Nuevas grietas carcomen el edificio del libre comercio internacional
La intervención en el Foro de Davos de la directora general de la OMC, Ngozi Okonjo-Iweela, apuntó algunos elementos que ponen de relieve que la era del libre comercio está llegando rápidamente a su fin.
La intervención en el Foro de Davos de la directora general de la OMC, Ngozi Okonjo-Iweela, apuntó algunos elementos que ponen de relieve que la era del libre comercio está llegando rápidamente a su fin. Las tensiones geopolíticas se están traduciendo en intentos cada vez más explícitos de dividir a los socios comerciales entre «los nuestros» y «los suyos».
Una de las pocas virtudes del Foro de Davos es que los líderes del mundo suelen hablar sin cortapisas, a fin de cuentas se encuentran entre sus pares. La directora general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), Ngozi Okonjo-Iweela, participó en uno de los paneles del Foro y entre otras cosas dijo que los países deberían tener cuidado con las «asociaciones de amigos», esto es, con favorecer a algunos países para, en teoría, evitar los riesgos geopolíticos de un mundo cada vez más dividido. «Quién es un amigo? No puedes estar seguro de que el que hoy lo es, lo siga siéndolo mañana. Hemos visto muchos ejemplos de eso», advirtió Ngozi a los asistentes a la conferencia.
Es posible que Ngozi tuviera en mente a la secretaria del Tesoro de EEUU, Janet Yellen, que ha sido una de las personas que más ha utilizado ese concepto. Con ese planteamiento Washington pretende lograr que los países reduzcan la presencia de empresas chinas en sus cadenas de suministro y apuesten por empresas, como dicen ellos, de países «democráticos orientadas al mercado» como puede ser el caso de la India. Una muestra más del trabajo de zapa que EEUU está haciendo en las relaciones comerciales internacionales con el fin de debilitar la pujanza china pero, como certeramente advirtió Ngozi, se trata de un arma de doble filo. El planteamiento de Yellen es también una confesión de la incapacidad de Washington para frenar la creciente influencia comercial de Pekín usando el marco EEUU creó en su propio interés.
En un mundo cada vez más fragmentado por las tensiones geopolíticas, las disputas comerciales están creciendo exponencialmente. Una de las principales razones es que los países occidentales han empezado a adoptar políticas de apoyo a sus industrias nacionales que, desde el punto de vista del libre comercio institucionalizado por la OMC, son ilegales. Así, la Ley de Reducción de la Inflación de EEUU prevé inversiones multimillonarias en la lucha contra el cambio climático: aerogeneradores, vehículos eléctricos, etc. Contempla, por ejemplo, un crédito fiscal de 7.500 dólares por la compra de un vehículo eléctrico hecho en una fábrica norteamericana con una batería de fabricación local, lo que excluye directamente a todos los automóviles de la UE, algo que no ha gustado en las capitales europeas.
Esa libertad irrestricta de comercio favorecía a los poderosos del mundo. Y ahora que un país, jugando con esas reglas trucadas, ha conseguido hacerles sombra, vuelven las medidas proteccionistas
De este modo, se ha empezado a restringir la libertad de comercio que era una de las claves para el crecimiento y el desarrollo económico, uno de los pilares de la globalización. En realidad, esa libertad irrestricta de comercio favorecía a los poderosos del mundo. Y ahora que un país, jugando con esas reglas trucadas, ha conseguido hacerles sombra, vuelven las medidas proteccionistas, la fragmentación del mercado mundial, las ayudas de Estado a las empresas y las trabas al comercio con países que no se pliegan a los designios de los poderosos.
Seguridad nacional
De hecho en la reunión de Davos, Ngozi Okonjo-Iweela también dijo otra cosa importante, a saber, que la OMC que ella dirige respeta el derecho de EEUU a determinar cuáles son sus propios intereses de seguridad. Invocar la seguridad se va a convertir en la excusa perfecta para introducir restricciones a determinados países, así como prohibiciones de exportación o controles a la importación que no harán sino acelerar la crisis de la OMC.
Desde los tiempos del Acuerdo General sobre Comercio y Aranceles (GATT), predecesor de la OMC, existía un acuerdo implícito de no utilizar el argumento de la seguridad nacional, por la sencilla razón de que se trata de un concepto indeterminado que puede tener una aplicación tan amplia como se quiera, lo que, de hecho, puede provocar el colapso del actual sistema. EEUU empezó a utilizar esa excusa bajo el mandato de Donald Trump, cuando impuso aranceles a las importaciones de acero y aluminio y exigió que los productos procedentes de Hong Kong llevaran la etiqueta de «made in china». La OMC finalmente no dio la razón a EEUU en esas dos disputas, pero a juzgar por las palabras de Ngozi en Davos, la actual dirección de la OMC parece abierta a tomar en consideración ese tipo de argumentos, lo que contribuirá sin duda a aumentar las barreras y a reducir los intercambios comerciales internacionales.
El marco del comercio internacional ha empezado a cambiar. Es posible que el crecimiento mundial se resienta, pero tendrá, sin duda, dos efectos positivos. Por un lado, disminuirá el transporte internacional y las emisiones asociadas al mismo, lo que frenará el cambio climático. Por otro, muchas actividades económicas, especialmente las que se consideren estratégicas, se relocalizarán.