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El juicio por el recurso de EEUU para extraditar a Assange concluye a la espera de dictamen

La vista sobre la extradición de Julian Assange a Estados Unidos ha concluido a la espera de dictamen. La defensa de Julian Assange ha cuestionado en la vista de este jueves la fiabilidad de las garantías ofrecidas por Estados Unidos sobre su trato en prisión si es extraditado.

Protesta a favor de Julian Assange a las puertas del Tribunal Superior de Londres. (Tolga Akmen / AFP)

Los jueces del Tribunal Superior de Londres han dicho que «se tomarán su tiempo» para pronunciarse sobre el recurso de Estados Unidos en el caso de Julian Assange, cuya extradición reclama para juzgarle por 18 delitos de «espionaje e intrusión informática» tras las revelaciones de WikiLeaks.

Tras las sesiones de estos días, los magistrados Ian Burnett y Timothy Holroyde, de la Corte de Apelación Superior, se retiraron a deliberar tras concluir hoy los alegatos del fiscal James Lewis, en representación de la Justicia estadounidense, y los abogados de los programadores informáticos, Edward Fitzgerald y Mark Summers.

«Nos han dado mucho que pensar y nos tomaremos nuestro tiempo para sopesar nuestra decisión», han afirmado los magistrados, sin precisar un plazo para su dictamen.

Los magistrados deben decidir si aceptan o desestiman el recurso de Washington contra el fallo del 4 de enero de la jueza de primera instancia Vanessa Baraitser, que denegó la entrega de Assange al considerar que presenta riesgo de suicidio.

La base del recurso

Al exponer las bases de su apelación, la parte estadouinidense ha sostenido que Baraitser «erró» en su interpretación del artículo 91 de la ley británica de extradición de 2003 (que permite rechazar la entrega si la salud mental del procesado es tan mala que sería «injusto y opresivo» autorizarla). El fiscal Lewis ha puesto en duda el testimonio para la defensa sobre el estado de Assange emitido por el psiquiatra Michael Kopelman y ha criticado que la magistrada no pidiera entonces garantías sobre el régimen penitenciario que se le impondría.

Fitzgerald, por su parte, ha defendido que la jueza aplicó «escrupulosamente» la ley de extradición al juzgar que el trastorno depresivo junto con el síndrome de Asperger que sufre Assange hacen que sea «muy probable» que trate de suicidarse si es extraditado a territorio estadounidense, «al margen de las medidas que se tomen» para impedirlo.

También reivindicó el testimonio del psiquiatra Kopelman, a quien el fiscal estadounidende acusó de «engañar» a Baraitser al no mencionar en el primero de dos informes que el acusado había formado una relación y tenido dos hijos con Stella Moris mientras estaba refugiado en la embajada de Ecuador en Londres.

Garantias cuestionadas

La defensa de Assange ha cuestionado este jueves «la fiabilidad» de las cuatro «garantías diplomáticas» ofrecidas ayer, miércoles, por Estados Unidos sobre su trato en prisión si es extraditado allí y ha señalado que «llegan tarde», pues las «pudo haber planteado en enero» por iniciativa propia.

Según ha indicado el fiscal, se garantiza que, de ser extraditado, el periodista no sería sometido a «medidas administrativas especiales» (SAM, en inglés), como tener vetadas las visitas o la correspondencia, ni antes del juicio ni si fuera condenado, ni ingresaría en la cárcel ADX Florence - de súper máxima seguridad- en Colorado, a no ser que -matizó- posteriormente «hiciera algo para merecerlo».

Además, Washington promete que, mientras estuviera bajo custodia, Assange recibiría el tratamiento psicológico adecuado y, en caso de condena, podría cumplirla en su país natal, Australia.

Fitzgerald ha rebatido que «nada de esto impide» que Assange sea detenido en un perjudicial régimen de aislamiento o ingrese en otra prisión restrictiva de las muchas que hay en EEUU, o que Washington «cambie de opinión» respecto a las SAM.

Ha dudado además de que la oferta de tratamiento médico sea suficiente -vistos los intentos de suicidio de presos en situación similar- y ha señalado que una posible transferencia a Australia se produciría al final de un largo proceso legal y podría ser eventualmente rechazada tanto por el Departamento de Justicia estadounidense como por el australiano.