La única duda es por cuánto ganará el PP
Los días de proselitismo para las autonómicas acaban con la certeza de un triunfo del partido del presidente, Juanma Moreno. La pugna es por si los escaños le permitirán prescindir de Vox para gobernar. La izquierda espera un milagro de movilización en un fin de semana de sofocón.
El presidente andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla, se encamina a tener un domingo agridulce. No hay dudas de que será el ganador –y de lejos– de las autonómicas pero sí las hay, y muchas, sobre cómo hará para gobernar, teniendo en cuenta que ha dicho que no quiere una coalición con Vox y que querrá seguir en el Palacio de San Telmo en solitario. Algo que la ultraderecha ya avisó que no permitirá que suceda.
En el Partido Popular de la comunidad autónoma más grande del Estado ya están carburando las neuronas para encontrar una salida a este laberinto. Por ahora, la idea que prima es pedir la abstención al grupo de Macarena Olona en caso de que se supere el medio centenar de escaños.
Y es que en el primer pleno de investidura el Estatuto andaluz exige una mayoría absoluta, es decir 55 escaños, pero en el segundo, que se hace 48 horas después, alcanza con conseguir una mayoría simple, y en esa ocasión las abstenciones valen casi tanto como un voto positivo.
La teoría del PP es que se repite un escenario como el de Isabel Díaz Ayuso en Madrid (en el que el grupo Popular superaba por sí mismo la suma de las tres izquierdas), no negociará una coalición con la ultraderecha y los invitará a una abstención en un segundo pleno. Si no saliera investido en ninguno de las dos, habría que esperar a los primeros días de agosto para una nueva oportunidad.
En su cierre de campaña en Sevilla, el presidente saliente de la Junta pidió un voto útil «para la única opción viable y segura de gobierno» y advirtió del dolor de cabeza que puede llegar a representar un exceso de confianza en el triunfo conservador (el promedio de las encuestas le auguran superar el 36%), por lo que llamó a la movilización, en una jornada electoral que tendrá las temperaturas apenas mas bajas que la ola de calor abrasadora de los últimos días (y cuyo impacto en los votantes mayores habrá que ver si es de abstención).
La teoría del PP es que se repite un escenario como el de Isabel Díaz Ayuso en Madrid, no negociará una coalición con la ultraderecha y los invitará a una abstención en un segundo pleno.
Por su parte, el exalcalde de Sevilla y candidato del PSOE, Juan Espadas, cerró la actividad proselitista junto al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y pidió a los votantes que ayuden a «enviar a la papelera» a las encuestas y se movilicen para dar una sorpresa y permitir que vuelva a gobernar la izquierda en Andalucía.
También apelando al voto útil, y arropado por varios ministros del Gobierno español, Espadas afirmó que «hay una sola papeleta que puede frenar a las derechas» y esa es la de los socialistas, que en un hipotético (y milagroso, al ver los sondeos) caso, solo podrían gobernar sumando los escaños del tripartito con Por Andalucía (la coalición de Podemos, Izquierda Unida, Equo y Más País) y el Adelante Andalucía de Teresa Rodríguez, de extracción trotskista.
Los últimos días el PSOE ha dicho que no baraja de ninguna manera la opción de abstenerse para permitir una investidura de Moreno Bonilla para evitar así que la ultraderecha entre a una coalición de uno de los gobiernos regionales más grandes de la UE, con todo el impacto político que eso conllevaría. La sintonía es avalada, y exigida, también desde Moncloa, con un ojo puesto en los apuros que tendrá el nuevo liderazgo de Núñez Feijóo ante esta encrucijada.
Por su parte, Inma Nieto (Por Andalucía) ha opinado que el PP «tiene un gazpacho con Vox impresionante y se lo tendrá que tomar él» y ha también ha cerrado la puerta a una abstención antifascista, aunque al interior de su confluencia algunos dejan la puerta abierta (cabe recordar que allí está el errejonismo, que en su momento quería pactar con Ciudadanos y el PSOE para evitar la reelección de Rajoy).
Las encuestas por ahora dejan un margen abierto para la sorpresa en cuanto a si podrían entrar Cs y la España Vaciada al Parlamento. Desde el PP dejaban trascender que por ese plus de apoyos que siempre suma el claro ganador podrían acariciar los 50 escaños. Sumando eventuales dos votos de Cs y España Vaciada, la investidura se haría casi imposible de evitar y una repetición electoral (con la que amenazó Santiago Abascal días pasados) difícil de explicar.