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La azagresa Ana Delgado, superviviente de la lacra machista: «Sigo teniendo mucho miedo»

En la Audiencia navarra se juzga este jueves al hombre que dejó medio muerta a la vecina de Azagra Ana Delgado hace ahora dos años. Radio Euskadi ha ofrecido el testimonio de la mujer, espeluznante: fue agredida con una barra de hierro hasta romperle el cráneo, pero ha sobrevivido.

Ana Delgado, durante el proceso de convalecencia, en una entrevista a ETB. (EITB)

Ana Delgado es una superviviente de la violencia machista en sentido literal. En febrero de 2021 sufrió incluso fractura de cráneo por los golpes que le propinó el hombre del que estaba en trámites de separación, Santiago Martínez, y padece importantes secuelas, algunas de las cuales durarán toda la vida. Este jueves, coincidiendo con el inicio del juicio, Radio Euskadi la ha entrevistado. Es un testimonio demoledor sobre la brutalidad que alcanza la lacra machista.

Delgado, vecina de Azagra, fue golpeada con una barra de hierro «con la punta en forma de V», de las que se usan para vendimiar. Y de modo tan brutal que el ataque solo se interrumpió cuando el hombre pensó que la había matado. De hecho, acudió a comisaría para entregarse e indicar que la mujer estaba sin vida.

Su hermana la encontró tendida en la cama sin conocimiento, en una habitación teñida de sangre, incluidas las paredes.

«Me cogió de la cabeza al resto del cuerpo. Me dejó sin ojo. Me decía ’te voy a matar, hija de puta, te voy a matar, ni se te ocurra moverte’»

Ana Delgado ha rememorado así aquel terrible momento de hace dos años: «Estaba en mi habitación, me disponía a levantarme. Estaba hablando por teléfono, le vi venir y grité ‘me va a matar, me va a matar’. Me cogió desde la cabeza hasta el resto del cuerpo. Me dejó sin ojo. Me decía ‘te voy a matar, hija de puta, te voy a matar, ni se te ocurra moverte’».

«Una película de miedo no tiene tanto horror como el que tiene hoy día esta habitación. Mi madre nunca ha querido subir ya a ella», han explicado la víctima y su hermana.

Pasó dos meses en la UCI, más muerta que viva. Para empezar, le tuvieron que quitar todas las esquirlas que se habían quedado en el cerebro. A los familiares «el médico nos dijo que necesitábamos un milagro y que entráramos a despedirnos». Delgado no podía respirar, hablar, comer… tenía vendado todo el cuerpo.

«No pensé que podía matarme»

La entrevista ha constatado que la agresión no fue fruto de una pelea puntual, sino algo premeditado. Ana Delgado había sufrido antes agresiones por parte de este hombre, como ser dejada en la calle sin poder entrar en casa, pero no una paliza así. Llevaban diez años de relación de pareja. Martínez era profesor.

«El recuerdo que me queda de él es horrible. No tenía empatía. Pero no había manera de separarme», ha explicado la víctima

«El recuerdo que me queda de él es horrible. No tenía empatía. Ya llevábamos años muy mal pero no había manera de separarme. Nunca me había pegado. Pensé que igual podía agredirme, pero de esa manera y hasta casi matarme, no».

Las secuelas son evidentes y múltiples. «Tengo trastornos en la memoria, no puedo conducir, se me cae la vajilla, apenas puedo subir escaleras, por la calle ando muy despacio... Me han concedido invalidez absoluta. Paso mucho frío», ha enumerado. «Me ha roto la vida, yo era una persona deportista que nadaba, hacía footing, pasaba muchas horas trabajando». Delgado era enfermera, trabajaba en Quel y en Arnedo, en La Rioja; según ha detallado, dado el temor a su marido por el deterioro de la relación, a menudo prefería hacer guardias de noche en el trabajo.

¿Cómo ha sido el proceso de sanación? «Al principio lloraba bastante pero luego fui viendo que me podía recuperar y vinieron días de mejor color». Su hermana ha confirmado que la espeluznante agresión la ha cambiado: «Yo antes tenía una hermana y ahora tengo otra».

«Que pidan ayuda ya»

El agresor confeso es juzgado desde este jueves en la Audiencia de Nafarroa, con una petición fiscal de catorce años y seis meses de cárcel por un delito de «atentado en grado de tentativa».

La mujer ha explicado que en este momento de la vista oral se siente «con mucho miedo» «miedo de que me coja y me vuelva a apalear». No obstante, «aquí estoy, y esa es una alegría tremenda que tengo que compartir». «En este momento sí me siento más fuerte, porque yo estoy viva y él en la cárcel», ha indicado en la entrevista.

Como colofón, un mensaje para las mujeres que puedan estar enfrentando situaciones similares: «Les mandaría mucha fuerza, y les diría que denuncien, que pidan ayuda ya, porque no se sabe cuándo van a actuar».

Niega haber querido matarla

El acusado, Santiago Martínez, ha asegurado en el juicio que no recuerda nada de lo ocurrido: «Me encuentro con una sombra gris viniendo hacia mí a golpearme. Era el espejo, un espejo de madera bastante pesado, si es el que creo yo. Veo la sombra gris y ya no sé qué sucede». Martínez ha subrayado que no recordaba nada de la agresión.

La familia, amigos y vecinos del acusado han coincidido en señalar que eran conocedores del deseo de Delgado de terminar su relación y separarse, si bien no supieron que hubiera habido violencia física entre ellos, aunque sí verbal en algunos casos.

La vecina con la que Delgado hablaba por teléfono cuando ocurrió la agresión, ha apuntado que Martínez «no es una persona violenta, yo no me esperaba esto», mientras que Delgado «era una persona normal», y aunque conocía de sus problemas de pareja, «delante de nosotros no han discutido. Ni por la casa ni por nada, nunca».

También ha intervenido en el juicio la hija de la víctima, de una relación anterior, quien ha confirmado los deseos de su madre de separarse de Martínez, aunque cuando ella convivió con ambos «no creo que hubiera mala relación entre ellos», si bien después conoció comportamientos de él con los que ha supuesto que «quería desestabilizar a mi madre».

En una declaración en la que ha incurrido en varias contradicciones, el acusado ha asegurado que, al «despertar» de la pérdida de consciencia que relataba, «estaba fuera de mí y no me fijé en los detalles», ha asegurado cuando le han preguntado si no vio heridas ni sangre en la cabeza de Delgado, a quien «nunca» creyó haber matado.

Para el acusado, el fiscal pide 15 años y medio de cárcel, mientras que la acusación particular y la acusación popular piden 16 años.