La realidad desmiente la acusación de GHK de manipulaciones sobre la incineradora
Este medio publicó ayer que «Lakua guarda informes sobre ‘contaminación severa’ de Zubieta», a lo que GHK respondió con una nota en la que nos acusaba de verter «supuestas informaciones». La realidad desmiente esa acusación y también pone en cuestión las lanzadas contra la asociación GuraSOS.
Este medio informó ayer de que el Departamento de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente de Arantxa Tapia guarda al menos dos informes técnicos, a los que tuvimos acceso, que demuestran que desde que comenzó a funcionar en pruebas la incineradora de Zubieta, a finales de 2019, sus aguas subterráneas presentan altos niveles de elementos tóxicos como metales pesados, dioxinas y furanos, una «contaminación severa».
Gipuzkoako Hondakinen Kontsortzioa (GHK) respondió con una nota que arranca hablando de «las supuestas ‘informaciones’ vertidas en el día de hoy por parte de un medio de comunicación guipuzcoano y el comunicado recogido en el blog de Gurasos».
Al margen de que este es un medio nacional de Euskal Herria, cabe corregir a GHK que ofrecimos una información real basada en dos informes que, además, pusimos a disposición pública en la página de NAIZ para que cada cual sacara sus propias conclusiones.
En su primer punto, aseguran que «la base informativa de las mencionadas publicaciones proviene, en su totalidad, de las vigilancias ambientales que, periódicamente, se realizan desde GHK y la empresa concesionaria Ekondakin Energía y Medioambiente».
Para saberlo bastaba leer la propia información, donde además se hubieran enterado de lo ocultas que están entre los datos de la Viceconsejería de Sostenbilidad Ambiental.
Problemas con las fechas
En su segundo punto, GHK afirma que «el total de la información a la que se hace referencia en esas publicaciones refleja datos anteriores a la puesta en marcha de la planta del CMG1, de manera que no se pueden achacar los resultados a la actividad de la planta».
Ahí empiezan los problemas con las fechas. La web de la propia Diputación de Gipuzkoa recoge el 11 de diciembre de 2020 que todas las instalaciones de la incineradora, incluida la planta de CMG1, estaban «totalmente en marcha». Pero es más, el 29 de noviembre de 2019, diversos medios informaron de que la incineradora comenzaba a quemar los primeros residuos en fase de pruebas y no paró.
Como puede comprobarse en la imagen que acompaña a la información, de los dos informes a lo que hicimos referencia, el de SGS tomó sus muestras el 16 de junio de 2021, y el de Idom en setiembre y octubre. Fechas posteriores a la puesta en marcha de la quema de residuos.
El informe de Idom
GHK sostiene que «tal como se refleja en el informe de Idom al que aluden, ‘esta afección no proviene de la actividad implantada en el emplazamiento, puesto que se detectó con anterioridad a la entrada en funcionamiento de la misma’. El informe también recoge que los resultados de las analíticas podrían estar relacionados con los rellenos realizados en la parcela con material de desmonte».
Pero no recoge que la ingeniería contratada por GHK también señala que «debido a las superaciones detectadas en las diferentes campañas de muestreo se recomienda llevar a cabo un ACR (Análisis Cuantitativo de Riesgos) de cara a determinar si existe un riesgo inadmisible para la Salud Humana durante el uso del emplazamiento». Además, «recomienda llevar a cabo un control periódico tanto de las aguas subterráneas como para las aguas superficiales.
Cabe aclarar que el fenol es un compuesto orgánico aromático muy venenoso y peligroso para la salud (sistema nervioso central, tumores...). Su origen está asociado a la combustión de residuos y plásticos.
El informe de SGS
Por su parte, el informe de SGS aseguraba que «se concluye que, al haberse detectado concentraciones de dioxinas y furanos en el agua subterránea que han superado el Valor de Intervención de la lista holandesa (VIH), procedería la realización de una investigación detallada y una valoración de riesgos siguiendo la metodología descrita en el Anexo VIII del Real Decreto 9/2005 y el anexo III del Decreto 209/2019, únicamente en esta zona».
La propia empresa aclara que «cabe destacar que las dioxinas y los furanos son tres de los doce contaminantes orgánicos persistentes (COP) reconocidos internacionalmente».
Cabe reiterar que los informes completos donde se habla de «contaminación severa» están publicados en NAIZ.
Respuesta de GuraSOS
En la tarde de ayer también GuraSOS respondió a GHK, acusándole de hacer trampas. Comienza apuntando que «con ésta son ya cuatro las notas de prensa que GHK ha publicado en 15 días con este tema. Lo importante de esas notas minuciosamente preparadas no está, como viene siendo habitual, en lo que dicen, sino en lo que callan. No aportan dato alguno, ni explicación, ni información»
Recuerdan que «desde que empezó la actividad de esas instalaciones, siempre ha sido la sociedad civil la que ha informado a la opinión pública y ha dado explicaciones, nunca GHK ni la Diputación ni la Consejería de Medio Ambiente».
Después, GuraSOS incide en las numerosas pruebas exigentes sobre que la incineradora comenzó a funcionar en pruebas en noviembre de 2019. Explica que el atestado del Seprona de la Guardia Civil en las Diligencias Previas 991/20 que investigan el vertido de mayo de 2020 en Arkaitzerraka recoge textualmente que «se han estado realizando pruebas en las instalaciones no estando acabadas y con los sistemas de seguridad que tiene diseñados y previstos en el proyecto y exige la AAI».
Añade que el atestado remitido al juzgado resaltó «que una instalación de incineración de residuos de las características descritas (…) incluso en el periodo de pruebas deben de estar disponibles y en perfecto funcionamiento todos los sistemas correctores que garantizan la no dispersión de contaminantes según contempla la AAI, al objeto de evitar riesgos asociados a la salud de las personas y al medio ambiente»
El propio Seprona se sorprendió de que la incineradora haya estado activa desde finales de 2019, sin contar aún con los aditivos necesarios para la depuración de gases, lo que le lleva a concluir que «existen evidencias tanto de afecciones, como del riesgo de emisión al medio ambiente de contaminantes durante el periodo en que ha estado operando la instalación». La causa está siendo investigada judicialmente, como el último vertido en Arkaitzerreka.