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Ocho claves para ocho encierros tras mil días de parón

Solo en una ocasión se había producido un corte tan largo entre los encierros sanfermineros: en la guerra del 36. Cuando los Núñez del Cuvillo salten el jueves a Santo Domingo, ¿será todo exactamente igual que antes? Hay elementos para pensar que no exactamente.

El capotico de San Fermín, en acción en el último encierro hasta la fecha, el 14 de julio de 2019, con Miura. (Alberto Fotografía)

El encierro es más que una carrera de bípedos delante de cuadrúpedos. Además de toros, mozos y mozas participan cabestros y pastores, hay un dispositivo de seguridad enorme, medios técnicos desarrollados como el antideslizante, y factores externos que no cabe desdeñar como los medios convencionales y las redes sociales. El jueves hará exactamente 1.088 días desde que se corrió por última vez en Iruñea. No es una eternidad, pero sí lo suficiente para que algunas cosas hayan cambiado.

MESSI Y CR7, DESCONVOCADOS

Lo que más ha ilusionado a corredores y corredoras en estas vísperas es la noticia de que los cabestros ultrarrápidos que en las dos últimas ediciones tomaron todo el protagonismo han sido retirados de la circulación.

Los cabestros, por delante ya en Santo Domingo. Joxe Zabalza | Foku

Es más, se ha prescindido de El Uno, la ganadería de Guadalajara que envió a Iruñea a los rebautizados como Messi y Cristiano Ronaldo. Les sustituyen los cabestros de Macua, la casa navarra de toda la vida.

Los nombres eran toda una señal: los dos «galácticos» no tardaban en colocarse delante de los morlacos y dejaban con las ganas a quienes lógicamente quieren verse a sí mismo delante de toros y no de bueyes. Una sentada de protesta minutos antes de la carrera el 11 de julio de 2019 ha precipitado el final de sus correrías por Iruñea. Con ello se ganará vistosidad pero también riesgo; es la contradicción en que se mueve siempre el encierro.

UNA LÍNEA QUE BAJA

Hay otra novedad sin tanto eco mediático, pero que sí da que hablar entre quienes salen a Santo Domingo por la mañana. La línea que no pueden atravesar los corredores hasta que suene el cohete se ha bajado unos diez metros, al parecer a sugerencia de los pastores, que entienden que era perjudicial el impacto de los toros con la marea humana en el punto en que se producía y resulta mejor adelantarla y escalonarla.

El concejal Javier Labairu ha concretado este martes que la situación actual «a los toros les suponía un efecto de muro» y en ocasiones les hacía volverse. Ha ocurrido tres veces recientemente, la más conocida en 2015, cuando un burel se volvió al punto de salida y se optó por no obligarle a salir y trasladarlo a la Plaza de Toros en camión.

Habrá que ver qué efecto tiene eso en el arranque de carrera. Lo evidente es que volverán imágenes de otros tiempos, cuando los corredores podían bajar casi hasta la puerta de los corrales.

EL TEMIDO MONTÓN

Con Messi y CR7 o sin ellos, el descenso de corneados en los encierros resulta palpable en alguna de las últimas ediciones, como la de 2018, cuando solo hubo dos en las ocho mañanas. A cambio, las atenciones por traumatismos no dejan de crecer. Y entre todos los riesgos emerge el del montón humano, que estuvo a punto de provocar la mayor desgracia de la última década el 13 de julio de 2013.

El montón del 13 de julio de 2013, solucionado al abrir un empleado el portón de la derecha. Josu Santesteban | Foku

Lo ocurrido en los sanjuanes de Arrasate marca un precedente muy próximo, salvando todas las distancias que hay entre esta carrera de vaquillas y la de Iruñea con morlacos de 600 kilos de peso. Una acumulación de caídas puede acabar siendo letal en cualquier momento, como habría ocurrido ese día de 2013 si un operario de la Plaza no hubiera tenido la brillante idea de abrir un portón interior para que los Fuente Ymbro llegaran a los toriles por el callejón interior.

