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Interview
Roberto Sánchez
Médico anestesista

«Osakidetza es un gigante cayéndose lentamente, lo estamos viendo todos»

Roberto Sánchez (Bilbo, 1974) es uno de los tres anestesistas que denunció la OPE de Osakidetza y es también el autor de un tuit que hace unos días puso de manifiesto la enorme precariedad con la que frecuentemente tienen que lidiar los trabajadores y trabajadoras del Servicio Vasco de Salud.

Roberto Sánchez (Jaizki FONTANEDA | FOKU)

Mencionaba hace unos días que encadenó 119 contratos en seis años como médico de atención primaria; es algo muy chocante en cualquier contexto, e insólito en la administración pública. ¿Cómo es posible algo así en Osakidetza?

Porque nunca se ha pensado en el envejecimiento poblacional, ni se ha pensado a futuro. Ningún político piensa más allá de una legislatura. Yo empecé a trabajar en Primaria cuando acabé la especialidad de familia en 2003, y estuve trabajando hasta 2008, cuando empecé a hacer la especialidad de anestesia. Y me acuerdo que cuando terminé medicina de familia no había tanta falta de médicos y muchos compañeros emigraron. Todavía hay algunos compañeros míos que viven en Baleares, donde les ofrecían mejores condiciones laborales, algunos en Catalunya, en Canarias, y otros que se fueron a trabajar a otras administraciones, el instituto foral...

Recuerdo que los primeros contratos que tuve yo eran de dos horas, de tres horas, te llamaban igual el mismo día, tenías que estar pendiente del teléfono para trabajar, no había una continuidad. Y si te quejabas encima te decían que te castigaban y no te volvían a llamar. Yo me quedé porque no tenía mucha necesidad económica y por aquel entonces no tenía familia, pero si hubiera tenido familia tendría que haber buscado otra estabilidad.

Dice que otros compañeros se marcharon, ¿se planteó hacer lo mismo, cambiar de lugar de residencia?

Me lo planteé brevemente, pero entonces era joven, tenía 27-28 años, seguía viviendo en un piso compartido, y tiraba con el poco dinero que tenía con los contratos que me salían. Entonces no existían las OSIs, y te llamaban directamente, en mi caso de comarca Araba, y si no cogías un contrato te amenazaban con que no te volvían a llamar. Aunque luego te volvían a llamar si hacías falta. Puedo decir que en cinco años yo he conocido todos los centros de salud de Araba, menos el de Izarra y el de Aranbizkarra 2.

Uno de los motivos por el que me planteé hacer otra especialidad fue precisamente que ya estaba un poco harto. En medicina de familia necesitas cierta tranquilidad, conocer a los pacientes, y no la tenía. El último trabajo que tuve en Atención Primaria fue en Sansomendi, en el ambulatorio del barrio más empobrecido entonces de Vitoria, en el cupo de tarde, y ver cuarenta pacientes era una buena tarde. Pero había días que veía a cincuenta pacientes. Entonces llegaba a casa que no quería ni hablar con nadie. Me salió la oportunidad de hacer otra especialidad y la hice por eso. En realidad esa fue mi vía de escape.

Lo llamativo, y preocupante, es que la situación no ha ido a mejor desde entonces.

No. Ya sabes mi historia, soy uno de los anestesistas que denunció el asunto de la OPE, llevo más de tres años recibiendo presiones y represión por parte de mis superiores, y al final decidí que me iba de Osakidetza, porque mi salud mental lo requería. Pero no me planteé en ningún momento volver a la Atención Primaria, porque los compañeros y amigos que tengo en Atención Primaria están que no les llega la camisa al cuerpo.

Ahora mismo estoy trabajando en el instituto foral porque mi título de médico de familia me permite ejercer de geriatra, y he pasado a una vida mejor; mis condiciones laborales son mejores, trabajo cerca de casa, no tengo guardias ni tengo que dormir en un hospital y prácticamente vengo a cobrar lo mismo. Nos están diciendo que no tienen médicos de familia y por supuesto que sé que hay otras profesiones que están mucho peor pagadas, pero comparando con la presión salarial de la privada, que está subiendo, y de los países del entorno, a los médicos de familia se les paga muy poco dinero.

Habla en el tuit de «hospitalcentrismo» en Osakidetza. ¿A qué se refiere? ¿Hay centros de primera y segunda categoría?

Hubo un momento en que en Osakidetza, como en otros sistemas de salud, se decidió que en vez de funcionar como se hacía antes, con una organización para Primaria y otra hospitalaria, se decidió unificar los dos sistemas, ahora funciona con las Organizaciones de Servicios Integrados (OSI). ¿Qué pasa? Que cuando tú tienes un sistema hospitalario en el que prácticamente no hay control de presupuesto, donde el tema de contratación y las compras en los hospitales se decide prácticamente a dedo, cuando tú tienes un sistema corrupto y no puedes permitirte desmantelarlo, porque los has permitido durante tantos años, ese sistema corrupto siempre absorbe más dinero y más recursos que el otro que funciona más limpiamente.

