igualdad LGBTI, negando problemas estructurales como la homofobia y el racismo, y utilizando la estrategia de victimización.

Ellos lo que hacen es victimizar a los colectivos privilegiados, ricos frente a los pobres, dicen «nos suben los impuestos»... Victimizan a los nacionales frente a los migrantes, a los hombres frente al feminismo, a la lengua española frente a las otras lenguas del Estado... es el mantra de la derecha y la extrema derecha. El libro pone el foco en la actualidad y explica qué hay más allá de Vox, cuáles son los satélites y cómo es esa bioesfera ultraderechista, los creadores de pensamiento, a nivel social y político.

¿Y cómo se compone esa biosfera ultra?

En primer lugar, hay varios partidos que no son Vox y que llevan muchos años más que Vox, como Democracia Nacional, España 2000 y Falange, organizaciones políticas que tienen 25 años en algunos casos. De hecho España 2000 ha obtenido concejales, tiene una alcaldía en el corredor del Henares, en la ciudad de Velilla de San Antonio, con apoyo del PP. Y después los movimientos sociales, hay toda una red que desde antes de la aparición de Vox trata de competir con los movimientos de izquierda en causas sociales. Reivindican la competencia por los recursos (entre nacionales y extranjeros), quieren limitar los accesos diciendo «españoles primero» y son marcadamente islamófobos.

¿Por qué la necesidad de hacer este libro?

Creo que es obvio que en España, desde que ha irrumpido Vox en la política, ha habido una sacudida en la conciencia. Gran parte de la sociedad no era consciente de que existía sociológicamente una extrema derecha que todavía no había llegado a las instituciones. A mucha gente le pilla por sorpresa. Cuando llega Vox muchos periodistas incluso no saben cómo tratar este tema, no saben interpretarlo, y nosotros a través del libro pretendemos ofrecer una radiografía de lo que es la extrema derecha en España. En el libro hablamos de los otros frentes en los que la extrema derecha juega y en el nivel del pensamiento, en los «think-tanks», y cómo están ayudando a normalizar el neofascismo.

Cuando dice que una extrema derecha no había llegado a las instituciones, en realidad, ¿no es que había llegado pero escondida debajo del PP?

Sin ninguna duda. De hecho son una escisión del PP, empiezan a despegarse cuando llega Zapatero y hay una ofensiva reaccionaria por la derecha extrema dentro del PP. Todavía conviven diferentes almas, sectores mas centristas y otros mas radicales. Está Albiol por ejemplo, con su campaña contra la inmigración, o Javier Maroto y sus discursos xenófobos cuando era alcalde de Vitoria-Gasteiz.

Hace más de 20 años que denuncia episodios de la ultraderecha. ¿Cómo era en aquel entonces, se sentía en soledad?

Muchas de las personas que nos dedicamos a investigar a la extrema derecha es porque la hemos sufrido de cerca. Mas allá de un interés sociológico político del fenómeno, o incluso morboso que puedan tener algunos, existen también ciertas implicaciones emocionales y personales. A nosotros en los 90 nos tocó en València sufrir a la extrema derecha de una forma muy dura, mataron a un compañero nuestro en 1993, a Guillem [Agulló}, y eso cayó como una bomba, traumatizó a toda esa generación.

Tuvimos mucha ira. Yo lo reciclé a partir del periodismo. Estos grupos venían a pegarnos todas las semanas y esto pasaba en toda España. En 1991 en Barcelona mataron a una transexual, en Madrid en 1995 mataron a un antifascista, Richard... es una lista con alrededor de un centenar de muertos. Yo tengo un proyecto que se llama crimenesdeodio.info y allí hemos recogido todos los crímenes de odio desde los 90 hasta ahora. Muchos de éstos los cometieron neonazis, la violencia neonazi fue muy bestia en las grades ciudades en los 90.

¿Cree que este fenómeno fue un poco escondido por los medios?

No se silenciaba porque era una realidad evidente, pero se trataba de manera diferente, se decía violencia juvenil, enfrentamiento entre bandas, tribus urbanas... Había grupos nazis que cazaban al diferente, a migrantes sin techo, a gays, a «guarros», que es como llaman a la gente de izquierdas...

