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Todo vale para no perder el poder político

EL MUNDO DE AYER
Estado francés. 2022. 89’. Tít. Orig.: ‘Le monde d’hier’. Dtor.: Diastème. Guion: Diastème, Fabrice Lhomme, Gérard Davet y Christophe Honoré. Prod.: Philippe Loiret y Marielle Duigou. Int.: Léa Drucker, Denis Podalydès, Benjamin Biolay, Jacques Weber, Alban Lenoir.

Léa Drucker encarna a la presidenta saliente en el Estado francés. (NAIZ)

La filmografía de Diastème se refuerza con este cuarto largometraje, que es un muy sutil e inteligente trhiller político en el cual el poder es visto como una representación teatral. El cineasta ya había tratado el tema de la extrema derecha en su anterior ‘Un français’ (2015), donde describía a un joven neonazi. Y ahora lo aborda de un modo mucho más amplio y complejo, con una referencia en el título a la novela homónima y autobiográfica que Stephan Zweig publicó en los años 40, cuando el autor se vio represaliado por la ascensión del fascismo, lo que equivale a una alusión sobre la vuelta de dicho peligro a la Europa actual.

En ‘El mundo de ayer’ (2022), la actriz Léa Drucker encarna a la presidenta saliente en el Estado francés, la cual oculta una grave enfermedad que la obliga a retirarse de la política en activo. Antes de dejar su cargo debe dejarlo todo atado y bien atado, por lo que apoya como sucesor a un candidato republicano interpretado por Jacques Weber. La mandataria se llama, no por casualidad, Isabelle, y es que para Diastème la película no deja de ser un drama isabelino.

La campaña electoral se basa, de acuerdo con la realidad más reciente, en parar el ascenso del candidato de la extrema derecha, al que da vida Thierry Godard. Pero, en vísperas de las elecciones, se descubre la existencia de un vídeo comprometedor en el que el teórico sucesor presidencial recibe un maletín, con lo que con tan solo tres días de margen deben de resolver la crisis en el Elíseo.

El dilema planteado es tremendo, porque todo deviene en el enfrentamiento entre un político corrupto y otro extremista, sin que se sepa a ciencia cierta qué puede ser peor. La cuestión es que el Gobierno encuentra la justificación a todos sus manejos en la urgencia de parar a cualquier precio el ascenso de la derechona, como lo reflejan los elaborados y certeros diálogos.