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La temporada turística deja buen sabor y tareas pendientes en Ipar Euskal Herria

El balance de la temporada deja un balance positivo en Ipar Euskal Herria. Las diferencias por territorios y los problemas de convivencia con otras actividades locales incitan, sin embargo, a la reflexión con vistas a la adopción por la Mancomunidad Vasca de su plan para un turismo sostenible.

Un grupo de turistas, de visita en el barrio de la Catedral de Baiona, el pasado 19 de julio. (Guillaume FAUVEAU)

El desarrolllo turístico es materia de reflexión obligada en un país con una fuerte atracción como es Euskal Herria. Así lo demuestra el último informe llegado desde la sociedad civil, a través el Consejo de Desarrollo de Ipar Euskal Herria (IEHGK).

Tras un trabajo de debate que se prolongó entre 2021 y 2022 y en el que se implicaron doscientos agentes, desde profesionales del sector a portavoces de organismos socioeconómicos hasta electos, IEHGK ponía al inicio de este verano en manos de la Mancomunidad Vasca un completo informe en el que se aboga por «cambiar la mirada» como punto de partida para la adopción de «un nuevo plan estratégico relativo a la actividad turística».

Ese trabajo de análisis está destinado a complementar el debate de la institución de Ipar Euskal Herria, que en diciembre votará su plan estratégico para garantizar un turismo sostenible.

La lectura entre líneas del balance oficial de la temporada turística viene, por lo demás, a confirmar algunas de las recomendaciones del estudio.

Esos datos alertan, en definitiva, de la necesidad de desestacionalizar y también de mejorar los equilibrios entre territorios para reducir los impactos negativos y repartir, al tiempo, los beneficios ligados a una actividad que, no es la principal, pero que tiene su peso en la economía de Ipar Euskal Herria. En torno a un 11% de los empleos están ligados a hostelería y servicios.

Competencias compartidas

La Mancomunidad Vasca comparte competencias con el departamento en materia turística, al menos en 152 de las 158 localidades sobre las que gobierna, ya que hay cinco localidades que, por el peso específico de esta actividad, han mantenido la competencia local sobre sus respectivas oficinas de turismo. Se trata de Biarritz, Angelu, Bidarte, Kanbo y Hendaia.

Tanto desde la Agencia de Atracción y de Desarrollo Turístico, a escala departamental, como desde la institución vasca se conviene en que la temporada estival 2022 se cerrará con un balance positivo.

El mes de julio arrancó algo flojo, pero dio luego paso a un mes de agosto «con una fuerte frecuentación turística».

El vicepresidente y responsable del área de Turismo de la Mancomunidad Vasca, Daniel Oltzomendi, destaca que «los profesionales de Ipar Euskal Herria están satisfechos no ya por ese mes de agosto excepcional sino por las buenas perspectivas con las que ha arrancado septiembre» y reivindica, desde las páginas del semanario Mediabask, que «convendría hablar de la temporada como un concepto más amplio ya que, en nuestro caso, desborda esos dos meses de verano».

Según el informe departamental, el pico de visitantes se produjo entre el 30 de julio y el 20 de agosto, un periodo en el que se registró en Ipar Euskal Herria un aumento de turistas estimado en un 11% con respecto a 2021 y superior en un 14% si se toman en cuenta los datos de 2019.

«Ello pese a los precios altos de los alojamientos», señala ese balance preliminar. Esa subida de precios habría compensado, al menos en parte, considera Oltzomendi, la bajada de la llegada de turistas que se ha producido este verano en zonas rurales y que se constata efectivamente en los datos ofrecidos por la oficina departamental.

Más playa, menos montaña

«El litoral labortano ha sido el motor de ese impulso, que no ha tenido un impacto similar en todos los territorios», remarca en su reseña la agencia departamental.

A diferencia de 2021, cuando se constató una mayor afluencia de visitantes en el interior, este verano ha vuelto a mostrar una concentración de los turistas en la costa labortana, con los problemas de saturación añadidos.

Esto no quiere decir que en zonas rurales no se hayan producido situaciones desagradables, ligadas a los comportamientos de los visitantes, que no siempre respetan las actividades locales o las restricciones en el acceso a espacios naturales.

La figura del «mediador» que se ha venido utilizando en algunas zonas ha demostrado su validez, apunta Oltzomendi, a la hora de mejorar en «la sensibilización sobre las buenas prácticas».

Por comarcas, las diferencias en la afluencia de visitantes han sido destacadas. Así, en las zonas de interior más cercanas al litoral labortano en agosto se registró un 14% más de visitantes, pero en Zuberoa el fenómeno de turismo verde que se vivió en el periodo de pandemia ha dado paso a ese 15% menos de visitantes registrado esta temporada.

El cierre de Kakueta, tras el grave accidente de 2021, sería en parte responsable de esa bajada de visitas que ha arrastrado esta temporada estival a Holtzarte.

También en Donibane Garazi se ha experimentado una bajada algo más ligera, cifrada en un 8%.

Los visitantes nuevos que, procedentes de grandes urbes como París, Lyon o Marsella, desembarcaron en gran número en 2021 han desertado en el año en el que se han abierto las fronteras, lo que se ha traducido «en una disminución de los flujos de visitantes en zonas de montaña, de Bidarrai a Urdazubi».

En lo que respecta al origen de los visitantes, la afluencia de clientela francesa se ha mantenido en niveles de 2021, pero el cambio principal ha sido el retorno de visitantes de fuera del Hexágono, que tras dos años de ausencia, han marcado un número similar a la que se daba antes de la pandemia. «El retorno de la clientela británica, alemana, holandesa, suiza y norteamericana ha marcado la diferencia», recoge el balance.