INFO

Los neonazis amargan la victoria absoluta de Kyriakos Mitsotakis

El líder de Nueva Democracia cumplió su objetivo y obtuvo la mayoría absoluta en la repetición de las elecciones en Grecia. Pero su mandato estará condicionado por el auge de la ultraderecha y por las 240.000 personas que apoyaron a Espartanos. Apáticos, los partidos de izquierda perdieron votantes.

El reelegido Kyriakos Mitsotakis presta juramento en el palacio presidencial. (Louisa GOULIAMAKI | AFP)

El júbilo fue contenido y el triunfo, agridulce. La victoria del derechista Kyriakos Mitsotakis en la repetición electoral en Grecia no tuvo el efecto contundente del pasado mayo: la esperada mayoría absoluta de Nueva Democracia (ND) pasó a un segundo plano ante el sorprendente ascenso de Espartanos, apoyado por el neonazi Ilias Kasidiaris y 240.000 personas más.
Con un 40,5% de los votos, ND perdió dos décimas con respecto a mayo, pero consiguió la mayoría absoluta, con 158 escaños sobre 300, gracias a la prima electoral que entraba en vigor en esta cita.

De nuevo, ND conquistó todas las regiones menos la de mayoría musulmana de Rodopi y estableció la diferencia más amplia con la segunda fuerza desde 1974. Syriza cedió dos puntos, y cayó hasta el 17,8%, y el socialdemócrata Pasok (11,8%), el comunista KKE (7,6%) y el ultraderechista Solución Helena (4,4%) mantuvieron su respaldo. Además, entraron en el Parlamento la ultraortodoxa Victoria (3,6%), los neonazis de Espartanos (4,6%) y la izquierdista Travesía de la Libertad (3,1%). Estas formaciones se beneficiaron de la mayor abstención registrada en la historia de Grecia: en un mes la participación ha caído en ocho puntos, hasta situarse en el 52,8% de los diez millones de electores.

300.000 votos

La mayoría de las abstenciones penalizaron a ND y Syriza, que perdieron 300.000 votos cada una. En el caso de Syriza, sus seguidores parecen haberse quedado en casa, porque todas las formaciones de izquierda han perdido ligeramente apoyo; han subido solo en porcentaje y gracias a la baja participación. Desmotivados, los izquierdistas presencian el final de una era ilusionante encabezada por Alexis Tsipras, que ya ha puesto su cargo a disposición del Comité Central. En el caso de ND, parte de sus votantes dieron por descontada la victoria azul y no acudieron a votar, pero otros viraron a los partidos de ultraderecha, que son más radicales en cuestiones religiosas y reniegan del acuerdo de Prespa con Macedonia del Norte y de la agenda en favor de los colectivos LGTBI que apoyan los liberales europeos.

En Grecia, un día después de las elecciones, no se habla de progreso económico y estabilidad, el estandarte con el Mitsotakis aseguraba haber conquistado a la sociedad helena y que repitió en un tuit tras su nueva victoria. Hoy, la ciudadanía mira a los neonazis, que, junto a otros partidos ultraderechistas, serán los encargados de complicar la legislatura de ND. Suman el 12,7% de los votos y cuentan con 34 diputados, que insistirán en su visión de la patria, la religión y la familia. Por eso, la victoria de Mitsotakis es agridulce: es absoluta y le permitirá marcar sin oposición el rumbo de Grecia, pero tendrá que encarar a la ultraderecha, que sacará a relucir cuestiones abiertas de la propia ND que penalizarán más que las tragedias en el Mediterráneo o los escándalos de espionaje político.

De Amanecer Dorado a Espartanos

ND fue fundada tras la dictadura militar de los coroneles (1967-1974). Desde entonces, ha aglutinado a diferentes corrientes de pensamiento, algunas liberales y otras cercanas a la dictadura y a la monarquía. De ND han salido figuras de la ultraderecha helena de principios del siglo XXI, como Georgios Karatzaferis, que fundó Laos y tuvo entre sus ideólogos a Kostas Plevris, un abogado antisemita que ha ido haciendo el saludo nazi por los juzgados de Grecia hasta este mismo 2023.

Mitsotakis se vanagloriaba de haber derrotado a los neonazis. Se equivocaba (…) El domingo resurgieron y ahora Kasidiaris se vanagloria de haber derrotado al sistema.

Durante la crisis económica, la implementación del memorando de la Troika dividió a la sociedad. En la derecha fue Amanecer Dorado, quien canalizó el descontento de los que rechazaban las medidas de austeridad y reclamaban mano dura contra los acuciantes problemas de Grecia. En las elecciones de 2012, Laos no superó el corte electoral y Amanecer Dorado rozó el 7%, con más de 400.000 votos. Una cifra que rondaría en otras tres ocasiones electorales, hasta que en 2019 no consiguió entrar en el Parlamento.

Tras años de ejercer el terror en las calles contra inmigrantes e izquierdistas, incluidas las muertes de Pavlos Fyssas y Shehzad Luqman, en 2020, la Justicia consideró organización criminal a Amanecer Dorado y su cúpula fue condenada a prisión. Mitsotakis se vanagloriaba de haber derrotado a los neonazis. Se equivocaba; descabezarlos o ilegalizarlos no ha servido para enterrar su ideología: el domingo, en la primera oportunidad, resurgieron, y ahora es Kasidiaris quien se vanagloria de haber derrotado al sistema.

«Combustible»

Espartanos obtuvo un gran resultado: 4,64% y 240.000 votos. Su apoyo supera el 2,99% en todo el país y en Laconia, en el sur del Peloponeso, llega hasta el 7,36%. Ilias Kasidiaris ha demostrado su capacidad de movilización. Neonazi con tatuajes que refrendan su ideología y orgulloso de usar la violencia contra políticos en público, en 2020 fue condenado a 13 años por ser parte de la dirección de Amanecer Dorado, lo que no ha evitado que haya continuado comunicándose con la sociedad. Recientemente, fundó desde prisión el partido Griegos por la Patria, que la Justicia excluyó de estas y de las anteriores elecciones. Sin embargo, una vez confirmados los contendientes que concurrirían a esta repetición, Kasidiaris declaró su respaldó a la desconocida formación Espartanos. Una jugada simple y efectiva que demuestra los límites del sistema legal.

El líder oficial de Espartanos, Vassilis Stigas, es un ejemplo más de políticos que se han movido entre organizaciones de derecha y extrema derecha: apoyó el movimiento de Antonis Samaras, posteriormente estuvo en Laos y, finalmente, se unió a movimientos de tendencia neonazi. Tras conocer el éxito de Espartanos, agradeció en su discurso a Kasidiaris el «combustible» que supuso su apoyo.

Ahora, la pelota está en el tejado de la Justicia helena: ¿Permitirá que la ideología neonazi se expanda abiertamente en las instituciones? Una cuestión espinosa que marca el inicio de este segundo mandato de Kyriakos Mitsotakis.