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EEUU confirma el envío de bombas de racimo a Ucrania pese a su riesgo para la población

Estados Unidos ha confirmado que enviará bombas de racimo a Ucrania pese a las críticas de Alemania, la ONU y de organizaciones de derechos humanos, a las que preocupa el impacto de ese armamento sobre la población civil.

El asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan. (Jim WATSON | AFP)

El Gobierno de Estados Unidos ha confirmado este viernes que entregará bombas de racimo al Ejército ucraniano, una decisión que ha defendido alegando que ha sido consultada con los países «aliados» y que servirá a Ucrania para «defenderse» de la ofensiva iniciada por las tropas rusas en febrero de 2022.

Las bombas de racimo se incluyen en un nuevo paquete de ayuda militar a Ucrania del que ofrecerá detalles posteriormente el Pentágono, según ha explicado en una rueda de prensa el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan.

Sullivan ha anunciado un compromiso que choca con los avisos de Naciones Unidas y que contraviene una convención internacional que prohíbe el uso de este tipo de armamento, de la que ni Estados Unidos ni Ucrania son parte. Entiende, de hecho, que los países firmantes de dicho tratado «no pueden apoyar formalmente» este paso.

Sin embargo, según Sullivan, estos mismos países sí «entienden» la decisión, ya que «reconocen la diferencia entre el hecho de que Rusia use sus municiones de racimo para atacar Ucrania y que Ucrania las use para defenderse», por lo que no espera que pueda ser un tema de fricción en la cumbre de líderes de la OTAN que arranca el lunes en Lituania y a a que acudirá el presidente de Estados Unidos, Joe Biden.

«No dejaremos a Ucrania sin poder defenderse en este momento del conflicto, punto», ha sentenciado el asesor, incidiendo en que son las autoridades ucranianas quienes deciden dar este paso y utilizar este tipo de armas en su propio territorio.

Riesgo para la población civil

Las bombas de racimo se utilizaron por primera vez en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Fueron diseñadas para destruir múltiples objetivos militares dispersos, como formaciones de tanques o infantería, y causar la muerte o lesiones a los combatientes.

Consisten en un contenedor que se abre en el aire y dispersa una gran cantidad de submuniciones explosivas o «bombetas» sobre un área amplia, que puede llegar a ser de un radio de entre 200 y 400 metros. Sus características hacen que tengan un impacto indiscriminado en la zona donde se arrojan, ya que algunas de esas «bombetas» no llegan a explotar al estallar contra el suelo y quedan enterradas, de manera que pueden detonar pasados los años cuando un civil pasa por la zona. Además, inutilizan áreas para su utilización con fines agrícolas o ganaderos.

Preguntado sobre esas preocupaciones, Sullivan ha alegado que las bombas que EEUU entregará a Ucrania tienen un tasa de no explosión –las que fallan y quedan enterradas– «inferior al 2,5%», mientras que, según el portavoz estadounidense, las bombas de racimo que supuestamente ha usado Rusia tienen una tasa de no explosión de entre 30 y el 40%.

Sobre el riesgo que supone para la población civil, especialmente por el material que no explote en el momento del disparo, Sullivan ha reconocido que es una posibilidad, pero ha incidido en que los ucranianos también corren peligro si las fuerzas rusas ganan terreno y Ucrania «no tiene suficiente artillería» con la que hacer frente a este avance.

Según la Coalición de las Bombas de Racimo, que aglutina a decenas de ONG, el 97% de las víctimas de estos remanentes explosivos en 2021 eran civiles, dos terceras partes de ellos niños.

Más de cien países, entre ellos miembros de la OTAN como el Estado francés y Alemania, se oponen al uso de bombas de racimo y han ratificado la Convención sobre Municiones en Racimo, que entró en vigor en 2010 y de la que no forman parte ni Ucrania, ni Rusia, ni Estados Unidos.

Alemania, en desacuerdo

Alemania, que fue uno de los primeros países en ratificar la Convención, ha expresado su desacuerdo con la decisión de Washington.

Por su parte, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, ha intentado mantenerse al margen y ha dicho que cada Estado miembro de la Alianza debe decidir de manera individual si entrega bombas de racimo a Ucrania.

La organización HRW ha pedido a Ucrania y Rusia que dejen de usar bombas de racimo y, además, urgió ayer, jueves, a Estados Unidos a no entregar ese tipo de armamento a Kiev.