El metano irrumpe en la cumbre del clima
El compromiso de más de un centenar de países para reducir esta década un 30% las emisiones de metano ha supuesto uno de los aldabonazos de la cumbre del clima, pero este gas es todavía uno de los agentes de efecto invernadero más desconocidos, sobre todo en comparación con el CO2.
Manfredi Caltagirone, director en funciones del nuevo Observatorio Internacional de Emisiones de Metano (IMEO), desgrana algunas de las claves sobre este gas que se ha convertido en uno de los protagonistas del inicio de la cumbre del clima COP26.
¿Qúe efecto produce el metano?
«El CO2 nos dice cuánto se va a calentar el planeta; el metano nos dice cómo de rápido se va a producir ese calentamiento, el ritmo al que se genera», sintetiza Caltagirone.
Cumplir el objetivo marcado en la iniciativa global permitiría limitar el aumento de las temperaturas en 0,2 ºC para 2050 y evitar 200.000 muertes prematuras, cientos de miles de ingresos hospitalarios de emergencia por asma y la pérdida de 20 millones de toneladas de cosechas al año, según los padrinos del compromiso.
¿Por qué es importante reducir sus emisiones?
Si se reducen las emisiones de metano, estaríamos ganando tiempo para descarbonizar las sociedades, lo que daría un margen precioso para actuar en la transformación radical del sistema productivo, señala el experto, que lleva años trabajando sobre esta materia.
La influencia del metano en el cambio climático, agrega, ha sido «infravalorado durante mucho tiempo».
Se calcula que un cuarto del calentamiento global se debe a su impacto en la atmósfera, mientras que la concentración de ese gas está aumentando a la mayor velocidad de la historia.
¿Qué sectores producen más metano?
Los combustibles fósiles, los residuos y la agricultura. El IMEO, cuya creación se anunció este fin de semana en la cumbre del G20 en Roma, ha comenzado su labor centrado precisamente en los combustibles fósiles, pues es ahí donde reducir las emisiones se considera relativamente más fácil y menos costoso.
¿Por qué se sabe tan poco?
«El metano ha recibido históricamente menos interés que el carbono, y por eso se ha estudiado menos. Hay que llenar el vacío de conocimiento sobre dónde, cuánto y cuándo se producen más emisiones», resume Caltagirone.
Medir las emisiones es un reto, puesto que es un «gas inodoro, sin color, no lo verías saliendo de una tubería... hay que ir a buscarlo», y de ahí la urgencia de la creación del Observatorio, que depende del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
Precisamente, el pacto global presentado en la COP26 de la ciudad escocesa de Glasgow busca no solo reducir la cantidad de metano que se libera a la atmósfera, sino también desarrollar «mejores metodologías de inventario para cuantificar las emisiones de metano».
¿Cuánto importa la ausencia de India, Rusia y China en el compromiso?
«Gracias al liderazgo de la Unión Europea y Estados Unidos, que lanzaron la iniciativa en setiembre, se ha conseguido que un centenar de países se adhieran en apenas dos meses. Es fantástico, pero es solo un compromiso: hay que empezar a implementarlo para que países y compañías puedan mitigar emisiones de forma creíble», dice.
Según Caltagirone, el problema con India, por ejemplo, es que la mayoría de las emisiones viene de la agricultura y por eso es más difícil intervenir sobre ese sector, del que viven millones de personas.
Y un último recordatorio
«La acción sobre el metano no exonera a las compañías de gas y petróleo de empezar a trabajar también en la descarbonización y en modificar su modelo de negocio», recuerda el experto.
«Esto es solo el comienzo del desafío del metano, no el final», remata Caltagirone.