Fallece Josephine Agirre, la última integrante vasca de la Red Comète
Josephine Agirre, hija de la también resistente Kattalin Agirre, figura emblemática de la Red Comète ha fallecido a la edad de 94 años. Los funerales por la considerada última integrante vasca viva de esa red de la Resistencia que operó entre 1941 y 1944 se celebrarán mañana en Ziburu.
Josephine Agirre (nombre de casada Castet) ha fallecido hoy a los 94 años de edad.
Hija de Kattalin Agirre, una figura clave en la red de acogida y paso de muga de pilotos durante la Segunda Guerra Mundial conocida como Red Comète, participó, cuando contaba apenas 15 años de edad en las labores clandestinas, recuerda la Asociación de Amigos de la Red Comète.
Los funerales en memoria de «Fifine», nombre en clave de la resistente labortana, tendrán lugar este jueves, 9 de junio, a las 16.00 en la iglesia de Saint-Vincent de Ziburu.
«Les combattants volontaires de la Résistance a leur camarade», reza una placa de la tumba de la madre de la ahira fallecida, Kattalin Agirre en el cementerio de Sokoa.
Un poco más atrás, en la misma tumba, otra inscripción: «À notre ama et amatchi. 1897-1992».
Varias hileras más arriba se encuentra la tumba de Florentino Goikoetxea, el mugalari natural de Hernani, sobre la que descansa una lápida de mármol oscuro firmada por Royal Air Forces Escaping Society. Son los nombre más conocidos de una red de la que formaron parte otros muchos, caso de la urruñarra Frantxia Usandizaga o el también mugalari Juan Larburu.
Homenaje, cada setiembre
Cada año, en setiembre, los Amigos de la Red Comète se dan cita para recorrer de Angelu a Baiona, de Ziburu a Urruña, los puntos de referencia por los que transitaron quienes huían de los nazis para tratar de ganar la orilla sur del Bidasoa.
La red Comète fue creada por Andrée de Jongh, una enfermera de 24 años natural de Bruselas, junto a su esposo, luego fallecido, y un grupo reducido de miembros de la resistencia belga en el verano de 1941.
En Ipar Euskal Herria la red buscó la colaboración de varios mugalaris vascos, que se encargaban de la parte más comprometida del viaje, concretamente del paso de muga por el río Bidasoa que permitía trasladar a los evacuados habitualmente por Oiartzun y Errenteria hacia Donostia, para que el Consulado británico apoyara con su logística el resto del viaje.