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La película secreta de Todd Field y las favoritas a competición en la Berlinale

En la última jornada de la Sección Oficial, el Festival Internacional de Cine de Berlín, la Berlinale, ha recibido el corto de Todd Field (‘Tár’), ha vivido el regreso de una diva del cine chino y ha dado ya sus primeros premios.

La actriz australiana Cate Blanchett sigue paseando con éxito su «Tàr». (Tobias SCHWARZ | AFP)

Cate Blanchett ha dado el jueves una charla a estudiantes y alumnado de Berlinale Talents acompañada de un regalo y una petición. Proyectaría el corto inédito de Todd Field, un spin-off ambientado en el universo de ‘Tár’, siempre que le aseguraran que nada saliera de la sala. ‘The Fundraiser’, por lo tanto, se vio por primera y única vez ayer en Berlín, delante de los ojos de un público muy reducido.

Fan Bingbing, gran dama del cine comercial chino y protagonista de ‘No soy Madame Bovary’ (Concha de Oro y Mejor Actriz en el Zinemaldia de 2016), llevaba años desaparecida del mapa. Tras un parón de cinco años, y con una multa de 119 millones de euros por evadir impuestos, Fan Bingbing ayer volvía a los papeles principales: en ‘Green Night’, presentada en Panorama y dirigida por Han Shuai, reinterpreta la fatídica huida de ‘Thelma y Louise’ en los bajos fondos de Seúl.

A un día del palmarés de la Competición, el Jurado de Berlinale Series daba el miércoles su galardón a la serie italiana ‘The Good Mothers’ (Disney+). La serie, escrita por Stephen Butchard, explica la historia real de un grupo de madres que se aliaron con una juez para acabar, desde dentro, con la mafia calabresa 'Ndrangheta. La Berlinale fue el primer gran festival en reconocer el formato serial, en 2015.

En Sección Oficial, ya se cantan grandes favoritas para los premios de este sábado. La película que ha generado mayor consenso ha sido ‘Past Lives’, de Celine Song, con 3,6 en la parrilla de críticos alemanes, seguida por el ‘Afire’, de Christian Petzold y por ‘Tótem’, de Cristina Avilés. ‘20.000 especies de abejas’ las sigue de cerca.

Maite Alberdi conmueve tras ‘El Agente Topo’

‘The Eternal Memory’ había ganado el Gran Premio del Jurado en la categoría World Documentary de Sundance antes de llegar a las salas berlinesas. La película es un retrato íntimo de la relación entre Augusto Góngora y Paulina Urrutia, él experiodista y ella actriz, mientras luchan por convivir con los estragos producidos por el alzhéimer que Góngora sufre desde 2014.

‘Retrato íntimo’, en tanto que Alberdi tuvo que dejar de grabarles a causa del confinamiento, de forma que buena parte de la película está registrada por la misma Paulina, prácticamente como si de otra cinta casera se tratase. Pronto, la pareja se convierte en el límite mismo del universo fílmico. Durante dos horas, no habrá en el mundo nada más allá de su cariño, su sufrimiento y su compasión.

Si durante la dictadura chilena la televisión ayudó a capturar y conservar la memoria del país –la película intercala grabaciones domésticas y crónicas televisivas–, también la de Alberdi se lee como una puerta necesaria al reconocimiento. Podemos alzar barreras ante el sentimentalismo de algunos de sus pasajes, pero ¿cómo negar que es correspondiente al amor incondicional de la pareja?

Todas las malas madres de ‘Mal viver’ y ‘Viver mal’

El portugués João Canijo desplegaba díptico de melodramas, partido entre Sección Oficial y Encounters, para estudiar las vidas miserables de las mujeres de un hotel de campo y cómo la maternidad está en el centro de todas sus desgracias. La primera entrega, ‘Mal viver’ sigue la caída de Piedade (Anabela Moreira), atormentada por el regreso de su hija al hogar y por los constantes abucheos de su propia madre.

Tanto Piedade como sus hermanas sirven a un reducido grupo de turistas excéntricos, cuyos conflictos aparecen de ruido de fondo y que en la segunda parte, ‘Viver mal’, pasarán a ocupar todo el protagonismo. ‘Viver mal’ se monta como un complejo entramado de capas de dimes y diretes, solapadas entre mesas de restaurante, cuyo malestar acaba contagiando el ambiente de toda la sala.

Muy bergmaniana, hija directa de ‘Gritos y susurros’, la dirección de Canijo explica sin ínfulas que todo en su seno es lo que aparenta. El hotel es tan fino como viejo y polvoriento, los dramas de sus habitantes tan prístinos como exacerbados: por eso nada está a sitio, nadie está bien. ¿Acaso no es esa la base del melodrama?