¿Hay diferencias entre las diferentes zonas del Estado? Parece que la ultraderecha no cuela tanto en Catalunya, Euskal Herria y Canarias, por ejemplo…

El Estado español es diverso y cada territorio tiene su propia idiosincrasia. Es verdad que en muchos sitios temas en los que Vox es fuerte los ocupan otros partidos, como el PP en algunos territorios. También porque hay discursos diferentes y estos territorios tienen otras derechas que no van a comprar el discurso nacionalista español, como el PNV o lo que era CiU.

Más allá de la línea patriótica, Vox es un partido neoliberal que defiende a las élites. Y las élites ya tienen su partido en algunas regiones. Pero hay que salvar distancias porque PNV y CiU no son el PP, han configurado derechas más democráticas porque se enfrentaron en su día al régimen franquista de alguna manera.

Si tuviera que apuntar los principales factores por los que crece y viraliza más el discurso ultra, ¿cuáles son?

El éxito de Vox no se puede desligar de la campaña que se le ha hecho, ya no tanto al partido sino a los temas donde Vox se siente cómodo. Cuando tienes a todos los medios hablando del problema de los okupas, los mena, la inmigración, lo malos que son los comunistas... creas un magma para que luego alguien pase y recoja lo sembrado. Vox ha sabido recoger lo que los medios se han encargado de sembrar, sobre todo lo que hace a los temas de seguridad. Así que primero, el papel que han tenido los medios con los temas que han tratado y el enfoque.

Por otra parte yo apuntaría al papel que ha tenido la derecha española, sobre todo PP y Cs, que desde el minuto uno han aceptado ir de la mano, no pusieron una línea roja, y en el momento en que lo avalan, crece. Y también ha influido mucho la guerra sucia digital, han utilizado mucho las redes sociales, la desinformación, para incrementar ese clima de terror frente a amenazas para las cuales dicen tener la solución.

Es todo una estrategia global aunque Vox está experimentando, buscando su alma: tiene perfil ultraconservador en lo moral, semejante a la ultraderecha de Polonia y Hungría, y en lo económico lo asemejaría a la linea neoliberal.

Al coordinar el libro, ¿qué fue lo que mas te ha conmovido?

No me chocó nada, ya conocía todo lo que contábamos, sinceramente. Lo que sí me ha sorprendido mucho es… o al menos, a mí me inquietan mucho las influencias que pueda tener una secta ultra o los lobbies ultracatólicos y los fundamentalistas religiosos. Lo que tratan esos capítulos del libro son temas bastantes desconocidos.

¿Qué países considera ejemplos en la contención del pensamiento de ultraderecha?

El cordón sanitario de Alemania es un ejemplo interesante, afecta concretamente a la derecha marcando lineas rojas. El ejemplo de la deriva reaccionaria de Occidente yo lo pondría en Francia; el avance y normalización del neofascismo de manera brutal, ahora vemos cómo supera a Le Pen. Sobre el panorama mediático, existe un periodismo mas consciente y especializado en países donde la ultraderecha lleva muchos años presente, como Reino Unido o Alemania, existe un tratamiento bastante interesante.

Algunos creen que la centroderecha democrática es la única capaz de frenar a la ultraderecha. ¿Coincide?

La derecha tiene una responsabilidad enorme de no haber salido a marcar distancia y buscar su espacio en una posición mas centrista, lo que ha hecho es salir a competir. Está «voxizando» su discurso, sale a competir con ellos y lo que hace es legitimarlos. Además se olvida que estas fórmulas siempre fracasan, la gente acaba votando al original. Sí hay un déficit porque la derecha española tiene una raíz muy profunda en lo que fue la dictadura, una herencia nacional-católica, y de haber aglutinado desde el centro hasta la ultraderecha, y Vox nace en su seno. La estrategia les saldrá mal [al PP].

La última: después de lo que le ha sucedido en términos personales y lo que ve que está pasando, ¿dónde cree que acabará esto?

Creo que existe clientela para la extrema derecha. Ha encontrado la normalización en España, por lo tanto vamos a tener Vox para rato y que además sus ideas van a estar en constante batalla por conquistar el sentido común de la gente, darán la batalla cultural para cambiar el sentido común e instalar uno que rompa con los derechos humanos y la democracia liberal. Pero es posible que toque techo. Ahora de momento Vox está en una situación cómoda porque no gobierna, no le pasa factura la gestión. Cuando toque poder es cuando empezará a deshacerse porque no son capaces de cumplir con lo que prometen, que son todas cosas irrealizables. Además creo que la sociedad española no está tan escorada a la derecha y podría llegar a tocar su techo electoral en unos años.