La mano de Irulegi vuelve a transmitir fortuna en el valle de Aranguren 2.000 años después
La lluvia que caía sobre el valle de Aranguren no ha empañado la solemnidad y las intensas emociones del momento de dar a conocer el descubrimiento histórico realizado en el poblado vascón de Irulegi. Después de 2.000 años, la mano con la inscripción ‘Sorioneku’ ha impregnado el lugar de fortuna.
El palacio de Gongora, en plena restauración para instalar en ese lugar el área medioambiental del valle, ha sido escenario de la presentación oficial de la histórica pieza de la mano de Irulegi, descubierta el año pasado por la Sociedad de Ciencias Aranzadi en el yacimiento arqueológico radicado en el monte situado poca distancia de ese lugar.
Infinidad de medios de comunicación se han reunido en ese palacio para conocer el histórico descubrimiento. Por el lugar, se movían inquietos y emocionados muchos de los expertos que han participado en los trabajos en el yacimiento del poblado vasco del siglo I antes de Cristo desde que se iniciaron en 2018.
Personas ataviadas con las camisetas de color verdoso y con el emblema de Aranzadi en el pecho pululaban nerviosas por el inmueble, ya que eran plenos conocedores de lo que se iba a anunciar en breve, como el historiador Aitor Pescador.
La sala se ha quedado pequeña para albergar las numerosas cámaras que querían recoger el momento ubicándose ante un atril presidido por un gran panel donde aparecía una imagen de la estrella del momento, la mano de bronce de Irulegi con una inscripción en idioma vascónico.
Un poco más tarde de las 10.30 ha llegado el momento de la verdad. A la sala han accedido las autoridades políticas, como la lehendakari del Gobierno de Nafarroa, María Chivite; la consejera de Cultura, Rebeca Esnaola, y el alcalde del valle de Aranguren, Manuel Romero. También estaba presente la plana mayor de la Sociedad Ciencias Aranzadi, con su presidente, Jokin Otamendi, su secretario general, Juantxo Agirre Mauleon, y el director de las excavaciones de Irulegi, Mattin Aiestaran.
También han asistido los lingüistas que se han encargado de explicar el contenido de la inscripción: Javier Velaza, catedrático de Filología Latina de la Universidad de Barcelona, y Joaquín Gorrochategui, catedrático de Lingüística Indoeuropea de la UPV/EHU. Y el rector de la Universidad Pública de Nafarroa, Ramón Gonzalo, entre otras figuras del mundo de la cultura.
El momento más esperado ha sido cuando la técnica de restauración Carmen Usua se ha acercado a una peana situada junto al atril para colocar la pieza. La llevaba en un maletín metálico, del que, con sus manos enguantadas, ha sacado la mano de bronce, que ha quedado colgada boca abajo de un soporte, gracias al orificio que presenta en la parte más próxima de lo que sería la muñeca, como cuando hace miles de años presidía la entrada de una vivienda del poblado vascón a modo de uno de los eguzkilores que actualmente presiden tantas puertas de hogares en Euskal Herria.
Infinidad de clicks de cámaras han roto el silencio que ha presidido el momento. Una vez que la protagonista del día había sido ya fotografiada y grabada durante unos minutos, ha llegado el momento de las intervenciones.
Uso sostenible del yacimiento
Por su implicación en las excavaciones que han hecho posible el hallazgo, el primero en tomar la palabra ha sido el alcalde del valle de Aranguren, quien ha destacado que «hemos tenido la gran suerte de que ha aparecido la mano que ya se conoce como la mano de Irulegi, que tiene un gran valor desde el punto de vista arqueológico, pero también lingüístico, porque en ella aparece alguna palabra en euskara».
Conocedor de que este hallazgo ha terminado de situar a Irulegi en los mapas de los yacimientos arqueológicos más destacados, Romero destacado el interés del Consistorio en «ponerlo en valor», matizando que «no estamos buscando ninguna explotación turística, queremos que las personas lo puedan visitar y para ello, tenemos que trabajar con el Gobierno de Navarra para regular los usos que queremos dar, cómo lo queremos visitar...». Pero siempre con la filosofía de lograr «un uso sostenible del yacimiento», porque «queremos seguir siendo lo que somos en el valle».
Romero espera que la pieza «sea la mano que de alguna forma dé la bienvenida y dé la acogida a los vecinos y vecinas de Pamplona y su comarca, y a quienes quieran visitarnos».
Chivite destaca el trabajo «impecable y riguroso»
La lehendakari de Nafarroa, María Chivite, ha reconocido que «es fácil dejarse llevar por esta emoción, por esta alegría, de haber descubierto lo que estamos comentando. La mano de Irulegi es un hito histórico de primer orden, es un salto como pocos en el conocimiento que hasta ahora teníamos de nuestra historia y cultura».
Chivite también ha querido poner el acento en el trabajo «impecable y riguroso» que se ha realizado y que «garantiza la veracidad del descubrimiento». Ha añadido que «lo más apasionante es que este es solo el comienzo. No sabemos qué otros tesoros guarda Irulegi».
En la misma línea se han manifestado otros expertos que han intervenido en la presentación. Mattin Aiestaran ha explicado las características del yacimiento, cómo la destrucción del poblado vascón a causa de un incendio registrado hacia los años 82-72 antes de Cristo en el marco de las guerras sertorianas propició que se conservara la pieza finalmente descubierta en las excavaciones del año pasado.
Una pieza cuya verdadera importancia se descubrió cuando comenzó la restauración de la pieza, que ha explicado Berta Balduz, restauradora del Gobierno de Nafarroa, y en especial cuando pudo ser analizada su inscripción por los catedráticos Javier Velaza y Joaquín Gorrochategui.
El primero de ellos ha puesto de relieve que se trata de una pieza «extraordinariamente excepcional. No conocemos ninguna inscripción antigua en toda la península ibérica en un soporte como el que tenemos. No hay una sola inscripción que conozcamos en todo el mundo clásico ni griego ni romano sobre un soporte en forma de mano».
Aunque tanto Velaza como Gorrochategui han puesto especialmente el acento en el hecho de que esa inscripción realizada en signario ibérico está escrita en idioma vascónico después de que los vascones adaptaran ese sistema de escritura añadiendo unos signos propios.
De la cinco líneas que integran el texto, solo se ha podido comprender la primera, Sorioneku, que sería casi como una especie de mensaje destacado dentro de la inscripción, con esa idea de alejar el mal y ofrecer buena fortuna a los habitantes de la casa donde estaba colgada y a quienes entraban en ella, ha detallado Gorrochategui.
Una vez ofrecidas todas las explicaciones pertinentes, en el patio interior del palacio de Góngora se ha hecho la foto de familia de todas aquellas personas que han participado desde diferentes ámbitos en el hallazgo y estudio de la pieza.
Las sonrisas eran radiantes en medio de un día presidido por la bruma y la persistente lluvia que caía sobre el valle de Aranguren. Era una muestra de sentirse afortunados de haber participado en un descubrimiento histórico, la fortuna que ese bronce con forma de mano ya deseaba desde lo alto del monte de Irulegi hace 2.000 años.