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La realidad contrasta con Lakua y Euskal Elkargoa, que hablan de derechos y acogida a migrantes

Los ejecutivos de Urkullu y Etchegaray han consolidado su compromiso para trabajar juntos por la acogida de migrantes. Además, Lakua ha presentado el nuevo centro pensado inicialmente para las personas migrantes en tránsito, que reservará finalmente para las personas huidas de la guerra de Ucrania.

Iñigo Urkullu y Jean-René Etchegaray en el acto que ha tenido lugar en el puente Santiago de Irun. (Maialen ANDRES | FOKU)

Los lehendakaris de la CAV y de Euskal Hirigune Elkargoa, Iñigo Urkullu y Jean-René Etchegaray, han escenificado este viernes el compromiso que suscribieron el pasado noviembre para trabajar juntos en la acogida a las personas migrantes y han presentado el nuevo centro de acogida en Irun que prevé dar cobijo temporal a 150 personas ucranianas.

El encuentro entre los dos altos representantes, que se ha alargado durante toda la mañana, ha comenzado con un acto solemne en el puente Santiago, en Irun, lugar por donde las personas migrantes cruzan al Estado francés y donde en apenas siete meses han muerto siete personas.

«Acudimos a este puente, símbolo del tránsito de tantas personas en todo el mundo, en tantos puentes y fronteras. Personas que huyen de la guerra, la pobreza, la violencia, que buscan una vida mejor, que luchan por tener una oportunidad», ha manifestado Urkullu.

Etchegaray también ha resaltado la carga simbólica del puente de Santiago: «La humanidad no debe, por cobarde pasividad, olvidarse de sí misma. Olvidarnos de los valores morales nos llevaría al debilitamiento de nuestra convivencia, a la degradación de nuestro contrato social. Olvidarnos de ellos nos llevaría a revivir situaciones trágicas como las que hoy conmemoramos».

Tanto Urkullu como Etchegaray han apelado a la defensa de los derechos de las personas migrantes y asegurado su compromiso para ofrecerles una acogida digna. El lehendakari de Euskal Elkargoa, en este sentido, ha manifestado un rotundo «no» a privar a las migrantes de los derechos «relacionados con la dignidad humana y el respeto a la ley».

Sin embargo, mientras los lehendakaris hablaban de derechos, fraternidad, solidaridad y acogida, la imagen que ha dejado el acto de este viernes ha sido la de un nuevo control de la Policía francesa en la muga que precisamente evita que crucen aquellos que, como han remarcado los dirigentes vascos, «buscan una vida mejor». Y, a pesar de que el control policial contraste con la decisión de la Unión Europea de abrir las fronteras para los refugiados ucranianos por primera vez y con el plan de contingencia elaborado por Lakua exclusivamente para los huidos de la guerra de Ucrania, Urkullu ha asegurado que «representamos a una sociedad que quiere arropar por igual a quienes lleguen desde Ucrania y a quienes todos los días intentan cruzar este puente buscando su oportunidad».

En este acto también han estado presentes por parte de Lakua la consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, Beatriz Artolazabal; la secretaria general de Acción Exterior, Marian Elorza; y el director de Migraciones y Asilo, Xabier Legarreta; así como el consejero delegado de las cooperaciones transfronterizas, europeas e internacionales de Euskal Elkargoa, Joseba Erremundeguy, entre otros.

Tras las palabras de Iñigo Urkullu y Jean-René Etchegaray, y con la participación de dos ucranianas residentes en Euskal Herria, dos refugiados subsaharianos acogidos en el centro de Oñati y dos niños de la guerra del 36 han realizado una ofrenda floral en el puente de Santiago en homenaje a todas las víctimas que se ha cobrado en ese lugar la política migratoria y a las personas que se están desplazando huyendo de las guerras, en especial la de Ucrania.

Ofrenda floral a las muertes provocadas por la política migratoria en el río Bidasoa. (Maialen ANDRES/FOKU)

Pabellón 55

Tras el acto del puente de Santiago, la comitiva ha visitado el nuevo recurso habilitado por el Gobierno de Lakua, en una zona de pabellones, que cuenta con 150 plazas para atender, en principio, a migrantes en tránsito cuando se complete el centenar de plazas que dispone el albergue irundarra de Hilanderas.

