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Nafarroa renueva todas las medidas hasta el día 14 y el LABI tiene que decidir mañana

Nafarroa ha decidido no seguir los pasos de Catalunya, donde se han eliminado todas las restricciones a excepción del cierre de la hostelería a la una de la madrugada, y apuesta por mantener las mismas medidas durante otras dos semanas.

Carlos Artundo (director general de Salud), la consejera Santos Indurain y el vicepresidente Javier Remírez. (Gobierno de NAFARROA)

Nafarroa no levanta el pie. Quiere dos semanas más de bajada. Todo evoluciona muy bien, la caída de la última semana fue mejor que en la CAV, pero los indicadores siguen demasiado altos. La decisión parece en línea con la opinión independiente de los epidemiólogos del Ispln, que califican la situación como de «intensidad y gravedad en nivel muy alto y tendencia descendente».

Porque la diferencia entre la CAV y Nafarroa pasa por la existencia de un instituto público que realiza una valoración sobre la situación cada miércoles, donde sus expertos analizan los parámetros de la semana y los comparan con las anteriores (en epidemiología se funciona por semanas, no por días). En la CAV tienen el LABI, pero se descapitalizó científicamente hasta quedar tan trufado de políticos que cuesta diferenciarlo del Gobierno. Este LABI se reunirá el viernes, cuando tiene que decidir si prorroga medidas o las aligera, como ha hecho Catalunya, que ha levantado todas las restricciones a la hostelería salvo la principal: el cierre a la una de la madrugada.

La consejera navarra, Santos Indurain, apoyó la prórroga de todas las medidas en que la Atención Primaria sigue muy maltrecha por la sobrecarga. Explicó que se ha recuperado parte de la «presencialidad», pero que la situación sigue sin estar normalizada, reconociendo que queda bastante por mejorar.

Indurain informó, además, de que mantendrá lo que llama «contingente covid», conformado por 700 sanitarios contratados por encima de la plantilla de Osasunbidea, cuyos contratos vencían a 31 de enero. Afirmó que la mayoría serán renovados hasta el verano. Hay que atender aquí al hecho de que Sanidad aplazó las vacaciones de Navidad de todo el personal para poder dar abasto a la carga asistencial de las últimas semanas, y que esa gente va a necesitar ahora su descanso.

En lo que va puramente de evolución epidémica, a diferencia de los datos que son malos por lo altos que están, la tendencia es francamente buena. La epidemia desciende, caen los contagios diarios semanales en un 22%, baja el total de ingresos semanal y –ojo, esto es importante– también los muertos por primera vez (de los 30 de hace dos semanas a los 25 de la semana pasada).  

Otro punto favorable tiene que ver con las variantes. Si la semana anterior quedaba un 3% de delta circulando en Nafarroa, ahora se ha bajado a un 1%. Sucede en un contexto de bajada general de casos, por lo que cada punto porcentual refiere a un número menor de contagios.

Es importante el descenso de delta por dos motivos. El primero es que es la variante delta –de media con datos propios del Ispln recogidos en hospitales navarros– causa cuatro veces más hospitalizaciones que ómicron y diez veces más casos de enfermedad muy grave (ingresos en UCI y muertes).

El informe del Ispln, además, actualiza los datos que tiene sobre efecto de las vacunas, y hace apreciaciones muy interesantes que quizá sorprendan. En lo referente a casos graves, las personas que se infectan y están correctamente vacunadas tienen la décima parte de posibilidades de acabar en el hospital que un no vacunado y veinte veces menos (95% de protección) de acabar en UCI.

Lo llamativo no son estos números, similares a otros estudios, sino que no parece haber diferencias entre quienes se infectan por delta o por ómicron. Es decir, los datos del Ispln apoyan que las vacunas funcionan igual de bien para ómicron que para delta, en lo que afecta a casos graves (que no al efecto de prevención del contagio).

El segundo dato que figura en el informe y que habrá que ver cómo va desarrollándose en siguientes actualizaciones de la medición tiene que ver con las terceras dosis. La efectividad que están demostrando de prevención de hospitalización es del 95% frente al 91% de las dos dosis. Es cierto que ha mejorado, pero no está siendo el enorme salto que se prometió en un primer momento.

Una interpretación razonable para explicar esto pasa por que la inmunidad celular (no los anticuerpos) de las personas con dos dosis puede ser capaz de reconocer a ómicron pese a los cambios que tiene esta variante con respecto al virus que se usó para diseñar la vacuna. De ser así, la noticia es buena porque indica que la memoria que están dejando las vacunas es más duradera y más amplia que lo que indicaban los anticuerpos.

Avance en los más pequeños

Está más en el aire el cuánto protegen las vacunas de una infección por ómicron. Faltan datos, pero las reinfecciones son habituales. Al respecto, resulta destacable la evolución de casos por grupo de edad que presenta Nafarroa. En él se observa que los únicos grupos donde el virus no está descendiendo, sino que sigue subiendo son aquellos donde la vacunación es menor (entre 5 y 11 años apenas se ha alcanzado el 52% para primeras dosis y la vacunación completa llega al 10%) o inexistente (en el grupo 0-4 años la presión se ha incrementado en un 25%).  

Este aumento no solo se explica por la vacunación, también por el regreso a las aulas con una cepa mucho más contagiosa y con unos protocolos mucho menos estrictos en cuanto a confinamientos y cierre de aulas en caso de contagio.

La incidencia por edades desprende una tranquilizadora perspectiva a corto plazo, en tanto que el virus está descendiendo su presencia en los grupos de edad más altos, que son los que más tensión hospitalaria generarán, junto a los no vacunados. Estos últimos ocupan hoy el 50% de las UCI pese a no superar el 10% de la población adulta. En planta, son un 25%.