Es como el caso del gemelo malo y el gemelo bueno, que si los pones juntos el gemelo malo le come todo al bueno. Eso es lo que está pasando en Osakidetza, se está dejando hacer en los hospitales, se siguen haciendo prácticas corruptas, en contratación y en compras, mientras que Primaria, que es la Cenicienta, digamos que es la que funciona más limpiamente. Pero se funciona con menos dotación presupuestaria.

En los últimos meses, debido a esta situación crítica, se ha puesto el foco en la Atención Primaria. ¿Observa propósito de enmienda en Osakidetza?

Yo tengo la sensación de que hay una autocomplacencia por parte de los gestores de Osakidetza. No están revisando cómo funcionan las cosas, porque dan por hecho que Osakidetza siempre va a funcionar bien. Y luego, cuando se intenta criticar algo por parte sindical o de los trabajadores, siempre se ponen a la defensiva. Y hay que elevarlo al ámbito político también; hay un partido político que quitando cuatro años, en los que estuvo el PSOE, lleva un montón de tiempo gestionando las mismas instituciones, de tal manera que para ellos, prácticamente, meterse con el funcionamiento o la gestión de Osakidetza equivale a meterse con el PNV, y eso no es así. Una de las cosas que yo creo que tiene que pasar es que entre aire nuevo. Y que se emprenda un proceso de republificación de Osakidetza, porque la tendencia, como no se llega, es solucionarlo con externalizaciones, con concesiones a dedo, etc.

Luego está el problema que tienen todas las administraciones vascas, que no hay en ningún otro lugar en el mundo tantos cargos de confianza. Las jefaturas de servicio no son cargos de confianza, pero son procedimientos de elección amañados, como las OPE; las direcciones de los hospitales, las supervisiones de los hospitales... hay excesivos cargos de confianza. Y eso lleva también a una autocomplacencia y a una defensa del superior y del partido que te ha puesto en el cargo. Osakidetza tiene problemas graves, es un gigante cayéndose lentamente. Lo estamos viendo todos, pero como también es un arma de propaganda de quien la está gestionando, no quiere hacer nada, porque hacer algo supondría admitir que lo están haciendo mal.

En mayo anunció que interrumpía su relación laboral con Osakidetza, hablaba de presión y hostigamiento, ¿se ha quitado un peso de encima?

Para empezar, duermo mejor. Estaba comiendo prácticamente por ansiedad y ahora me he quitado 6-7 kilos; estoy más feliz. Además, a mis 48 años me he puesto a trabajar en la atención geriátrica y estoy aprendiendo cosas. Pero no se me quita el enfado, porque allí siguen mis dos compañeros, siguen Marta (Macho) y Manoel (Martínez), que no tienen otra especialidad. Y lo que más rabia me da es que nosotros hemos seguido haciendo nuestro trabajo, mientras Osakidetza se ha dedicado con inquina a ponernos superiores que nos machacaban, se metían en nuestra manera de trabajar, ponía gente a vigilarnos, y cuando hemos protestado y han dicho que iban a investigar las denuncias de acoso, la investigación de Osakidetza ha consistido en mandar a un matón, que es un inspector, que a lo único a lo que se dedicaba era a buscar motivos para abrirnos un expediente. Cuando eso ocurrió decidí que aquella era la gota que colmaba el vaso. Pero yo he tenido esa posibilidad de escape, mis dos compañeros siguen allí y no la tienen.

¿Han actuado de forma ejemplarizante con vosotros, buscando advertir a otros trabajadores?

Creo que sí, porque no ha cambiado nada. Los responsables de que el sistema de selección de personal de especialidades hospitalarias en Osakidetza sean reinos de taifas, en los que hay jefes y jefecillos que deciden a quién se contrata y a quién se dan plazas son los jefes de servicio, sobre todo de los grandes hospitales, que son los que están en los tribunales. Lo que han hecho han sido cambios estéticos. A ver, yo estoy muy satisfecho con el hecho de que haya dimitido un consejero, con el hecho de que haya dimitido la dirección de Osakidetza, pero ni a un solo miembro de un tribunal corrupto se le ha amonestado. De hecho, siguen protegiéndolos. ¿Por qué? Porque si no los protegen lo que supondría sería cambiar todo el sistema, y se ve que a eso no están dispuestos.

Se están amarrando a un sistema de funcionamiento que no es válido, y esto se está yendo al garete. Y en el momento en el que en el sector privado los sueldos excedan al del sector público, tanto enfermeras, como médicos, auxiliares y otro tipo de personal, se van a marchar al sector privado. Y encima nos dirán que Osakidetza se ha desmantelado porque ha habido gente que la ha abandonado. No, Osakidetza se ha desmantelado porque la han dejado desmantelarse.