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Los no-candidatos que seguirán atentamente las elecciones de EEUU

Las elecciones de medio mandato jugarán un papel muy importante en el futuro inmediato de EEUU. Si se cumplen las perspectivas de victoria republicana, las relaciones Casa Blanca-Congreso se complicarán aún más. Y todo ello influirá en la nueva carrera que culminará en las presidenciales de 2024.

El presidente de EEUU, Joe Biden, con el expresidente Barack Obama, en un mitin electoral en Filadelfia. (Mark MAKELA | AFP)

Las elecciones de medio mandato jugarán un papel muy importante en el futuro inmediato de Estados Unidos. En cuanto se configuren las nuevas cámaras en enero, si se cumplen las perspectivas de victoria republicana, las relaciones Casa Blanca-Congreso se complicarán aún más de lo que ha ocurrido estos dos años. Y todo ello influirá en la nueva carrera que culminará en las presidenciales de 2024.

Así mismo, las elecciones marcan el inicio de la segunda mitad del mandato del presidente, Joe Biden, o lo que es lo mismo: el disparo de salida para la carrera electoral hacia las presidenciales de 2024. Y los máximos representantes de ambos partidos mantienen –sin llegar a oficializarlo– que su intención es ser candidato, aunque es evidente que, además de la edad, cada día acumulan más problemas políticos y judiciales para poder llegar a la carrera electoral.

Si los demócratas pierden el control del Congreso, algo probable según las encuestas, el mandato de Joe Biden no se verá afectado solo en su gestión presidencial. Sus posibilidades de repetir mandato o simplemente ser candidato demócrata se verían seriamente mermadas.

El historiador de la Universidad de Vanderbilt Thomas Alan Schwartz cree que ‘nos dirigimos a un cambio generacional. Las elecciones de medio mandato serán decisivs. Si los demócratas pierden estrepitosamente, creo que veremos un impulso bastante fuerte para que Biden se aparte de la carrera de 2024’.

Control republicano

El probable control republicano de la Cámara de Representantes complicará muchísimo la gobernabilidad del país y el trabajo de Joe Biden en los próximos dos años. Los republicanos ya han advertido de que una de sus primeras acciones será cancelar el Comité que investiga el asalto al Capitolio, cuyas revelaciones han resultado muy dañinas para los seguidores de Trump.

De la defensa de los propios intereses republicanos pasarán al ataque contra los demócratas, el columnista de “The Hill Niall Stanage” indica que con una presidencia republicana en la Cámara Baja, ‘es prácticamente seguro que Biden su administración y su familia, en particular, su hijo Hunter Biden, se enfrentarán a investigaciones dirigidas por el Partido Republicano’.

Se descubran o no irregularidades en las posibles audiencias sobre los negocios del hijo del presidente en China, ‘esas investigaciones podrían ser muy embarazosas personalmente’, y supondrían un importante desgaste político para un presidente con índice de popularidad muy bajo.

Los republicanos también han mostrado su deseo de investigar sobre las políticas migratorias de la administración Biden, la retirada de Afganistán e incluso los orígenes de la pandemia en China. Si los republicanos tienen también la mayoría en el Senado, todo el Congreso estaría bajo su control.

La parálisis institucional podría llegar al punto de que los nombramientos del presidente para los puestos judiciales claves o incluso en las agencias gubernamentales llegaran a ser bloqueados.

Con las encuestas apuntando varios empates técnicos o diferencias mínimas, podría ocurrir que los republicanos no arrasen o que la derrota demócrata sea moderada, en términos asumibles para el partido azul: con ganar un senador demócrata tendrían la mayoría en la Cámara Alta.

Sería un resultado que firmarían ahora mismo los líderes del partido, pese a perder la exigua mayoría que tienen en la Cámara de Representantes. Un resultado así, manteniendo el control del Senado, podría dar muchas alas a Joe Biden para buscar un segundo mandato presidencial en las elecciones de 2024.

En cualquier caso, la carrera para designar el o la candidata demócrata tiene más variables: el gobernador de California Gavin Newsom hace tiempo que insinúa su intención de ser candidato presencial. Su reelección como gobernador se da por segura. Aún así, Newsom ha llegado a publicar anuncios electorales en otros estados, una manera de darse a conocer y posicionarse para las primarias del partido demócrata.

Los resultados electorales de las elecciones de medio mandato influirán en lo que ocurra en los próximos meses, pero está claro que la edad del presidente y los bajos índices de popularidad abren mucho el juego para un posible reemplazo en el candidato a la Casa Blanca en 2024.

Con todo, la primera decisión corresponderá al propio Biden: en las pocas veces en las que un presidente en el cargo ha tenido que enfrentarse a la oposición dentro de su partido en unas primarias, el resultado ha sido desastroso: tanto John Ford en 1980 como George Bush padre en 1992 terminaron ganando sus primarias, pero la fragmentación mostrada dentro del partido supuso que ninguno de los consiguiera un segundo mandato, perdiendo las elecciones frente a Ronald Reagan y Bill Clinton respectivamente.

Por ello, el Partido Demócrata deberá reflexionar internamente cuál es la mejor opción para 2024. Históricamente los vicepresidentes han conseguido ser nominados candidatos presidenciales, pero los índices de popularidad de Kamala Harris no son mejores que los de Biden.

