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Vestir el hogar, una tarea más trascendente de lo que parece

Casa Cambra de Iruñea, establecimiento abierto en 1951, llega a la tercera generación manteniendo las claves del comercio tradicional: variada oferta de productos de calidad y trato cercano y de confianza.

Iñaki Cambra, actual responsable de Casa Cambra de Iruñea, frente a las estanterías de la tienda. (Iñigo URIZ | FOKU)

Pocas veces nos paramos a pensar en la cantidad de artículos textiles que utilizamos diariamente en el hogar. Comenzando por las sábanas, colchas y rellenos nórdicos de la habitación, hasta los manteles, servilletas y delantales de la cocina, pasando por las toallas y albornoces del baño, lo cierto es que la ropa de hogar resulta indispensable en nuestro día a día.

Aunque no sean artículos que se renueven con frecuencia, cada cierto tiempo vemos que llega la hora de cambiar ese mantel que ha perdido el color o esas colchas pasadas de moda. Hoy en día, también aquí lo más fácil es buscar en internet qué novedades hay en el mercado. Pero también tiene sus ventajas –y su encanto– darse una vuelta por la calle y entrar en las tiendas que llevan toda la vida ofreciendo productos de calidad y asesorando a la clientela en todo lo que necesite.

Es el caso de Casa Cambra, un negocio ubicado en el segundo ensanche de Iruñea, muy cerca del mercado, y con nada menos que 72 años a sus espaldas. Lo abrió Ceferino Cambra en el año 1951, época en la que llegó a la capital procedente de Otsagabia, aunque hasta los años 80 funcionó como tienda de ultramarinos. Posteriormente, su hijo Iñaki cogió el relevo y actualmente es el nieto, también Iñaki, quien lo regenta, es decir, la tercera generación.

En este establecimiento podemos encontrar todos los artículos textiles necesarios en el hogar. Una de sus especialidades durante estos cuarenta años ha sido «vestir» la cama con fundas de colchones, sábanas, mantas, colchas… Eso sí, con el paso de los años, los gustos van cambiando. Tal y como explica Iñaki Cambra, «básicamente seguimos ofreciendo los mismos productos de siempre, aunque los gustos van cambiando. Antes, por ejemplo, las sábanas eran todas blancas, y ahora lo que gusta es que sean estampadas, de colores…».

Lo mismo ocurre con las colchas. «Antes lo habitual era vestir la cama con mantas y colchas, y ahora lo que nos piden son rellenos nórdicos con sus fundas. Sobre todo nos los pide la gente de 50 para abajo, porque son mucho más prácticos», afirma el responsable de Casa Cambra.

Dentro de los rellenos, «los hay de componentes naturales, como pluma o plumón, que pueden ser de diferentes calidades, más abrigados o menos, y luego los de fibras sintéticas, que son más fáciles de usar y de lavar, además de resultar más económicos».

Algo parecido ocurre con las sábanas, donde se están imponiendo las de fibras sintéticas. «Las sábanas de algodón, por ejemplo, son muy bonitas, pero al lavarlas se quedan muy arrugadas. Por eso la gente joven prefiere las de mezcla de algodón y poliéster, que después de lavarlas y tenderlas se pueden poner directamente en la cama».

La practicidad es un aspecto que llega también a la cocina y al comedor. «Hoy en día se venden menos manteles de tela, porque cada vez que se manchan hay que echarlos a lavar. En cambio, se piden más los manteles resinados, a los que basta pasar una bayeta para limpiarlos».

«Todo en la estantería»

Sea de una forma o de otra, las estanterías de Casa Cambra tienen a disposición de la clientela todos los tipos y variedades de artículos, lo que les obliga a disponer de un importante stock. «Imagínate, si hay cinco tamaños de cama, tienes que tener una colcha en los cinco tamaños y, además, repetida varias veces, porque si gusta, se vende. Y así con todos los artículos».

Y todo ello, como decía en una ocasión el padre de Iñaki, «más rápido que en Amazon. Porque, aquí la compra es inmediata, tenemos todo en la estantería», explica su hijo.

Al margen de la variedad, si por algo se caracteriza esta tienda –como el resto de comercios tradicionales– es por el trato cercano y de confianza que ofrecen a la clientela. «Esto no es tan impersonal como comprar por internet. Si algo no te convence, puedes venir tranquilamente y te lo cambiamos. O si no te coinciden las medidas, te hacemos el arreglo». Porque en Casa Cambra disponen de una modista que ajusta las sábanas y las colchas a las medidas de la cama, para que queden perfectas.

Y esto es algo que han conseguido transmitir de generación en generación. «Muchas veces viene gente mayor acompañada por sus hijos o nietos, y vemos cómo les transmiten esa confianza por la tienda de toda la vida, por el producto de calidad. Porque si hasta ahora les ha ido bien, lo lógico es pensar que en adelante también será así», concluye.