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El embargo de carbón ruso, un golpe sensible para Moscú y también para la UE

El embargo a las importaciones de carbón ruso, incluido en la última ronda de sanciones de la UE, golpea a un sector que genera más de medio millón de empleos, pero su impacto económico –4.000 millones de euros– está lejos del que supondría el veto del gas. Además la UE también pagará este castigo.

Planta de carbón en Werne, Alemania. (Ina FASSBENDER | AFP)

El embargo europeo a las importaciones de carbón ruso, decidido en la quinta ronda de sanciones de la Unión Europea, y que entrará en vigor en agosto próximo supone un golpe a este sector industrial en el que trabajan cerca de 150.000 personas y generan medio de millón de empleos en empresas afines, pero no una merma importante en los ingresos de Rusia.

Según el Servicio Federal de Aduanas de Rusia, el año pasado las arcas de Rusia obtuvieron más de 4.000 millones de euros por concepto de exportaciones de carbón a los países europeos, suma que representa menos del 5% de los ingresos que reportaron las ventas de gas natural.

En 2021 las exportaciones rusas de carbón a Europa aumentaron en el 10,3 % en comparación con el año pasado y totalizaron 50,4 millones de toneladas, que suponen casi la cuarta parte de las ventas al extranjero de este combustible fósil.

El embargo a la importaciones de carbón ruso, que contempla un período de gracia de 120 días a partir de este viernes, forma parte del quinto paquete de sanciones adoptado por la Unión Europea contra Rusia por la invasdión de Ucrania.

Este año el precio del carbón se ha duplicado en comparación con 2021, por lo que debido al veto a las importaciones de carbón, aunque sea total a partir de agosto, Rusia podría dejar de recibir unos 4.000 millones de euros.

Mercados alternativos

Como en ocasiones de anteriores sanciones, Moscú ha advertido de que el embargo afectará más a los países europeos que a Rusia, ya que el carbón ruso cubre poco más del 45% de las necesidades de los socios de la UE de este combustible.

«Desde luego, el carbón sigue siendo una mercancía muy demandada», ha destacado el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, para asegurar que Rusia no espera tener mayores dificultades para hallar nuevos mercados o ampliar los existentes fuera del continente.

Peskov ha explicado  que a medida que Europa vaya renunciando al uso del carbón ruso, su flujo «se reorientará a mercados alternativos».

Este jueves el viceprimer ministro ruso, Alexandr Novak, indicó que las exportaciones pueden redirigirse a la región Asia-Pacífico.

«No quieren comprar nuestro carbón, pues vamos a ir a otros mercados», señaló Novak, que advirtió de que hay países europeos que tienen un gran dependencia del carbón ruso, a los que les costará renunciar a él.

Algunos medios rusos apuntan que China y la India podrían absorber los volúmenes de carbón que Rusia dejará de exportar a Europa, aunque ello supone superar importantes problemas logísticos.

«Rusia está al borde de agotar de capacidad de transporte ferroviario y marítimo a China, por los que difícilmente puede incrementar su exportaciones de carbón al vecino país», advierte el consultor Mijaíl Krutijin, experto en el sector de hidrocarburos.

En su opinión, lo más probable es que Rusia se vea en la necesidad de disminuir las extracciones de carbón o incluso de cerrar alguna explotación, con el consiguiente impacto social.

Problemas para la UE

El experto subraya que el embargo tampoco saldrá gratis a los países europeos, ya que los suministros procedentes de Indonesia o Australia, grande productores mundiales capaz de suplir el carbón, encarecerán notoriamente por los costes del transporte, lo que se reflejará en la facturas de la luz y la calefacción.

Según los cálculos de Bruselas, la prohibición de importar carbón ruso privará a las arcas rusas de 4.000 millones de euros anuales.

Rusia es el principal proveedor de energía de la Unión Europea, que le compra un 46,7 % del carbón que utiliza, un 40 % del gas natural y un 27 % del petróleo.

Sin embargo, los dos últimos hidrocarburos han quedado fuera de este paquete de sanciones pese a tener un impacto económico mayor debido a las discrepancias entre los socios de la Unión: de los 99.000 millones de euros que la UE pagó a Moscú por energía el año pasado, 74.000 millones fueron para petróleo, 17.300 millones para gas y 5.400 millones para carbón.

Alemania y Austria aseguran querer romper la dependencia del gas ruso, pero no cuentan con infraestructuras para hacerlo a corto plazo con el gas licuado importado de otros países.

Además, Hungría ha rechazado el embargo del petróleo y el gas ruso.

El Alto Representante de la UE para Política Exterior, Josep Borrell, ya ha avanzado que los ministros de Exteriores del bloque empezarán el debate sobre nuevas sanciones al gas y petróleo ruso en el Consejo de Asuntos Exteriores del próximo lunes.

Otras sanciones: barcos, bancos y las hijas de Putin

Por otra parte, el quinto paquete de sanciones, que han entrado en vigor este viernes, añade a las hijas del presidente ruso, Vladimir Putin, y a más oligarcas a la «lista negra» europea, en un movimiento alineado con Estados Unidos y en coordinación con los países que conforman el G7.

La nueva tanda de sanciones incluye a 18 entidades y 217 personas, con lo que la lista de sancionados por la UE asciende a más de un millar de individuos y 80 entidades.

Amplía además las restricciones al sector bancario ruso, con una prohibición a las transacciones así como la congelación de activos de cuatro bancos rusos clave, Ovkombank, Novikombank, Otkrutie y VTB, el segundo mayor banco del país, lo que afectará al 23% de la cuota de mercado en el sector bancario ruso, según detalló el Ejecutivo comunitario.

Igualmente, el bloque europeo fija un veto a la entrada de barcos con bandera rusa a los puertos de la UE, extendiendo así un veto que ya existe en el campo del transporte aéreo.

También veta a los operadores del transporte por carretera de Rusia y Bielorrusia, una medida que busca limitar los suministros de la industria rusa.

Igualmente, la UE prohibe las importaciones de determinados productos de Rusia, como madera, cemento o los licores o productos del mar como el caviar,y abarca a una serie de sectores que movilizan 5.500 millones de euros anualmente.