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Apoyo mayoritario a una jubilación más temprana y a la renta universal

Un estudio de la Universidad de Deusto y BBK Kuna sobre expectativas laborales muestra un rechazo masivo a seguir trabajando hasta los 70 años. Pese a ello, la mayoría cree que será el escenario más probable en 2050. Se aprecia un apoyo significativo a la renta universal y a la semana de 32 horas.

La posibilidad de trabajar hasta los 70 años de edad no convence a casi nadie. (Andoni CANELLADA | FOKU)

Las personas que residen en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa creen que 63,2 años es una edad ideal para jubilarse, y están muy mayoritariamente en contra de seguir trabajando hasta los 70. Así se desprende de un estudio sobre expectativas laborales cuyos resultados fueron difundidos ayer y que se enmarca en el proyecto “Habitantes del futuro”, en el que participan BBK Kuna y la Universidad de Deusto.

Según ese informe, elaborado tras sondear la opinión de un millar de personas, cuatro de cada cinco habitantes de la CAV, el 80,9%, rechaza la opción de trabajar hasta los 70 años, y solo el 18,3% lo ve con buenos ojos. Sin embargo, siete de cada diez (71,1%) cree «muy probable» (27,6%) o «bastante probable» (43,5%) que esta sea una práctica estándar en 2050. Deseo y previsiones chocan en este asunto.

Las personas más jóvenes mencionan una edad ideal de jubilación más temprana, aunque no hay grandes diferencias, con una horquilla entre 62,3 y 63,7 años. Pero son también los más jóvenes, en concreto los del grupo entre 18 y 24 años, quienes en mayor proporción consideran muy probable tener que trabajar hasta los 70: un 36,7%.

Menos horas de trabajo

A los encuestados no se les ha preguntado solo por la extensión de la vida laboral, sino también por la duración de la jornada, con un apoyo igualmente masivo a reducir las horas semanales destinadas a trabajar. En concreto, el 77,1%, tres de cada cuatro, responde afirmativamente a la pregunta de si considera deseable fijar una jornada laboral de 32 horas, en lugar de cuarenta, sin reducción salarial.

Con todo, pese a esta última condición, la de no tocar el sueldo, hay un 17,6% que no ve deseable reducir la jornada laboral.

Siguiendo con este asunto, también son mayoría, aunque algo más matizada –un 57%­­–, los que opinan que es viable establecer una jornada de 32 horas sin reducir los salarios, frente a un 35,5% que cree lo contrario y un 7,5% que no se pronuncia.

Por edades, los jóvenes muestran un grado de respaldo a esta medida más alto que las personas de mayor edad, con una diferencia de 16 puntos entre los dos grupos etarios más alejados.

Igual que ocurría en torno a la vida laboral, también en este caso hay una importante brecha entre el deseo mayoritario de la población y la realidad que esa misma población opina que caracterizará su futuro. Y es que, cuestionados sobre si creen que dentro de 30 años el trabajo tendrá más, menos o el mismo peso en nuestra vida, solo un 6,8% apuesta por la primera opción.

A esa pregunta, casi uno de cada tres encuestados, el 32,1%, responde que el trabajo ocupará un mayor espacio en la vida de la gente, mientras que la mayoría, el 57,2%, opina que la situación seguirá más o menos igual.

Dos de cada tres apoya la renta

Los autores del informe preguntan también por un tema que lleva tiempo siendo objeto de debate y que entra y sale del foco informativo con frecuencia: la instauración de una renta básica universal igual para todos los ciudadanos y ciudadanas. Y la respuesta es elocuente, pues el respaldo alcanza a casi dos de cada tres personas encuestadas.

Un 63% opina que debería implementarse esta medida, frente a un 34% que se opone. Aunque en este caso también hay diferencias, no por edades, sino por situación sociolaboral. En este sentido, el mayor respaldo a la renta básica universal se da entre las personas desempleadas, con un 76,5%, y el menor, entre quienes se han jubilado: 57,6%

Entre ambos colectivos están los estudiantes (70%), las personas que se dedican a trabajo doméstico (64,8%) y quienes trabajan de forma asalariada (61,1%). Aun con esas diferencias, el apoyo se da en todos los grupos.

La transición verde

Otro tema de actualidad, y que tiene vocación de seguir siéndolo por largo tiempo, es el del cambio del modelo económico y productivo y, en concreto, el de la llamada transición verde. A este respecto, en la encuesta promovida por BBK Kuna y la Universidad de Deusto se pregunta por el grado de acuerdo con la afirmación de que «el Basque Green Deal creará condiciones para que los jóvenes puedan acceder a trabajos de calidad en nuestro territorio».