No obstante, en estos momentos y ante la posibilidad de recibir a personas procedentes de Ucrania, Lakua acogerá en este centro a ucranianos que lleguen a la CAV en una primera instancia y antes de que, en un plazo de «dos o tres días», sean derivados a otros equipamientos como los centros de Oñati, Berriz o Tolosa.

Una de las habitaciones del nuevo centro de acogida de Irun. (Maialen ANDRES/FOKU)

Posteriormente, las delegaciones de la CAV y de Euskal Elkargoa se han desplazado al recurso de Hilanderas, donde han departido con los responsables de Cruz Roja y con las personas usuarias a las que se informa de los importantes riesgos que entraña cruzar a nado el río Bidasoa. Este centro tiene una capacidad para albergar a alrededor de cien personas.

El encuentro ha finalizado con la reunión de la Mesa Interinstitucional de Coordinación para la Acogida Urgente de Personas Migrantes en Tránsito en Gordailua, formada por las instituciones y agentes del Tercer Sector, que incorpora de forma permanente a una representación de Euskal Elkargoa encabezada por Joseba Erremundeguy.

Atención desigual en función del origen

Oihana Galardi, integrante de la red ciudadana Irungo Harrera Sarea (IHS), que acumula cuatro años de experiencia atendiendo a miles de migrantes en tránsito (la mayoría de origen subsahariano), valora positivamente la disposición de 150 plazas de acogida para las personas ucranianas que huyen de la guerra. «Es esa la exigencia que llevamos trasladando a las instituciones desde que creamos IHS: ante una necesidad, ante una crisis humanitaria como esta, que se implicaran y le dieran respuesta. Por ello, responder con urgencia a la situación de Ucrania es algo que se debería hacer en todos los casos», ha trasladado a NAIZ.

Lo que le preocupa, ha apostillado, es la atención desigual que el Ejecutivo de Urkullu ofrece a unas u otras personas refugiadas. Galardi se remite a los antecedentes y la comparación es inevitable. «Aunque no lo expresen, sus acciones demuestran que para algunos intentan coordinar una respuesta inmediata y, en otros casos, esa respuesta no se da, en principio, con tanta integridad. Digo en principio, porque no sabemos cómo será la acogida a partir de ahora».

Esta comparación «repudiable» saca a relucir la diferente graduación de las personas refugiadas «dependiendo de su origen», según la integrante de IHS.

Plan de contingencia de Lakua

Por otra parte, el Gobierno de Lakua, coordinado con las Diputaciones Forales, Eudel, entidades sociales y la asociación Ucrania-Euskadi, ha elaborado el primer plan de contingencia de la CAV para la acogida de hasta 3.000 personas desplazadas por causa de la invasión de Ucrania.

Ante la imposibilidad de predecir cuántas personas refugiadas llegarán a la CAV desde Ucrania y en qué plazo, el plan tiene un carácter provisional y se renovará «inmediatamente» cuando se sepa la dimensión de acogida que requieran estas personas.

El objeto de este plan de acogida es complementar la respuesta del Gobierno español mediante la «organización de una infraestructura de respuesta de urgencia» que contempla para las primeras tres semanas dos escenarios de afluencia de personas desplazadas.

El primer supuesto contempla la llegada de entre 500 y 700 personas durante las primeras semanas. En este caso, Lakua coordinaría la oferta habitacional necesaria, incluyendo las plazas disponibles del Sistema de Acogida e Integración del Estado (SAI), los centros de acogida de Irun, Berriz, Tolosa y Oñati, las viviendas ofrecidas voluntariamente por la ciudadanía y las habitaciones que los hoteles y hostales estén dispuestos a ceder.

Junto a ello, se canalizarán por los medios habituales los servicios de asistencia y apoyo integral a las personas acogidas.

Si en las primeras semanas la previsión de llegadas pudiera situarse por encima de 700 personas, Lakua activaría más recursos además de los contemplados en el primer escenario.

Así, entre otras medidas, prevé crear una red de traductores, fijar puntos de información en el aeropuerto de Loiu y en las estaciones de tren y autobús o promover soluciones habitacionales estables.