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Interview
Pako Andreu
Activista de EHGAM

«No entendemos que quieran desmantelar un servicio LGTBIQ que funciona»

Nacido en Murcia y afincado desde hace años en Nafarroa, Pako Andreu es una de las voces más reconocibles del Euskal Herriko Gay-Les Askapen Mugimendua (EHGAM). El colectivo LGTBIQ está en pie de guerra ante los recortes de Kattalingune. Este sábado se manifiestan contra su desmantelamiento.

Pako Andreu, activista de EHGAM. (Iñigo URIZ)

¿Por qué van a salir a la calle este sábado después de tanto tiempo?

Hay un recorte en los servicios y en los derechos que presta el Gobierno de Navarra a la población LGTBIQ y a la población en general. Tenemos que hacer ruido, será una protesta ruidosa que saldrá a las seis de la tarde desde la Plaza del Castillo. Se trata de un recorte 43.000 euros que provocará la despedida de trabajadores y supone el desmantelamiento de un servicio público que apoyaron y aprobaron todos los partidos políticos del Parlamento Navarro.

¿Qué colectivos llaman a movilizarse?

Llama Kattalingorri, el paraguas de todos los colectivos LGTBIQ en Nafarroa y que, además lleva el servicio de atención. A nivel particular, sé de Naizen, de colectivos de Tafalla y de otros pueblos, que son los que más se juegan con este recorte en los servicios.

¿Por qué afecta más a los pueblos la decisión del Gobierno?

Los servicios que ofrece Kattalingune, que es donde se ha dado el recorte, son de asesoramiento y acompañamiento a personas del colectivo. En principio, ese servicio en Iruñea queda cubierto por la oficina Harrotu. Desde 2021, el Gobierno extendió con Kattalingune este acompañamiento a Tutera, a Tafalla, a Lizarra, a Altsasu... Con los rectores que se plantean, mantener esa red atención es imposible. Por lo tanto, es el mundo rural el que se queda sin servicio.

Entiendo que ser gay, lesbiana o trans en un pueblo pequeño resultará más difícil que en una ciudad.

Es mucho mucho más complicado. Se me hace impensable que un servicio de acompañamiento exista en una ciudad y no en un pueblo.

Cuando hablamos de acompañar a una persona del colectivo en un pueblo o a su familia, ¿a qué nos referimos?

Puede darse el caso de que una persona no sabe cómo contárselo a su familia, por ejemplo. Entonces, se la asesora, se la acompaña, se dan unos pautas para que pueda tomar la decisión, si lo tiene claro. Al final, la decisión es suya. Pero hay experiencias previas sobre cómo proceder. A su vez, también su familia puede requerir algún tipo de servicio y se le ha estado dando. Se me ocurre además una persona trans que necesita hacer tránsito. En su caso, se puede facilitar toda la documentación necesaria para poder legalizar su situación y, en definitiva, poder encontrarse a sí mismo. Son servicios, de algún modo, humanos. Tratan aspectos de las personas que afectan a la vida cotidiana. Créeme, hay momentos, hay personas, donde una respuesta adecuada es muy necesaria. 

La particularidad de Kattalingune es que es no nace de los servicios públicos, sino que el Gobierno consolidó una labor que sacaban adelante los propios colectivos.

El servicio que ahora tenemos salió después de muchos años de trabajo voluntario, sí. Años de experiencias, de luchas, de vivencias. Este bagaje propio que ha llevado Kattalingorri es el que ahora le da la autoridad de tomar las decisiones. Kattalingorri asesoraba en una oficina de la calle Aldapa. En 2016, cuando llega el Gobierno del cambio, se apoyó institucionalmente esta oficina y se la dotó de otra entidad. Por eso los colectivos eran los gestores del servicio. Aunque, el acompañamiento, como tal, lo ofrecen personas contratadas formadas y con experiencia.

Sinceramente, no entiendo bien qué es lo que ha pasado. Se han seguido dando pasos desde entonces. Se ha creado el Instituto Navarro para la Igualdad, se ha creado una dirección LGTBIQ... Estamos con un Gobierno progresista. No comprendemos a qué vienen a desmantelar algo que funciona. No entendemos esta postura del PSN y de Podemos. Los colectivos defendemos un servicio de calidad y esperamos que el día de mañana lo ejerzan funcionarios. Por donde no pasamos es por recortes y tampoco por el caos que se ha generado.

¿Por qué habla de caos?

En diciembre salió el pliego a concurso con una merma económica tan importante que Kattalingorri decidió no presentarse. Las condiciones no eran suficientes. Y el Gobierno decidió que el servicio lo prestara la fundación Gizain.

¿Y quién es Gizain?

Una fundación pública que gestiona servicios sociales. Es un atraso total. Siempre hemos reivindicado que las políticas LGTBIQ no forman parte de los servicios sociales. Además, en diciembre ha habido tres personas despedidas. Estos despidos son una pérdida terrible. Las necesitamos trabajando.

¿En qué punto estamos? ¿Todo esto se puede revertir?

Hoy el servicio no se está dando en los pueblos, tenemos el recorte y tenemos los despidos. Pedimos que rectifiquen, que se den cuenta de que esta labor es necesaria para la ciudadanía navarra.