Las respuestas indican una valoración positiva del citado proyecto, presentado por Lakua en mayo del año pasado y que sigue la estela del European Green Deal, pues un 81,8% dice estar muy (13,7%) o bastante de acuerdo (68,1%) con esta afirmación. Con menos holgura, un 68%, pero también son mayoría quienes consideran que «las empresas que protagonizarán el nuevo modelo económico para un desarrollo justo y sostenible serán nuevas y diferentes de las actuales». Uno de cada diez está muy de acuerdo con esa aseveración, y más de la mitad está bastante de acuerdo con ella.

Más allá del ámbito medioambiental, y en lo que se refiere a la caracterización del mercado laboral, el 56,4% del millar de personas consultadas coincide en que «en el futuro, serán necesarios más inmigrantes para cubrir nuevos puestos de trabajo», por un 39,4% que discrepa.

Además, hay un 61,7% de encuestados que da validez a la previsión de que en el año 2050 «conseguir un buen empleo dependerá más de los méritos que de los contactos», y todavía es mayor el consenso, hasta un 77,6%, en torno a que el sector primario (agricultura, ganadería y pesca) «será más necesario y se crearán más oportunidades laborales en este sector».

Teletrabajo: luces y sombras

Si la primera parte del cuestionario hacía referencia al espacio temporal del trabajo, hay una batería de preguntas centradas en el espacio físico, y en concreto en el teletrabajo, una práctica muy minoritaria hasta que la pandemia multiplicó el número de personas que se acogen a ella. Preguntados al respecto, dos de cada tres encuestados consideran que el teletrabajo ha llegado para quedarse, una afirmación que cuenta con más apoyo entre los jóvenes entre 18 y 34 años, siendo los adultos entre 55 y 64 los más escépticos.

Además, nueve de cada diez participantes, un 88,3% está de acuerdo en que el teletrabajo «permite que las personas tengan más oportunidades laborales al fomentar el acceso a empleos en otras ciudades o países». Un porcentaje menor, pero aun así muy elevado –el 84,5%– considera que en el futuro serán habituales los llamados «nómadas digitales», personas que cambian de ciudad o país de residencia sin cambiar de empleo.

En el otro lado de la balanza,  un 75,2% expresa su preocupación porque «el aumento del teletrabajo permitirá que las empresas puedan controlar nuestros movimientos digitales sin que nos demos cuenta».

Derechos laborales y brecha salarial

­La encuesta sobre expectativas laborales recaba valoraciones de todo tipo a la hora de dibujar el futuro del mercado de trabajo donde, en lo que se refiere a los derechos, el pesimismo es patente. A la pregunta de si en 2050 los derechos laborales de los trabajadores y trabajadoras estarán más protegidos, son más los que están poco o nada de acuerdo con esa afirmación (51,1%) que quienes lo están muy o bastante (45,7%). No es una distancia grande, pero sí significativa del ánimo de los encuestados.

Tampoco se observa mucho optimismo cuando se aborda la posibilidad de que para esa misma fecha se haya acabado la brecha salarial entre hombres y mujeres. Al contrario, es aún mayor la diferencia entre quienes están poco o nada de acuerdo (52%) y quienes están bastante o muy de acuerdo con esa predicción (43%). De hecho, los que están muy de acuerdo con que en 2050 no habrá brecha salarial apenas representan el 3,3% de los participantes en la encuesta.

Como tercera cuestión en este bloque, se plantea si a mitad de siglo habrán desaparecido los sindicatos, y siete de cada diez dice estar nada o poco de acuerdo con que eso vaya a ocurrir, un resultado que, por otra parte, tiene bastante lógica con las expectativas mayoritarias sobre la situación de los derechos laborales y la desigualdad entre hombres y mujeres.

La inteligencia artificial

­Junto a la crisis climática y la obligada «transisión verde», la digitalización y el impacto creciente de la inteligencia artificial son dos de los elementos que más están marcando la nueva caracterización del mercado laboral. Sobre este asunto, no hay mucha confianza en que la inteligencia artificial vaya a minorar el número de días semanales dedicados a trabajar, pues el 67,5% desconfía de que eso pueda ocurrir. Por contra, hay un mayor consenso, hasta el 74,3%, en torno a la posibilidad de que los robots puedan permitirnos liberarnos «de los trabajos más insoportables».

Un punto llamativo, en este bloque, es la respuesta dada a la cuestión de si «los robots y la inteligencia artificial amenazan su puesto de trabajo o su principal fuente de ingresos», ya que casi la mitad, un 49,2%, coincide en percibir esa amenaza.

Por otra parte, un 62,5% de las personas encuestadas declaran que para ellas sería un problema que su jefe o jefa fuera un robot en lugar de una persona, un sentimiento que, según se explica, es más acusado entre quienes tienen de 55 a 65 años de edad. Por contra, y como elemento positivo, más de la mitad de los encuestados opina que la robotización de la economía y el desarrollo de la inteligencia artificial propiciarán un aumento del número de trabajos disponibles.