Posibilidades de Trump

El otro político que, sin ser candidato, se juega muchísimo en estos comicios, es el anterior inquilino de la Casa Blanca. Donald Trump se ha involucrado desde el principio en las elecciones de medio mandato, y su respaldo resultó crucial para que los candidatos que había elegido ganasen en sus respectivas primarias republicanas.

Ahora, llega el momento de la verdad para saber hasta dónde llega la influencia real del expresidente, algo que resultará determinante en las reflexiones del propio partido acerca del candidato para las presidenciales de 2024.

En todo el país habrá miles de candidatos mañana para elegir congresistas, senadores, gobernadores, alcaldes y otros muchos cargos públicos. Pero la atención se fijará en un puñado de estados y distritos. El resultado de los candidatos que Trump ha apoyado en las contiendas más reñidas resultará crucial.

El cirujano televisivo Mehmet Oz en Pensilvania ha alcanzado en las encuestas a su contrincante demócrata John Fetterman y el escritor J. D. Vance (autor de la aclamada Hillbily Elegy, que Netflix llevó a la pantalla) también tiene posibilidades de ser senador por Ohio.

Para tener la mayoría en el Senado, Trump espera que sus candidatos en Georgia y Nevada consigan que estos estados pasen del azul demócrata al rojo republicano: en el primero la estrella de fútbol americano Herschel Walker ha protagonizado varias polémicas, tras las acusaciones de dos de sus exparejas de que el candidato, furibundo opositor al aborto, les había pagado para que abortasen.

En Nevada, el candidato de origen vasco Adam Laxalt ha cerrado filas desde el principio con el ala más derechista del partido republicano, y con el apoyo de Trump, podría arrebatar el escaño a la actual senadora demócrata Catherine Cortez Masto, a pesar de los millones invertidos por el partido de Biden para retener este estado en su bancada. La atención también estará en la vecina Arizona, con la extremista Kari Lake posicionada para ser elegida gobernadora.

Si la mayoría de estos candidatos ganan sus elecciones, Donald Trump podrá volver a reivindicarse ante el Partido Republicano. Sin embargo, si la campaña de polarización no da los frutos esperados, se reforzarán las tesis de los que argumentan que el trumpismo atrae a cada vez menos gente y reclaman un enfoque menos beligerante.

El líder de la minoría en el senado Mitch McConnell, uno de los principales enemigos internos de Trump, mostró su preocupación el pasado verano por la “calidad de los candidatos”, en especial por el apoyo de Trump a perfiles tan controvertidos como el de Oz en Pensilvania, Walker en Georgia o Lake en Arizona.

Otra de las republicanas que prestará una atención especial a los resultados de los candidatos más trumpistas será sin duda Liz Cheney.

La congresista e hija del exvicepresidente Dick Cheney, convertida en la republicana más crítica con Trump (ha sido una de los únicos republicanos en el Comité para investigar el ataque al Congreso del 6 de enero), quedó fuera de la carrera electoral al ser arrollada por la candidata apoyada por Trump en las primarias de Wyoming.

Aunque los resultados de este martes no fueran totalmente satisfactorios para los republicanos, no parece que el partido vaya alejarse tanto de Trump para acercarse a Cheney, pero sin duda, resultaría una satisfacción para la aún congresista saber que su posición no es tan minoritaria.

La opción DeSantis

Florida ha sido durante mucho tiempo un estado bisagra que fluctuaba en cada elección y aseguraba la presidencia al ganador en sus elecciones. Sin embargo, en los últimos años el voto se ha derechizado,lo que ha servido, entre otras cosas, para observar cómo la fidelidad de la población latina hacia el partido demócrata se está debilitando (a diferencia del voto afroamericano, por ejemplo), tanto en este estado como en Texas.

El gobernador Ron De Santis apenas ganó con un punto de diferencia hace cuatro años. En 2020, Florida votó a favor de Trump con 3 sobre Biden. Ahora, nadie duda de una holgada victoria republicana este martes.

El más que probable triunfo del gobernador Ron DeSantis reforzará su imagen de ser el único republicano con posibilidades de derrotar a Trump para la nominación presidencial de 2024. Si se confirman las encuestas que le dan un margen más de 10 puntos de diferencia al actual gobernador, DeSantis podrá mostrarse como el político que logró que uno de los principales campos de batalla se convirtiera en feudo republicano.

Los partidarios de DeSantis sostienen que tiene el gobernador de Florida muchos de los mismos instintos populistas de derecha que Trump (el propio Joe Biden definió a DeSantis como “Trump reencarnado”), pero sin la estridencia ni el caso del expresidente, que ha resultado contraproducente más de una vez para el propio Partido Republicano. ‘Para muchos votantes, DeSantis ofrece todas las ventajas de Trump: una agenda conservadora populista y un espíritu de lucha audaz, sin las desventajas: peleas en Twitter a las 3 de la madrugada con un final mediocre’ asegura la analista Kristin Tate.

‘La ventaja más significativa de DeSantis es que se encuentra en una posición de poder que le permite mostrar constantemente sus habilidades como líder y aumentar el reconocimiento de su nombre a nivel nacional’.

Las encuestas siguen mostrando a Trump como favorito, pero DeSantis se le acerca peligrosamente, y cada día que el gobernador muestra su liderazgo derechista en los medios, mientras Trump permanece desempleado, se refuerzan las perspectivas de DeSantis para liderar la candidatura republicana a la Casa Blanca.