El Ayuntamiento de Bilbo homenajea a la Corporación Municipal republicana elegida en 1931
Desde este jueves, una placa recuerda en el Ayuntamiento de Bilbo a la Corporación Municipal elegida en 1931 y que tras la caída de la ciudad en 1937 sufrió la represión franquista. Entre otros, han acudido el nieto del alcalde Ernesto Ercoreca y la hija del teniente de alcalde, Nicolás Madariaga.
El Ayuntamiento de Bilbo ha recordado y homenajeado este jueves a la Corporación Municipal elegida en 1931 y que, tras la caída de la ciudad el 19 de junio de 1937, fue perseguida y represaliada por la dictadura fascista. Para ello, se ha colocado una placa en el mismo Consistorio, en un acto que ha contado con la presencia de descendientes de algunos representantes de la institución republicana.
Para contribuir al recuerdo de aquellos hombres que formaban parte del llamado Bloque Antimonárquico, compuesto por miembros de Acción Republicana, PSOE, ANV y el Partido Republicano Radical Socialista, se ha descubierto una placa colocada en el hall inferior del Ayuntamiento con el siguiente mensaje: «El Ayuntamiento de Bilbao en reconocimiento y homenaje a la Corporación Municipal elegida en el año 1931, desposeída de sus cargos y perseguida a partir del 19 de junio de 1937, así como a los bilbainos y bilbainas que padecieron el mismo destino».
La ceremonia, 85 años después, venía impulsada por el Colectivo Republicano de Euskal Herria
Esta placa se encuentra en la zona expositiva junto a la escalinata principal, en un espacio dedicado a la memoria histórica y en el que también se puede observar el pergamino del acta de toma de posesión el Ayuntamiento elegido el 12 de abril de 1931, la placa inaugurada con motivo del 80º aniversario de la caída de Bilbo «en homenaje a los funcionarios que fueron fusilados por defender la libertad y los valores democráticos», así como algunos vestigios de las guerras carlistas y el sitio de Bilbo de 1836.
En su discurso, el alcalde, Juan Mari Aburto, ha destacado con la colocación de esa placa pretenden «que nunca vuelva a suceder y que todas las personas que entre en el Ayuntamiento de Bilbo sepan que en esta Villa reivindicamos la paz, el valor de la democracia y de la verdad».
Esta ceremonia de reconocimiento nace de una iniciativa presentada por el Colectivo Republicano de Euskal Herria y aprobada por el Pleno Municipal en marzo de 2021, en vísperas del 90º aniversario de la proclamación de la República española, aunque finalmente la pandemia obligó a retrasarlo hasta hoy.
El acto se enmarca dentro de un proceso de recuperación de la memoria histórica llevado a cabo desde el Ayuntamiento de Bilbo y que hasta el momento ha realizado proyectos como el de la pasarela interpretativa junto a un tramo restaurado del Cinturón de Hierro en Artxanda, la excavación en el cementerio de Begoña de la mayor fosa común de la Guerra del 36 exhumada hasta la fecha en Euskal Herria, el homenaje a las mujeres represaliadas por el franquismo en el desaparecido Chalet Orue o la ya mencionada placa realizada con motivo del 80º aniversario de la caída de Bilbo.
Memoria viva gracias a sus descendientes
A la cita han acudido descendientes de los miembros de aquella corporación republicana, como el nieto del entonces alcalde Ernesto Ercoreca, José Alberto Ercoreca, o la hija del concejal de ANV Nicolás Madariaga, Maitena Madariaga.
Ercoreca, al que han acompañado dos bisnietos, ha recordado la vida de su abuelo, miembro de Acción Republicana y trabajador jubilado del Puerto de Bilbo que fue elegido alcalde bilbaino con 64 años. «Fue un alcalde de consenso. Ni PSOE ni PNV sacaron mayoría, así que llegaron a un acuerdo para que mi abuelo fuera alcalde. Votaron todos a favor, menos un concejal monárquico que se abstuvo», ha explicado.
Por su defensa del Concierto Económico fue cesado por el gobernador civil y tuvo que ingresar en la cárcel desde agosto de 1934 hasta febrero de 1936, cuando fue repuesto como alcalde gracias a la victoria del Frente Popular en las elecciones.
Ernesto Ercoreca volvió rápidamente a la cárcel, en este caso a la de Iruñea, cuando en julio de 1936 fue apresado por los fascistas en la estación de tren de Miranda de Ebro mientras pretendía regresar a Bilbo desde Madrid, ciudad en la que se encontraba para realizar algunas gestiones. El alcalde pudo regresar a la capital vizcaina gracias al intercambio con Esteban Bilbao, preso por las autoridades republicanas, con mediación del médico suizo de Cruz Roja Internacional Marcel Junod. Desde entonces, ha destacado Ercoreca, su abuelo dedicó los años de la contienda al intercambio de prisioneros en colaboración con la Cruz Roja.
Su nieto ha destacado que Ercoreca cedió su sueldo a las mujeres de obreros de Errekalde en paro, «algo que ahora no se estila»
Con el final de la Guerra, Ernesto Ercoreca intentó huir al Estado francés, aunque resultó apresado por la Gestapo en Iparralde y devuelto a las autoridades franquistas. Fue juzgado y desterrado a Valladolid y ya con casi 80 años de edad pudo regresar a Bilbo, donde según su nieto la Policía «le perseguía», aunque gracias a su condición de exalcalde desde el Ayuntamiento «le ayudaron». Ercoreca falleció en 1957, a los 91 años, como consecuencia de un accidente de autobús en la calle Alameda Urkijo.
De su abuelo, Ercoreca ha destacado que era «una persona muy sensible y muy humana», siendo sus dos grandes luchas «la educación y los derechos de los trabajadores». En este sentido, ha recordado que cedió su sueldo de alcalde a las mujeres de obreros de Errekalde en paro, «algo que ahora no se estila», e impulso las comidas sociales para los obreros.
«Hay que recordar que estas cosas pasaron y que no se pueden repetir», ha finalizado Ercoreca, en referencia a la represión sufrida por su abuelo y el resto de concejales republicanos, socialistas y nacionalistas, habiendo de exiliarse algunos de ellos, mientras que otros fueron fusilados.
Entre los exiliados se encontraba Nicolás Madariaga, teniente de alcalde y militante de ANV. Su hija, Maitane Madariaga, también ha estado en el acto de hoy para recordar la figura de su padre y el resto de políticos republicanos.
Con la caída de Bilbo y siendo tan solo una niña, Maitena tuvo que huir de Euskal Herria y embarcarse en Francia con destino a Chile, donde se exilió su familia. Nicolás Madariaga se uniría unos años después, aunque ya en la década de los 40 la familia regresó a Bilbo. Otro de sus hijos, Julen Madariaga, fue uno de los fundadores de ETA en 1958.