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El eclipse lunar llena de miradas curiosas el amanecer del lunes en Euskal Herria

El amanecer de la semana laboral en Euskal Herria ha contado con el aliciente del eclipse lunar, que ha podido percibirse en los puntos en que las nubes no lo han impedido.


La Luna se ha eclipsado por completo esta pasada madrugada y amanecer, un fenómeno astronómico que ha sido visible en gran parte del mundo (en la mayor parte de Europa, África y América), aunque las nubes han dificultado en muchos lugares la contemplación. Es lo que ha ocurrido en diferentes puntos de Euskal Herria.

La sombra de la Tierra ha empezado a ensombrecer la Luna a las 4.28 de la madrugada y una hora después (a las 3:29 GMT) ha comenzado el eclipse total, que se ha prolongado hasta las 4:54 GMT de la madrugada. A las 7:55 en la Península Ibérica, el satélite ha recuperado todo su esplendor tras uno de los eclipses más largos de las últimas décadas.

En los herrialdes vascos el fenómeno ha generado cierto interés pero sin llegar a expectación. Quienes esperaban que el cielo presentara un color rojizo muy diferente al habitual se han visto algo defraudados.

Un fenómeno astronómico como el de la próxima madrugada volverá a repetirse en algunas regiones del mundo el próximo 8 de noviembre, pero en Euskal Herria no se producirá un evento similar hasta el 14 de mayo de 2025.

Trabajo para los científicos

Pasado este eclipse, empieza el trabajo de los científicos con los datos obtenidos. El astrónomo del Observatorio Astronómico estatal (OAN) Mario Tafalla ha subrayado el papel que históricamente han desempañado para determinar parámetros fundamentales para la ciencia, como el diámetro de la Luna o la distancia exacta a la que se encuentra.

Tafalla ha observado que aún en la actualidad es posible realizar medidas únicas durante un eclipse total de Luna y ha precisado que precisamente el color rojizo que adquiere durante la fase de totalidad permite medir propiedades de la atmósfera de la Tierra, o que el menor brillo de la Luna –a pesar de estar en fase llena– facilita las medidas que se realizan rebotando un rayo láser en la superficie de la Luna y medir el tiempo que tarda la luz en regresar a la Tierra.

«Conocer mejor la Luna nos ayuda a comprender los complejos eventos que tuvieron lugar durante la formación del Sistema Solar», ha señalado el astrónomo, y ha precisado que este satélite es «anómalamente grande» comparado con los satélites de los planetas rocosos más cercanos a la Tierra.

La mejor explicación de esa anomalía es que la Luna se formó por la colisión de la proto-Tierra con un objeto del tamaño de Marte durante las primeras etapas de la formación del Sistema Solar, ha explicado el astrónomo. «Entender cómo sucedió esa colisión nos ayuda a reconstruir el violento pasado en el que se formaron los objetos que ahora vemos orbitar alrededor del Sol».