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Duelo clásico entre izquierda y derecha en el convulsionado Ecuador

Luisa González con su segundo, Andres Arauz. (Rodrigo BUENDIA | AFP)

La correísta Luisa González, de Revolución Ciudadana, y el empresario Daniel Noboa, representante de Acción Democrática Liberal (ADN), comienzan a preparar la segunda vuelta de las elecciones presidenciales extraordinarias de Ecuador del 15 de octubre tras unos comicios menos marcados de lo previsto por la crisis de violencia que vive el país y el magnicidio del candidato Fernando Villavicencio.

González, única mujer hasta la fecha que se ha presentado como candidata a unas elecciones presidenciales ecuatorianas, lideraba el recuento con el 33,21% de los votos con el escrutinio al 80,14%. Por detrás de ella, se encontraba Noboa, con el 24% de las papeletas.

El tercer lugar era para la formación de Villavicencio, Movimiento Construye, que registraba el 16,38% de los votos en la candidatura de su sucesor, el periodista Christian Zurita. Le seguía de cerca el francotirador y émulo del salvadoreño Nayib Bukele Jan Topic, con el 14,62%.

Los ecuatorianos acudieron el domingo a las urnas para elegir al sustituto de Guillermo Lasso, quien decidió convocar elecciones anticipadas para evitar su destitución tras ser acusado de corrupción.

Continuidad

Pese a que muchos analistas auguraban posibles corrimientos de votos tras la muerte a tiros en un mitin de Villavicencio el pasado 9 de agosto, «magnicidio» que se atribuye a las maras ecuatorianas, Ecuador afrontará por tercera vez en los últimos años un duelo clásico entre izquierda y derecha.

La primera estará personificada en la abogada socialista Luisa González, delfín declarada del expresidente Rafael Correa (2007-2017).

La segunda estará representada por Daniel Noboa, hijo de un multimillonario totalmente anticorreísta, Álvaro Noboa. Todo ello en un país asolado históricamente por la corrupción –que se usa asimismo como herramienta política contra el adversario–, pero en la que se ha insertado una inseguridad creciente de mano de maras y todo tipo de tráficos, incluido el narco.

Acusado por corrupción, y posteriormente condenado por soborno en un proceso que la izquierda denunció como un ejemplo acabado de lawfare (guerra judicial) en la línea de otras denuncias como la de Lula en Brasil, Correa se fue a Europa tras ceder el testigo a su vicepresidente, Lenín Moreno, quien en 2017 se impuso en la segunda vuelta al exbanquero Guillermo Lasso antes de protagonizar un inesperado giro a la derecha.

Cuatro años después, Lasso se vengó al ganarle al economista Andrés Arauz, ahora compañero de fórmula de la candidata correísta. González aboga por la vuelta al socialismo de su padrino político. Sin pestañear, asegura que su principal asesor en caso de victoria será el carismático Correa, condenado en rebeldía a ocho años de prisión. Eso sí, advierte que será ella la que tome las decisiones.

Empresario bananero

Noboa aspira a convertirse en el presidente más joven en la historia moderna de Ecuador. Y cumplir el sueño de su padre, quien hizo su fortuna con la exportación de bananos y se postuló cinco veces en vano para presidente, notablemente contra Correa.

Casado y padre de dos hijos, el a su vez empresario estudió en las mejores universidades estadounidenses. Su padre le dio la bendición: «Estuviste conmigo, ahora estoy contigo para obtener la merecida victoria».

Quien gane asumirá la Presidencia solo hasta el año 2025, cuando estaba previsto el final de mandato del presunto corrupto Lasso.

No al petróleo de la Amazonía

Los ecuatorianos votaron asimismo a favor de detener la explotación de petróleo de uno de sus mayores yacimientos, situado en el Parque Nacional Yasuní, al que se le considera el corazón de la Amazonía ecuatoriana y uno de los epicentros mundiales de biodiversidad.

El resultado constituye un rotundo triunfo de Yasunidos, el colectivo ambientalista que impulsó esta consulta con el objetivo de proteger el Yasuní, un área extremadamente sensible a cualquier derrame de crudo, y también a los pueblos indígenas en aislamiento voluntario que habitan en el Parque Nacional.

También es una victoria para el movimiento indígena, que se había manifestado mayoritariamente a favor del «Sí», en especial el pueblo indígena de los waorani, la etnia más numerosa que habita este área natural protegida de un millón de hectáreas de extensión.

En el interior de esta reserva natural se han encontrado más de 2.000 especies de árboles y arbustos, 204 de mamíferos, 610 de aves, 121 de reptiles, 150 de anfibios y más de 250 de peces, y también es el hogar de los pueblos indígenas tagaero, taromenane y dugakaeri.

En pleno debate sobre las consecuencias económicas, de  acuerdo al fallo de la Corte Constitucional que dio luz verde a la realización del plebiscito, el Estado tiene un año de plazo para desmantelar las instalaciones, un tiempo que según Petroecuador –la empresa pública que explota el yacimiento–, es materialmente imposible de cumplir por los trabajos y protocolos que hay que aplicar para cerrar pozos y desarmar estructuras.