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Tocados, pero nunca hundidos

En la 19ª edición del Festival de Cine y Derechos Humanos de Donostia revivimos una de las más ilustrativas batallas de la guerra del 36, un vibrante acto de implicación en la defensa de los valores democráticos, siempre acosados por la fuerza –bruta– del fascismo.

Fotograma del filme. (NAIZ)

Esto sucedió ayer, en el Congreso de los Diputados de Madrid. El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, se dirigió a los miembros del hemiciclo en una comparecencia telemática, de modo idéntico a como lo había hecho con otros muchos parlamentos del mundo. La intención, como en las otras ocasiones, consistía en recabar apoyos internacionales para un país que, debido a las calamitosas circunstancias por las que le está haciendo pasar el régimen de Vladimir Putin, necesita toda la ayuda que se le pueda prestar.

Porque lo que está pasando estos días en su territorio, más que una guerra, es un crimen flagrante. Uno detrás de otro, que es lo que pasa cuando a Goliat le da por atacar a David cuando este ni dispone de su honda. Zelenski, atento a la realidad de cada país al que se dirige, hizo referencia a la guerra del 36, en concreto, al bombardeo de Gernika por parte del bando fascista, una analogía incontestable a la que, no obstante, y como cabía esperar, ya se han opuesto varias voces de la ultra-derecha.

Porque como ya sabemos, hay sitios donde la memoria histórica escuece más que en otros; porque los sigue habiendo quienes, por todos los medios, tratan de hundir esos episodios del pasado que pueden dejarles retratados en el presente. Hoy, por si la actualidad no lo estaba demostrando a base de ir empalmando episodios de debate público bochornosos, el Festival de Cine y Derechos Humanos de Donostia ha venido a incidir en la importancia de recordar de dónde venimos, o sea, aquello por lo que nuestros antepasados lucharon, a veces dejándose la vida en ello.

En la sexta jornada de su 19ª edición, buena parte de la atención fue para ‘Matxitxako. Apuntes sobre la marina de guerra auxiliar de Euzkadi’, de Jesús Lacorte, un largometraje «por los pelos» (de 55 + 10 minutos de duración) en formato documental, decidido a rescatar del olvido la increíble-pero-verdadera historia del Nabarra, el Guipuzkoa, el Bizkaia y el Donostia, cuatro bous, es decir, un minúsculo escuadrón naval de embarcaciones pesqueras (armadas con cañones debido a razón de las circunstancias bélicas de la época) que se enfrentaron al Canarias, buque insignia de las fuerzas franquistas.

La narración de la película, básicamente estructurada a través de la fórmula de ‘talking heads’ (es decir, con entrevistas de cara a la cámara), junta a supervivientes de la batalla con familiares de estos. Varias generaciones unidas en el noble cometido de seguir luchando, ahora contra la desmemoria. El trabajo del director consiste en gran medida en hilvanar las declaraciones de todos los testigos para que sus voces suenen como una sola, es decir, como esa verdad que no puede ni debe ser discutida.

El euskara y el castellano se combinan así con la naturalidad de quien, ahora sí, tiene la libertad de elegir el idioma con el que más a gusto se sienta. El recuerdo de los que ya no están y la presencia los que todavía aguantan se van pasando constantemente el relevo, no solo en labores de rememorar aquella batalla náutica de 1937, sino también a la hora de poner el foco sobre esa responsabilidad que ahora recae en el conjunto de la sociedad, y de la que algunos (por mala conciencia, por frívola ignorancia o directamente por maldad) quieren escaquearse.

‘Matxitxako. Apuntes sobre la marina de guerra auxiliar de Euzkadi’ también es, sobre el papel, una afinada conjunción de formatos. A las ya mencionadas entrevistas se le suma el trabajo con material de archivo (instantáneas y secuencias en blanco y negro que casi son piezas de arqueología), además de una serie de clips de animación ‘acuarélica’, que nos sumergen de lleno en las aguas revueltas de ese cabo que más que ser un accidente geográfico, debe ser visto como un monumento a la dignidad de quien no tembló ante la tragedia impuesta por su propio destino.

Aquel enfrentamiento terminó en derrota, no hay duda, pero a veces puede haber épica y heroicidad en tan lamentable resultado. ‘Matxitxako. Apuntes sobre la marina de guerra auxiliar de Euzkadi’ nos recuerda que la victoria también es una cuestión de valentía en la toma de decisiones. Apostar por la justicia en circunstancias de monstruosa injusticia; enfrentarse, con todo en contra, a una maquinaria de guerra que te supera… gestos que, casi un siglo después, siguen brillando en la oscuridad de nuestros tiempos, cual faro en la tempestad; como ese patrimonio común entre todos los dispuestos a luchar por quien está a punto de ser aplastado.