Trágico accidente ferroviario en Grecia: un error humano prevenible
Grecia sufrió ayer el peor accidente ferroviario de su historia. Las autoridades apuntan a un error humano, aunque las voces del sector llevan años advirtiendo de la falta de modernización del sistema. Una tragedia que condiciona las reñidas elecciones legislativas que se celebrarán esta primavera.
Con al menos 38 víctimas y más de un centenar de heridos, Grecia sufrió ayer el peor accidente ferroviario de su historia. Sobre la medianoche, un tren comercial y otro de mercancías colisionaron de manera frontal a la altura de Tempe, en el centro del país, cerca de la ciudad de Larisa. Un total de 346 pasajeros y 20 trabajadores viajaban en los convoyes y, debido a la brutalidad del impacto, se espera que la cifra de fallecidos aumente con el paso de las horas y los días. El Gobierno heleno declaró tres días de luto y, según las primeras pesquisas, la Fiscalía apunta a un error humano como causa principal de la tragedia: el tren de pasajeros que hacía la ruta entre Atenas y Tesalónica circulaba por el carril equivocado en el momento del impacto.
«Puedo garantizar un cosa, encontraremos las causas de esta tragedia y haremos todo lo que esté dentro de nuestro poder para que no vuelva a ocurrir de nuevo», señaló el primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis. Sin embargo, más allá del probable y trágico descuido humano, las medidas de prevención eran insuficientes, y los propios trabajadores del sector llevaban años denunciado la dejadez que rodea a la red ferroviaria, especialmente pronunciada en el deprimido y olvidado norte de Grecia.
Según destacaron los medios locales, en abril de 2022 dimitió Christos Katsioulis, director del Programa 10005 del Sistema Europeo de Control de Trenes, y dejó constancia de la falta de mantenimiento en la red ferroviaria. Ayer fue Kostas Genidounias, presidente de los maquinistas del Organismo de Ferrocarriles de Grecia, quien insistió en las pésimas condiciones y la falta de señalización. Aseguró que cualquier error humano podría haberse subsanado fácilmente «si los sistemas de seguridad hubieran funcionado»: los trenes circularon en la misma vía porque los sistemas electrónicos que avisan a los maquinistas de posibles peligros no funcionan y solo lo podrían haber llegado a advertir desde la estación central.
Las primeras consecuencias no se han hecho esperar. Ayer, la Fiscalía acusó de homicidio involuntario y ordenó la detención del jefe de control de la estación local, encargado de gestionar la circulación de los trenes en el tramo del siniestro. Raudo, dimitió el ministro de Transporte e Infraestructuras, Kostas Karamanlis, quien destacó que la red ferroviaria griega «no corresponde al siglo XXI».
Momento crítico
Esta tragedia llega en un momento crítico en Grecia. En los próximos días se anunciará la fecha definitiva de las reñidas elecciones legislativas que se celebrarán esta primavera: los analistas aventuran que nadie conseguirá formar Gobierno y que la Nueva Democracia de Kyriakos Mitsotakis pretende repetir los comicios para que entre en vigor la nueva ley electoral, que entrega decenas de diputados a la fuerza más votada.
La oposición, que se mostró comedida en sus declaraciones, ha encontrado una nueva fisura en un Ejecutivo que lleva más de medio año apagando el fuego extendido por un escándalo de escuchas contra políticos y personalidades de todas las ideologías.
Es un duro revés para Mitsotakis, quien de nuevo parecía controlar los tempos del debate público y que, a través de medios de comunicación afines, estaba aireando la crisis interna del opositor Syriza, el partido izquierdista encabezado por Alexis Tsipras: el expresivo diputado Pavlos Polakis afronta medidas disciplinarias por efectuar unos comentarios agresivos contra periodistas, abogados y banqueros; y el exministro y diputado Nikos Pappas ha sido condenado por irregularidades en la concesión de licencias televisivas en 2016.
Es precisamente este último caso, el de Pappas, el que más rédito político le iba a entregar a Mitsotakis: la sentencia le valía para mostrar que la izquierda también es corrupta. Pero esta estrategia queda invalidada desde que ayer ocurriera la mayor tragedia ferroviaria de la historia de Grecia. El debate público se centrará en el trauma de las decenas de vidas arrebatadas de golpe, muchas de ellas de jóvenes que regresaban de vacaciones del carnaval, y en la responsabilidad de unas autoridades que gestionan millones de euros de fondos europeos para mejorar las infraestructuras de la red de transportes.