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Petróleo: entre ecología y energía, el Gobierno de Biden camina en la cuerda floja

Mientras presiona a la industria petrolera estadounidense a producir más tras el embargo a las exportaciones rusas de crudo, la Administración de Joe Biden también busca promover la transición hacia energías limpias.

El gobierno de EEUU ha instado a las firmas petroleras a aumentar la extracción para bajar los precios. (AFP)

«¡Se puede caminar y mascar chicle al mismo tiempo!», espetó la secretaria de Energía estadounidense, Jennifer Granholm, el pasado martes ante un grupo de industriales reunidos en la conferencia anual del sector energético, CERAWeek, en Houston (Texas), al tiempo que llamó a impulsar la exploración y el bombeo de petróleo sin dejar de lado los objetivos ambientales.

La metáfora no cayó bien al lobby petrolero, que critica la política energética y ambiental de Joe Biden desde hace meses, mucho antes de la invasión rusa de Ucrania, que ha provocado una nueva escalada de los precios del crudo.

«La Administración Biden continúa acusando a todo el mundo salvo a sí misma por el aumento de los precios de la gasolina», protestó Phil Flynn, analista del mercado petrolero de Price Futures Group.

«Le echaron la culpa a los problemas de la cadena de suministros y ahora, alegremente, responsabilizan a Putin», comentó. «Lo que no consideran es la anulación del oleoducto Keystone y las moratorias de perforaciones en tierras federales», enfatizó.

Sin embargo, según el Center for Biological Diversity, el Gobierno federal aprobó 3.557 permisos de explotación de petróleo y de gas en terrenos federales en 2021, «superando ampliamente el número de permisos acordados por la Administración Trump en su primer año en el poder (2017), que fue de 2.658».

Los precios de la gasolina en Estados Unidos se han disparado a niveles jamás alcanzados desde la crisis financiera de 2008, con el galón (3,8 litros) superando ampliamente los 4 dólares de promedio, un dólar más que antes de la invasión de Ucrania y por encima de una cota sicológica que perturba a los automovilistas del país.

Las críticas también se disparan

La secretaria de Energía aseguró que esta nueva necesidad de abastecimiento en energías fósiles, para tratar de bajar los precios en las gasolineras, no pone en duda el compromiso del Gobierno con la transición energética. «Somos muy serios con respecto a la descarbonización» de la economía del país, incidió Granholm.

Pero las críticas se disparan contra las iniciativas del Gobierno, tanto por la anulación del permiso de Keystone, una de las primeras medidas de Biden al llegar a la Casa Blanca, como por la eventualidad de recurrir a productores sancionados como Irán o Venezuela.

«El Gobierno quiere relanzar las importaciones de energía a partir de Irán y Venezuela, es decir, del país que más patrocina al terrorismo y un dictador criminal en América del Sur», denunció el líder de la minoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, en un discurso el martes. «Prefieren comprarle a estas personas y no a Texas, Alaska o Pensilvania», añadió.

Múltiples factores

Pero las prioridades ambientales del Gobierno no son el único factor que explica las dificultades de la industria petrolera estadounidense para aumentar el bombeo. Estados Unidos, el mayor productor mundial gracias al petróleo de esquisto (fracking), no ha retomado su nivel de extracción previo a la pandemia de coronavirus, cuando la caída de actividad redujo fuertemente la demanda. El regreso de este tipo de polémicas extracciones tomará su tiempo, vaticinan los expertos.

«Se requieren varios meses para crear una nueva producción en Estados Unidos», explica Andy Lipow, especialista del mercado petrolero de Lipow Oil Associates. «Las perforaciones aumentan (...), el número de pozos pasó de 397 hace un año a 638 actualmente», pone como ejemplo.

Además, la industria petrolera enfrenta dificultades de aprovisionamiento y escasez de mano de obra cualificada. «Estamos en una situación muy difícil», afirmó la presidenta de Occidental Petroleum Corporation, Vicki Hollub, en la CERAWeek. «Con los problemas de abastecimiento, toda tentativa de aumentar la producción hoy a un ritmo rápido es extremadamente ardua», advirtió.

Por su parte, los militantes ecologistas denuncian las ganancias de los gigantes petroleros, que aumentan a la par de los precios. «Los dirigentes de estas compañías se están beneficiando de la guerra», afirmó la ONG Friends of the Earth en un comunicado difundido el jueves.