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Dos años después, preguntas sin respuesta en la ‘zona cero’ del vertedero de Zaldibar

Cientos de personas han recorrido este domingo en manifestación el trayecto entre Ermua y Eitzaga, en el segundo aniversario del derrumbe del vertedero de Zaldibar. A este barrio de caseríos, epicentro de un auténtico desastre medioambiental, se le han negado análisis y hasta el recuerdo.

Ofrenda floral en recuerdo de Sololuze y Beltrán. (Gorka RUBIO | FOKU)

Una pared de contención y en otra ladera todavía se aprecia el rastro que dejó la marea de basura y vertidos al precipitarse por el monte a la autopista. Este domingo se cumplían dos años desde que colapsara el vertedero de la escombrera de la empresa Verter Recycling, sepultando a Joaquín Beltrán y Alberto Sololuze. Beltrán todavía sigue allí; su cuerpo no se ha encontrado.

«Lo primero que nos llegó fue un vídeo en el que se veía como había caído el vertedero a la autopista. En Zaldibar llevábamos desde los 80 luchando para que este tipo de proyectos se controlaran y, en cuanto vimos el vídeo, supimos qué vertedero era. El enfado se convirtió casi en algo personal, porque después de lograr que Zaldibar los prohibiera, cuando cambiaron las fuerzas en el ayuntamiento, el PNV aprovechó para cambiar las Normas y aprobar los vertederos de nuevo. Se hizo ‘ad hoc’ para este. En el consejo de gobierno que dio el visto bueno a las obras estaba el que es el actual alcalde de Zaldibar. Los protagonistas y hasta los representantes locales son los mismos», recuerda Gaizka Zabarte, uno de los portavoces de Zaldibar Argitu, la plataforma popular que surgió a raíz de este desastre medioambiental y convocante del acto de aniversario del domingo.

Eitzaga es un barrio de caseríos de solo 37 habitantes, ubicado en esta especie de intersección o nudo de comunicaciones que es la confluencia entre Zaldibar, Ermua y Eibar. Sobre esta zona rural, la presa de Aixola, que nutre de agua a los municipios de la zona, y acogotándola, la AP8, la variante de Ermua, el tren de cercanías y hasta la “autopista eléctrica”.

En la plaza de Eitzaga, una escultura que no se ha podido colocar, pancartas y ambiente serio. La escultura, como han explicado desde Zaldibar Argituz, quería recordar a los dos trabajadores fallecidos. Quería ser la memoria de unos hechos que se podían haber evitado, pero el Ayuntamiento de Zaldibar, por medio de un decreto, ha denegado el permiso para explicar que las instancias municipales tienen previsto colocar en una fecha sin definir otra escultura y que «invitarán» a las asociaciones populares a su inauguración.

Pero la escultura también recuerda a otro olvidado: Eitzaga. Tanto el Ayuntamiento como Lakua se negaron desde el principio a que los análisis pedidos por los vecinos para conocer el alcance de la contaminación. Extraño,  cuando durante varios días la zona la contaminación atmosférica fue tal que hasta se suspendió un partido de Primera.

Imagen de la movilización. (Gorka RUBIO/FOKU)

La vía penal está cerrada: los tres responsables de Verter Recycling pactaron una condena de seis meses de prisión por homicidio imprudente. Sigue abierto, sin embargo, un segundo proceso judicial por presuntos delitos medioambientales, a la vez que el Parlamento Europeo ha pedido información adicional a Lakua.

Carlos Alonso, abogado y portavoz de la Asociación Vecinal de San Lorenzo, pedía ayer depurar responsabilidades «no solo, aunque sean los principales, los gestores del vertedero, Verter Recycling», sino también a quienes a debían haber «supervisado y controlado» la instalación y «no lo hicieron»: Gobierno, clientes, ayuntamientos...