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Calor y viento vuelven imparables los incendios en Nafarroa

Dos grandes incendios, uno Izarbeibar y otro gigantesco que avanzaba por diversos frentes en el triángulo entre Uxue-Galipientzu y Orbaibar, desbordaron este lunes los medios aéreos y terrestres de los Bomberos de Nafarroa, reforzados por efectivos de comunidades vecinas, agricultores y la UME.


La climatología hizo imposible sofocar los principales fuegos ayer activos en Nafarroa. El agua llegaba rápido hasta los focos que más preocupaban, nunca a todos, pues era inabarcable. Los hidroaviones descargaban cada siete minutos en el de Izarbeibar desde el pantano de Alloz y los helicópteros lo hacían aún más rápido en el fuego desatado en la zona de San Martín con agua del Canal.

En este segundo incendio los hidroaviones cargaban en el pantano de Esa y el mayor temor era que alcanzara los pinares del valle deshabitado de Sabaiza, una arboleda densísima y muy extensa que solo cruzan pistas forestales. «Sabaiza es una cerilla», comentaba un sargento de Bomberos desplazado a la zona.

Los incendios no acabaron ayer y no pararán tampoco, salvo milagro, a lo largo del día de hoy. «La manta de agua que hace falta para parar esto, por el momento, no va a llegar», afirma Peio Oria, responsable de la Aemet para Nafarroa. Con suerte lloverá algo en la madrugada del miércoles, pero probablemente sea muy insuficiente. Predecir más allá resulta complicado. «Hay una Dana entrando por Portugal, con una inestabilidad así es muy difícil hacer previsiones». A partir del mañana, con todo, sí parece que algo mejorará y habrá una oportunidad.

El cierzo que sopló desde el domingo por la noche supuso un alivio corto. Subió la humedad ambiental por encima del 60% durante la noche, impidiendo que la llamas avanzaran demasiado de madrugada, cuando los medio aéreos cesan su labor. Pero conforme avanzó la mañana y la tarde el viento empezó a soplar con fuerza rotando de sureste a suroeste, bochorno seco otra vez, que hizo que la humedad ambiental cayera en las hora centrales del día por debajo del 20%. Con respecto al día anterior supuso cierta mejoría, pero más que insuficiente, con todo el servicio de bomberos desbordado.

No son los pinares de Sabaiza lo único que preocupa de ese incendio. Numerosas lenguas de fuego entraron por Orbaibar desde Olleta. De tantos que había, algunos de los focos activos ni siquiera tenían vigilancia, más allá de los helicópteros de Emergencias que sobrevuelan periódicamente la zona sin echar agua. Desde la mañana se sucedieron los llamamientos a los agricultores para hacer cortafuegos con surcos y grada para proteger, al menos, los núcleos habitados, pero la magnitud del fuego hacía al incendio incontrolable. Anoche, con el cambio de viento y apoyo aéreo, llegó cierto respiro a ese frente. La otra cara de la moneda se la llevaba Galipentzu. «Ahí tienen lo peor ahora», afirmaba la alcaldesa de Leotz, Amaia Ruiz.

A mediodía, decenas de vecinos de San Martín de Unx esperaban en el velódromo de Tafalla permiso para regresar a sus casas, de las que salieron con lo puesto. «Tengo ganas de ver cómo está todo. ¿Se podrán abrir las ventanas o entrará más humo y ceniza?», se preguntaba Javier Campandegui.

Los más jóvenes se tomaron mal que, finalmente, el permiso para volver a sus casas no llegara. Algunos vecinos se quedaron en el pueblo pese a las órdenes de desalojo. Su tarea era remojar la casas y vigilar por si la llamas volvían a encenderse. «Para tirar agua con una manguera valemos todos. Alguien tiene que darles el relevo. Estarán rotos», comentaba una vecina, mientras discutían cuál era la mejor forma de burlar los controles de forales y guardias civiles.

Origen natural y agrícola

«Oímos la cosechadora, sin verla, porque estaba detrás de una vaguada. Justo desde la plaza hay un mirador que da a Uterga, Muruzabal y Obanos y teníamos comida popular. Nosotros lo vimos todo», recuerda Silvestre Belzunegui, alcalde de Legarda.

Primero el humo y, casi de inmediato, llamaradas de cuatro o cinco metros se acercaban directas hacia el pueblo. «Una finca en barbecho la hizo desviarse y así las llamas perimetraron el pueblo», prosigue. Fue un cambio de viento a última hora, cuando ese primer frente había pasado, el que redirigió la cola del frente de nuevo hacia el pueblo. «Ese segundo fuego fue imparable».

«El 95% del término se ha quemado», certifica Belzunegui. Además, dentro de la localidad hay tres viviendas afectadas de gravedad, aunque solo una de ellas se habita de forma intermitente.

El alcalde de Legarda cree que a Emergencias le tembló el pulso a la hora de prohibir a los labradores cosechar. Según su versión, a pesar de tratarse del mismo incendio, la cosechadora citada no fue el único origen. Hubo un segundo foco de origen agrícola en la zona de Eunate, punto desde el que las llamas se habrían dirigido a Obanos.

Este incendio de Izarbeibar tiene un origen vinculado a la cosecha realizada en condiciones extremas, lo mismo que el de Arguedas que afectó a Sendaviva y también al colegio público de Valtierra, al que ayer no pudieron acudir los alumnos a causa del incendio. El originado en Leire, por contra, fue causado por un rayo. El de Uxue-San Martín-Olleta apunta también a un inicio natural, a causa de una tormenta, pero no es seguro. El iniciado en Iratxeta tampoco aparenta un origen agrícola.

Con una climatología tan horrenda, contener frentes que en ocasiones son de varios kilómetros se hace imposible. El fuerte viento cambiante, además, hace que constantemente se despierten nuevos focos en zonas que se creían apaciguadas. Basta mirar hacia la sierra, pues los accesos están cortados, para observar nuevas columnas de humo, algunas blancas y otras negras.

El humo blanco viene de zonas donde el fuego avanza rápido, quemando matorral, hierba o cereales. El humo negro viene de árboles –pinos, coscojales...– que están siendo calcinados. Allá el fuego alcanza temperaturas elevadísimas y avanza  más lento. Las zonas de humo blanco se recuperarán con cierta rapidez. Aquellas arboledas de las que brote el humo negro se habrán perdido definitivamente.