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‘Bonnie & Clyde’, la eterna huida sin mirar atrás cumple 55 años

Estrenada hace 55 años, ‘Bonnie & Clyde’ es un clásico. Una balada idealizada y melancólica que recrea la telúrica carrera delictiva de Bonnie Parker y Clyde Barrow en unos Estados Unidos sacudidos por la Gran Depresión de los años 30. Warren Beatty y Faye Dunaway encarnaron a los protagonistas.


Un año después de rodar ‘La jauría humana’ (1966), Arthur Penn se embarcó en un proyecto del que con anterioridad se desvincularon George Stevens, William Wyler, Karel Reisz, John Schlesinger, Brian G. Hutton, Sydney Pollack y el propio Penn. No obstante, su productor y protagonista –Warren Beatty– se empleó a fondo en convencerlo para que se colocara detrás de la cámara.

La visión del director de filmes como ‘Pequeño gran hombre’ o ‘El milagro de Ana Sullivan’ distaba mucho de la perspectiva humorística que Beatty quería aplicar al filme, en la mente del director predominaban cuestiones relativas a la sicología de los personajes. Un estilo similar al que aplicó en su acercamiento a Billy El Niño en ‘El zurdo’.

En realidad, la propia ruta sin freno emprendida por los verdaderos Bonnie Parker y Clyde Barrow tenía muchos más puntos en común con la idea inicial de Penn que con la de Beatty.

El primer libreto del filme fue escrito a comienzos de los 60. Sus autores, David Newman y Robert Benton, nunca ocultaron su admiración por la nueva ola de escritores del Estado francés que querían aportar nuevas lecturas a los códigos habituales del cine. Newman y Benton enviaron un borrador a François Truffaut, quien además de realizar varias aportaciones, les sugirió la idea de que la película fuese dirigida por Jean-Luc Godard.

En relación con este episodio, se cuenta que Godard no confiaba en Hollywood y por ello se negó a embarcarse en el proyecto. Por su parte, Robert Benton señaló que Godard quería rodar la película en Nueva Jersey en enero y en pleno invierno. Una escenografía y temperatura opuesta a los espacios de Texas en los que tuvieron lugar las andanzas de la pareja de ladrones.

Enterado del proyecto, Warren Beatty se trasladó a París para mantener diversas conversaciones con Truffaut en torno al rumbo que debía tener el filme. A su regreso a Hollywood, Beatty leyó el guion y compró los derechos. La reunión que mantuvo con Godard no fue productiva. Beatty cambió su enfoque y convenció a los escritores de que si bien el guion de la primera lectura era muy del estilo ‘Nouvelle Vague’, se requería un enfoque estadounidense en lo relativo a quién debía dirigirla.

En un principio, la encargada de dar vida a Bonnie Parker iba a ser la hermana de Beatty, la actriz Shirley MacLaine, pero cuando el productor y actor decidió interpretar a Clyde Barrow, se buscó una nueva candidata. Entre ellas Jane Fonda, Tuesday Weld, Ann-Margret, Leslie Caron, Carol Lynley y Sue Lyon.

Beatty le suplicó a Natalie Wood que interpretara el papel, pero ella lo rechazó. Finalmente, el papel principal fue para Faye Dunaway.

La película fue candidata a ocho Premios Óscar de los que cosechó dos –Mejor Actriz de Reparto y Mejor Fotografía–.

Balas y poesía

‘Bonnie & Clyde’ se descubre como una balada que alterna lo telúrico y lo violento con lo romántico y el desenfado. Recorre el periplo delictivo de los icónicos amantes ladrones sirviéndose de elementos teñidos de melancolía a la hora de perfilar las complejas mentalidades de unos personajes que fueron representados como rebeldes sin causa embarcados en una aventura incierta y cuyo destino debía ser la búsqueda de su propia identidad.

Unos Estados Unidos sacudidos por la Gran Depresión de los años 30 fue el territorio proclive para que se citaran personalidades como Bonnie Parker y Clyde Barrow. Su carrera fue meteórica, repleta de atracos, fugas y persecuciones interminables.

Gasolina, pólvora y sangre se convirtieron en las musas de Bonnie, la cual dejó como legado los poemas que envió a sus familiares y los que dejó olvidados en la multitud de moteles de los que tuvieron que huir a toda prisa. Poco antes de ser abatidos en la emboscada que tuvo lugar en Arcadia, Louisiana, el del 23 de mayo de 1934, Bonnie Parker dejó escrito en uno de aquellos moteles: «La carretera se vuelve más y más oscura. A veces apenas puedes ver. Ya que saben que nunca serán libres. Si intentan actuar como ciudadanos normales. Y al alquilar un bonito piso, a la tercera noche son invitados a continuar con su pelea. Con el rat-tat-tat de las ametralladoras. Algún día caerán juntos y les enterrarán el uno junto al otro. Para unos pocos implicará tristeza, para la Ley alivio. Peor es la muerte para Bonnie y Clyde».