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«Polonia secuestra, España consiente», grito en Madrid por la liberación de Pablo González

El Grupo de Apoyo por la Libertad de Pablo González, detenido irregularmente en territorio polaco, ha realizado una demostración frente al Ministerio de Asuntos Exteriores, a nueve meses de su encarcelamiento. Persisten los reclamos por mayor intervención del Gobierno español en el asunto.

Concentración esta tarde en Madrid por la libertad de Pablo González. (Daniel GALVALIZI)

«La defensa de la libertad de Pablo es la defensa de la libertad de información de todos», concluía esta noche la lectura de la carta pública leída por una de las integrantes del Grupo de Apoyo en Madrid por la Libertad de Pablo González, al terminar la manifestación que ha tenido lugar frente al Ministerio de Asuntos Exteriores, a pocos metros de la Plaza Mayor de la capital del Estado.

Allí, a pesar del frío, medio centenar de personas se han reunido para exigir «la inmediata liberación» del periodista vasco detenido en la ciudad polaca de Rzeszów el pasado 28 de febrero y de cuyo encarcelamiento se han cumplido nueve meses esta semana. «Pedimos su regreso a España y que prime el principio de presunción de inocencia, fundamental en una democracia. Apelamos a las instituciones europeas y a las asociaciones europeas de periodistas y alertamos del riesgo de libertad de expresión para garantizar una información libre», añade el comunicado.

Además, han destacado que según el sistema legal de Polonia «la prisión provisional no podía extenderse más allá del 28 de mayo y, sin embargo, a petición de la Fiscalía, se mantiene», y han reiterado las denuncias por la «incomunicación» a la que estuvo sometido y los «contactos a cuentagotas y cartas que llegan con retraso».

Si bien hace dos semanas la pareja de González, Oihana Goiriena, pudo visitarlo en persona, este derecho tardó casi nueve meses en concretarse, por lo que el Grupo de Apoyo ha valorado ese «cambio en los criterios» pero ha expresado su preocupación por saber «si se mantendrá», además de reiterar que todavía se «desconoce alguna prueba» en contra del detenido, acusado de un delito de espionaje que puede ser penado con hasta 10 años de prisión.

Llamada a «reaccionar»

Sobre la actuación del Ministerio que conduce José Manuel Albares, han considerado que «no ha actuado con suficiente contundencia» y piden un «cambio de actitud para que los derechos de un ciudadano español no sean pisoteados» y han llamado a la ciudadanía a «reaccionar» ante la «vulneración de derechos básicos».

Uno de los miembros del Grupo de Apoyo, el periodista Iñaki Alrui, ha conversado con NAIZ y ha señalado el error del Gobierno del Estado español al «estar dando un trato a este caso como si fuera cualquier caso cuando se trata de un periodista que estaba trabajando cuando fue detenido».

«Si Pablo hubiera sido detenido por policías rusos por informar, ahora estarían todos hablando del derecho a la información y a la libertad de prensa y estaría en portada en los diarios y en los telediarios. Pero como es Polonia no ocurre», ha lamentado.

A fines de octubre, el mismo grupo, junto a juristas y periodistas, acudieron a la sede de Asuntos Exteriores, a las de la Comisión y el Parlamento Europeo y a la embajada de Polonia en Madrid con un documento firmado por 150 personas en el que exigían que se cumplan las «garantías democráticas» con el periodista vasco. Preguntado al respecto, Alrui ha informado de que «no ha habido ningún tipo de respuesta a esa carta todavía, de ninguno de los que la recibió».

La manifestación ha comenzado pasadas las 19.00 en la plaza frente a la sede ministerial y ubicada donde acaba la calle Atocha, a pocos metros de la Plaza Mayor. Quienes participaron corearon varios cánticos alusivos, como «¡OTAN culpable, Gobierno cómplice!», «¡Polonia secuestra, España consiente!», y también «Bases fuera, ¡OTAN no!».

González fue detenido en territorio polaco cerca de la frontera con Ucrania, país al que había viajado desde 2012 varias veces para cubrir periodísticamente lo que ocurría en el Donbass. Ya en febrero, agentes que se identificaron como miembros del servicio secreto ucraniano lo habían interrogado y le hicieron saber que era sospechado de ser un espía de Rusia. Tras regresar a su casa en Bizkaia, decidió a fin de mes viajar al sureste de Polonia para hacer reportajes sobre la llegada de refugiados ucranianos, hasta que fue detenido.