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El gas extra que promete EEUU a la UE solo es el 10% de lo que se importa de Rusia

Joe Biden se ha comprometido este viernes a intentar aumentar un 67% las exportaciones de gas natural licuado (GNL) a la UE en apoyo a sus esfuerzos para desprenderse de los hidrocarburos rusos. Serían 15.000 millones de metros cúbicos más, mientras que Rusia suministró 155.000 millones en 2021.

El presidente de EEUU, Joe Biden, flanqueado por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en la comparecencia de este viernes en Bruselas. (Brendan SMIALOWSKY | AFP)

Los hidrocarburos de EEUU son una de las alternativas para evitar la dependencia energética de la Unión Europea respecto a Rusia. Tras la invasión de Ucrania, la Comisión Europea ha elaborado un plan para eliminar la dependencia comunitaria de Moscú hasta 2030, a razón de reducir un 30% anualmente el consumo de gas. La cifra es equivalente a 100.000 millones de metros cúbicos (100 bcm), considerando que en 2021 las importaciones de gas ruso fueron de 155.000 millones de metros cúbicos (155 bcm).

En el marco de las cumbres de la OTAN, el G7 y la UE que se están desarrollando en Bruselas, el presidente de EEUU y la presidenta de la Comisión Europea han ofrecido este viernes una comparecencia en la que Joe Biden se ha comprometido a hacer todo lo posible para aumentar un 67% las exportaciones de gas natural licuado (GNL) desde su país a la UE.

En concreto, Washington quiere enviar al año 15 bcm (miles de millones de metros cúbicos) más a la UE, lo que supondría elevar la cantidad total anual hasta los 37 bcm, ya que las compañías estadounidenses enviaron en 2021 22,2 bcm de GNL.

«Estados Unidos trabajará con socios internacionales y se esforzará para asegurar unos volúmenes adicionales de GNL para el mercado de la UE de al menos 15 bcm en 2022, con incrementos esperados más adelante», ha explicado la Casa Blanca en un comunicado.

El objetivo de Bruselas dentro de su plan para desengancharse de los 155 bcm anuales de gas ruso pasa, entre otras cosas, por aumentar en 50 bcm sus importaciones de GNL procedentes de EEUU, pero también de Catar, Egipto o los países de África Occidental.

«Nuestro objetivo es reducir nuestra dependencia de Rusia. Esto solo puede lograrse a través de nuevos suministros de gas, incluidas entregas de GNL», ha insistido Ursula von der Leyen, quien ha añadido que el «compromiso» de Washington para aumentar el suministro es «un gran paso en esa dirección».

En un comunicado conjunto, Washington y Bruselas han reafirmado con carácter general su «objetivo compartido» de abordar la amenaza sobre la seguridad energética que la guerra iniciada por Rusia plantea sobre la UE y Ucrania.

La planta de regasificación de Bahía de Bizkaia Gas. (BBG)

«Tendrá un coste para Europa»

Biden, por su parte, se ha mostrado consciente de que «eliminar el gas ruso tendrá un coste para Europa», pero ha subrayado que esta meta es la correcta «desde el punto de vista moral» porque pondrá tanto a la UE como a EEUU «sobre una base estratégica más fuerte».

Al margen de la cuestión «moral» en torno a la importación de gas ruso tras la invasión de Ucrania, hay que tener en cuenta que el suministro de GNL es más caro que el que se hace por gasoductos, porque este proceso es más complicado.

El GNL llega a la UE en buques metaneros (también llamados gaseros), especialmente desde África, Oriente Medio o EEUU. En los puntos de origen tiene que ser tratado en una planta de licuefacción antes de ser embarcado. En destino, es descargado en las plantas de regasificación portuarias, para ser devuelto a su estado original. Así, ya puede ser canalizado hacia las redes habituales de distribución y almacenamiento.

Una de esas plantas de regasificación es la de Bahía de Bizkaia Gas (BBG), ubicada en el Puerto de Bilbo dentro del término municipal de Zierbena. En 2020, descargaron en sus instalaciones 58 buques metaneros.

El Estado español es el que más capacidad de regasificación y almacenamiento tiene en la UE, con hasta seis plantas, lo cual es a la vez una oportunidad y una rémora en el contexto actual, ya que este escenario ha surgido obligado por su escasa conexión por tubería con las redes troncales de distribución de Europa.

Por eso, desde Catalunya se está intentando reflotar el proyecto de gasoducto Midi-Cat, que uniría la planta del Puerto de Barcelona, a través del Pirineo, con la red de gasoductos francesa.