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Interview
Peio Oria
Responsable Aemet en Nafarroa

«En Nafarroa hemos batido el récord de lluvias de gran intensidad»

La Aemet acaba de cerrar el año agrícola en Nafarroa, el que está vinculado con el ciclo de vida de los cultivos, que comienza con la preparación y las siembras y se cierra con las cosechas. Ni el calor ni las lluvias han reproducido patrones normales.

Peio Oria, responsable de AEMET en Nafarroa. (Iñigo URIZ | FOKU)

Que los últimos doce meses han tenido un clima atípico es algo que ha estado en boca de todos. ¿Hasta qué punto ha sido así?

En cuanto a lluvias, este es el sexto año agrícola más seco que hemos registrado desde el año 71, que es cuando consideramos que ya hay estaciones de medición suficientes como para hacer una comparativa rigurosa. No en toda Navarra, porque hay diferencias. Donde verdaderamente resultó más seco ha sido en la Ribera. En pueblos como Sartaguda o Mendabia, también en Corella y Fitero se ha recogido menos de la mitad del agua que el promedio. En la zona del Bidasoa, sin embargo, ha llovido más de lo normal.

¿Y el calor?

Con diferencia, estamos ante el año agrícola más cálido que hemos registrado. Ahí nuestra capacidad de ir hacia atrás es menor, nos vamos hasta el 1991. Sobre la media de esos 30 años, hemos estado 1,2 grados por encima. Y con respecto a otros años cálidos anteriores, unas tres o cuatro décimas por encima. A algunos les puede parecer poco, pero para Navarra es bastante. 

El clima que tenemos, por tanto, ha empezado a cambiar. 

En cuanto a temperaturas, no hay duda. Lo vemos en registros a largo plazo. La mayoría de los años más cálidos pertenecen a este siglo. Cuatro de los cinco años más cálidos que hemos registrado desde 2015. Sabemos que la temperatura ha subido y sabemos que seguirá subiendo, porque la tendencia es clara. Pero Navarra es una comunidad muy pequeña y, aun así, con diferencias notables. No está cambiando igual el área de influencia mediterránea que la de la vertiente cantábrica, aunque lógicamente la tendencia en todo el planeta esté empujando a ambas. 

«No está cambiando igual el área de influencia mediterránea que la de la vertiente cantábrica»

La temperatura es un factor, pero ¿qué puede decirme de las lluvias y las tormentas de los últimos meses?

Lo primero, lo más destacable, es que el patrón de lluvias se ha visto muy alterado. El anterior año, el 2022, fue el más seco que registramos, y con diferencia. El pasado invierno fue muy seco. En febrero, en marzo, en abril... ni una gota se podría decir. Parecía que estábamos, otra vez, en un año donde se batirían todos los récord, que superaríamos al 2022. De repente, a mediados de mayo y durante un mes se sucedieron muchos días de tormenta con temperaturas altas.

Prácticamente se registraron tormentas a diario en Nafarroa durante más de un mes. Algunas produjeron daños. Sin embargo, la verdad es que todo eso sirvió para aliviar la situación de sequía y los pantanos lo agradecieron. Hay que decir que, cuando llueve en verano, es normal que lo haga en forma de tormenta. Lo que no es normal es que caiga tanta agua. 

¿Los episodios de lluvias torrenciales también son más comunes?

Responder a eso es difícil. No tenemos gran trayectoria de datos. Sí que este año hemos batido el récord de lluvias de gran intensidad, donde en pocos minutos cae una cantidad importante de litros. Hacen falta estaciones de medición automáticas capaces procesar el dato en escalas de tiempo cortas. Tenemos datos de calidad prácticamente desde el arranque de siglo, que es desde cuando somos capaces de medir cada diez minutos. Pero, desde que contamos con esos datos, nunca hemos medido tantas precipitaciones intensas y así de copiosas en intervalos de pocos minutos, de 10, 20 o 30 minutos.

«Las tormentas han predominado sobre las lluvias de tipo frontal que son mejores para el campo»

En este año agrícola podemos decir que se ha invertido el patrón. Las lluvias de origen tormentoso han predominado a aquellas de tipo frontal, de borrasca, que, por otra parte, son mejores para el campo, porque cae más agua y mejor repartida. Por otro lado, cuando caen tormentas o granizo en tiempo de recogida, se pueden producir daños cuantiosos. 

Aunque este verano tormentoso haya paliado los datos anuales, las plantas y los cultivos de secano, el cereal, necesitan el agua en invierno, no en verano. 

El campo necesita el agua cuando la necesita. En noviembre, en primavera... Este año no ha caído una gota en los meses claros. Pero, insisto, hay una diferencia enorme entre lo que sucede en el área del Cantábrico y lo que sucede en el Mediterráneo.

¿El clima que se ha registrado se parece cada vez más al de algún otro punto de la Península? ¿Se podría decir que cada vez somos más como...?

Hemos visto que en los últimos doce meses la lluvia de tipo mediterráneo parece haber ganado protagonismo. La zona oriental de Navarra, el Pirineo, Sangüesa... ha sido la más influenciada por este clima. Y ese tipo de frentes parecen haber desplazado a los otros, a la borrasca.

Destacaría también que las tormentas se han producido en ambientes muy cálidos, que han recordado casi a las tormentas tropicales. Un episodio como el vivido con tormentas cálidas durante cinco semanas aquí, desde luego, no es un fenómeno normal. Fueron, además, días con temperaturas muy altas, con mucha evaporación. Todo esto va a haciendo que el régimen de precipitaciones que complique. Apunta a que cada vez los fenómenos que considerábamos extremos van a resultar más comunes.