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Ecologismo frente a subsistencia rural

Estado español. 2021. 107’ Dtor. y guion: Iñaki Sánchez Arrieta. Prod.: Ramiro Acero. Int.: Paz Vega, Raúl Arévalo, Joaquín Climent, Susi Sánchez, Roberto Álamo, Josep Selles, Juan Gea, Susana Merino, Enric Juezas, Daniela Casas.

Roberto Álamo y Josep Selles aparecen en duros roles secundarios. (NAIZ)

La Mostra de València acogió la ópera prima de Iñaki Sánchez Arrieta ‘Zero’ (2019), quien con su segundo largometraje ‘El lodo’ (2021) ha vuelto al festival de su tierra para abrirlo en la sesión inaugural. Las dos películas tienen como nexo común la atmósfera paisajística, con escenarios naturales que son como un personaje más, y ahora con el absoluto protagonismo de la Albufera. Sin embargo, en la ficción nunca se esccuha dicho topónimo real, que ha sido cambiado en aras de la corrección política y para evitar problemas legales por el de Laguna Blanca, aunque el público va a saber en todo momento que esas tierras inundadas y esos arrozales son los de la conocida Reserva Natural que ya salía en series de televisión basadas en novelas de Blasco Ibáñez como ‘Cañas y barro’ (1978) o ‘La barraca’ (1979).

Quienes no dispongan de tales referentes históricos pensarán en una película más reciente, que no coincide en lo geográfico pero sí en lo génerico. La sola presencia como actor principal de Raúl Arévalo ya remite a ‘La isla mínima’ (2014), y por si quedaban dudas ahí están los obligados planos cenitales. Por su parte el director y guionista prefiere citar otras influencias cinéfilas, al Sam Peckinpah de ‘Perros de paja’ (1971), al Thomas Vinterberg de ‘La caza’ (2012) y al Koldo Serra de ‘Bosque de sombras’ (2005), por entender que son historias en las que un forastero es mal recibido por la población nativa del lugar al que se muda, desencadenando reacciones violentas.

En ‘El lodo’ (2021) el recién llegado es un biólogo que quiere salvar el ecosistema del lugar donde creció, y al que regresa por motivos profesionales. Pero su presencia despierta la animaversión local, sobre todo entre cazadores furtivos y arroceros, que ven peligrar su modo de subisistencia tradicional y no creen los planes de sostebinilidad que llegan de la administración.