¿RENOVACIÓN GENERACIONAL?

Una de las incógnitas que abre este parón es si los jóvenes están interesados en participar en esta actividad de alto riesgo. A tenor de lo visto en Arrasate y volviendo a salvar todas las distancias, sí, aunque ojo, en Iruñea está vetada la participación a menores de 18 años.

Los últimos estudios del Ayuntamiento de Iruñea refieren que un 70% de los corredores del encierro tiene menos de 35 años. Pero también que la participación iba en clara recesión en los últimos años (cayó de los 17.126 totales de 2017 a 13.800 en 2019). Y hay grandes diferencias entre días: el más concurrido en la última edición reunió a 2.300 bípedos y el más «tranquilo», por contra, a 1.300.

MIL TRABAJANDO

El dispositivo de seguridad para el encierro es formidable: entre todo tipo de sanitarios, policías, técnicos y demás, al otro lado de las tablas habrá este año algo más de 900 personas. Si se toma el día menos concurrido de 2019, sale un asistente por cada 1,3 corredores.

Este dispositivo está muy rodado y contempla escenarios de todo tipo, incluso que un toro escape del recorrido (ocurrió en 1939), para lo que hay policías forales pertrechados con escopetas en sitios concretos del recorrido, según se filtró hace unos años. Pero ¿todo es previsible en este tipo de eventos? No. Lo demuestran, sin irse muy lejos, el modo en que un toro saltó a la tribuna de la Plaza de Toros de Tafalla en 2010 o, más jocoso, la imagen de otro persiguiendo a la delegada del Gobierno por el callejón en Iruñea en 2013.

EL IMPOSIBLE ANONIMATO

Desde la Mesa del Encierro se insiste en estas vísperas sanfermineras en el llamamiento a saltar a Santo Domingo, Mercaderes y Estafeta vestido de blanco. No tanto por tradición (realmente solo desde los 70 se popularizó esta vestimenta), sino sobre todo para evitar el exceso de protagonismo humano, que tergiversa la carrera y multiplica el riesgo.

 

¿Tendrá efecto esta campaña? Es seguro que no. Pero falta saber lo realmente importante; el número de imprudencias innecesarias que se puede evitar (tocar a los toros, citarlos, cruzarse ante la manada, ponerse enfrente, entrar a la carrera solo para verla, ocupando sitios de refugio o escape...). Sin olvidar que no todas se producen por ego, sino también por miedo, inconsciencia o simple desconocimiento.

EUSKARAZ ERE BAI

Al otro lado de la pantalla también hay novedades. Para empezar, por primera vez en los últimos doce años el encierro se verá en ETB-1. Ha logrado un acuerdo con TVE por el que han puesto el grito en el cielo los sectores más rancios de la derecha antieuskaldun en Nafarroa. Será otro paso en la euskaldunización de la carrera, como la introducción del cántico al santo en la «lingua navarrorum» hace unos años, con notable éxito.

En TVE, por cierto, hay relevo generacional. Javier Solano se jubila tras casi 35 años haciendo una potente labor pedagógica sobre el encierro y deja paso a Teo Lázaro, donostiarra afincado en Iruñea y corredor desde 1991. Sufrió dos cornadas en 2011. Suerte, porque Solano ha puesto el listón alto.

INQUIETANTE VIRALIDAD

La televisión es clave en el éxito de la carrera de Iruñea, pero también un factor de riesgo para su futuro. Amplificado, cómo no, por las redes sociales. De Hemingway a las Go-Pro (terminantemente prohibidas por la ordenanza del encierro) no hay un siglo, hay un milenio. En tiempos de profilaxis informativa, en que por ejemplo el pasado domingo se evitaron repeticiones televisivas de un potente accidente en la carrera de Fórmula 1, algo tan imprevisible como el encierro es una pequeña bomba que puede estallar en cualquier momento, para bien o –mucho más probable– para mal.