Urdaibai, el yin y el yang
Hay un lugar en Kanala, en la margen derecha de la ría de Urdaibai, donde está la puerta al paraíso. O al infierno, porque todo tiene su yin y su yang, o viceversa. Desde esa zona puedes imaginarte la tierra como los prehistóricos la verían desde lo alto de Santimamiñe hace 14.000 años. Al ritmo de las mareas, tú, típica ejemplar del Antropoceno pospandémico vasco, ves pasar el atardecer con una cerveza y un pintxo en la mano, saboreándolos como si no hubiera un mañana.
Y desde esta atalaya se te llenan los sentidos de dunas, islotes, olas dibujadas sobre la arena, con sonido a agua y aves, como salidos del ‘Journey Through the Secret Life of Plants’ (1979), de Stevie Wonder, pero a lo bestia. Reserva de la Biosfera de la Unesco desde 1984, Urdaibai solo acumula 39 años de protección ambiental. Una micropartícula en el tiempo, un zeptosegundo (la unidad de tiempo más corta, lo acabo de aprender) de nada.
Enfrente, la silueta del astillero de Murueta, uno de los enclaves elegidos ahora para el Guggenheim txiki, y, al lado, las colonias de la BBK en Sukarrieta, donde en los años 20 del siglo pasado iban a curarse de la tuberculosis los niños pobres y donde, recién estrenada la década actual, también intentaron infructuosamente construir una segunda franquicia neoyorquina.
Las vueltas que da la vida. O las vueltas que le dan algunos. La ecuación jeltzale del futuro para Bizkaia es: cultura + turismo = crecimiento económico, todo esto elevado al cubo por fama, congresos y macroeventos con nombre en ‘euskalenglish’. Te puede convencer o no, funcionará o no, puedes pensar lo que quieras, pero a mí básicamente lo que ME provoca es una duda recurrente: no alcanzo a entender las razones del empecinamiento del PNV vizcaíno en levantar sí o sí un museo en plena Reserva Natural. No se sostiene en un país y un Gobierno que tiene una estrategia marco ambiental a plazo medio (PMA2030 se llama), que «marcará el rumbo hacia un territorio más sostenible para el año 2030».
Las asociaciones, grupos y plataformas de la zona que están en contra del proyecto han emplazado a los partidos a que, en estas elecciones, se retraten sobre el que denominan ‘megaproyecto de zona turística de Urdaibai’. Primero habrá que saber exactamente qué quieren hacer, porque no lo han presentado. Y, además, una consulta al respecto a la población no estaría de más, aunque aquí lo de hacer un referéndum provoque ataques de nervios.
Las campañas electorales también van de cultura, artistas, pájaros, atascos en verano, bañadores mojados, zonas saturadas, ecología y, por qué no, cervezas en el paraíso. Esperemos que no sea el paraíso perdido, porque de esos ya tenemos lleno el cupo.